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Edición 359 | ||||
Escrito por Juan Ramón Jiménez De León | ||||
Jueves, 22 de Junio de 2017 09:02 | ||||
Mientras en nuestro vecino del norte se gesta un amplio movimiento nazi-fascista muy peligroso, acá seguimos como si nada pasara. Después del asesinato de Kennedy, en 1963, se fue gestando un movimiento conservador que llegó a la cúspide de su poder en los años 70, donde la pandilla nixoniana de George Bush padre, Richard Cheney, George Schultz y Ann L Armstrong (la única mujer), liderados por Henry Kissinger, el tenebroso Dr. No, crearon una pandilla que se renovaría y adecuaría a los tiempos de Reagan, los Bushes (George Padre e Hijo), los Clinton y con Barack Obama-el primer presidente de color negro por fuera, blanco por dentro; con la llegada intempestiva de Donald Trump en 2017, todo está cambiando velozmente hacia una derecha militante en donde empiezan a resurgir las milicias patrióticas de tinte neonazi.
Contra el poder federal El fenómeno social de las llamadas milicias patrióticas pululan ya por todo Estados Unidos y están creciendo con la llegada de Donald Trump a la presidencia, todos ellos se están uniendo en una Confederación Patriótica de Milicias Armadas, que buscan desmantelar la burocracia federal a la que consideran su enemigo mortal, quien quiera que ocupe la Casa Blanca, y son parte del entramado legal de la estructura de poder federal, el Pentágono y todas las 35 agencias de inteligencia centralizadas en la NSA, el complejo financiero de Wall Street y la dupla diabólica del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional más la FED (o el Banco de la Reserva Federal, descentralizada en 12 regiones y bajo control de los banqueros privados), y toda la maraña de instituciones alrededor de la Casa Blanca y el Capitolio.
El resentimiento se acentúo con la promulgación, durante el gobierno de Bill Clinton, de la "Ley Brady" (prevención de la violencia armada) en 1993y la Prohibición Federal de Armas de Asalto (1994), regulaciones que según los milicianos son contrarias a la Segunda Enmienda Constitucional. Muchos de los partidarios del lobby del derecho a poseer armas encabezados por la Asociación Nacional del Rifle, empezaron a ver con simpatía algunas de las posiciones de las milicias. Los más radicales percibieron esas leyes como una tentativa de desarmar al pueblo norteamericano y un paso preliminar a una invasión por tropas de la ONU y el establecimiento del gobierno de los Bildenberg, que se le ha llamado Nuevo Orden Mundial.
Odio al gobierno En esencia las milicias proponen que cada estado federal tenga autogestión donde los impuestos se deben de distribuir 60% local (condados que son los equivalentes a municipios), 20% al estado federado y solo 20% debe de entregarse a Washington DC.
En los tiempos que corren, el Parque Natural de Malheur, en Oregón, es un museo al aire libre de grupos armados. De todas partes han llegado hombres con rifles, pañuelos a la cabeza y chalecos antibalas. Se bajan de sus 'pick up' y motos donde lucen nombres rimbombantes como Ciudadanos por la Libertad Constitucional, o la Red Patriótica del Pacífico, que reúne a grupos de 18 estados de la Unión Americana que ondean la bandera de la Secesión. Las milicias patrióticas son la reencarnación de la serie de movimientos rurales que iniciaron en el verano de 1992, donde un neonazi, acusado de poseer y vender armas ilegales, se atrincheró con su familia y sus compinches en una cabaña en Ruby Ridge. Cuando la policía de Idaho fue por él, se desencadenó una balacera que duró 11 días y acabó con varios muertos, entre ellos la esposa del acusado, derribada por un francotirador mientras sostenía a su bebé en brazos; y luego vendría la masacre de Waco, Texas en 1993, donde losDavidianos, una secta cristiana que esperaba el Apocalipsis recibieron un aviso de la policía de desarmarse.
Incidentes Las autoridades siguieron una táctica de apaciguamiento implementada a través de un "Grupo de Respuesta a Incidentes Críticos" (CIRG) dentro del Departamento de Justicia y tras 81 días de negociaciones lograron que el líder del movimiento abandonara la propiedad y poco después la rendición del resto de los alzados. Otro incidente del mismo tipo sucedió en "Fort Davis" Texas en 1997, cuando un grupo de la milicia de la República de Tejas proclamó la independencia de ese estado y llamó a crear la Republica de Texico, tomó rehenes para demandar que los líderes del grupo fueran reconocidos como la autoridad legítima de la nueva república y la libertad de Robert J. Scheidt, en arresto bajo acusación de posesión de armas ilegales. El jefe del grupo, Richard McLaren, declaró que se encontraban en "estado de guerra" con el gobierno federal. La propiedad fue rodeada por fuerzas de la policía local y estatal, junto a Rangers de Texas y el FBI. Después de una semana de sitio, los milicianos se rindieron y McLaren y otros cuatro fueron encarcelados. En 2001 el movimiento de milicias evolucionó hacia la Conspiración terrorista de los supremacistas blancos (2002) —ligado a la "Orden Blanca de Thule" de inspiración hitleriana y la Conspiración del gas venenoso (2003) por miembros de la "Milicia de New Jersey", cuyas actividades llamaban hacia "la resistencia al estado dictador y multi racial", el movimiento pasó de un auge, en 1996, de 856 grupos a uno centralizado en la Milicia de Michigan el cual llegó a tener hasta 50,000 adeptos con estructura y entrenamiento militar. Los elementos más extremistas de ese y otros grupos formaron una nueva agrupación —the North American Militia— que llegó a tener tanto poder que sus líderes; Brad Metcalf yRandy Graham, fueron posteriormente encarcelados por 40 y 55 años respectivamente, acusados de terrorismo contra oficiales del gobierno y de evasión de impuestos. Multiplicación de milicias Con la llegada a la presidencia de Barack Obama en 2008, la milicia se multiplicó por ocho; de 42 grupos registrados subieron a 335, pues temían el ascenso de las panteras negras, de los grupos ambientalistas, de los defensores de derechos humanos, de los de la liga LGBT y del sindicalismo rojo.
Temor al desastre ambiental En diciembre de 2016, el entonces presidente Barack Obama tomó la decisión humanitaria y ambientalista de detener la construcción del gigantesco oleoducto en Dakota del Norte, que pasa por debajo del Lago Oahe, un embalse del río Missouri en las tierras indígenas sioux, donde tras semanas de protestas reunidos bajo el lema "el agua es vida", denunciaron que el oleoducto amenazaba el suministro del vital líquido de la tribu y profanaba sus tierras sagradas. Muchos temían que una fuga en la tubería pudiera causar un desastre ambiental.
La activista Amy Goodman de Democracy Now, una organización popular a nivel de Estados Unidos, fue fuertemente golpeada en el campo de resistencia Oceti Sakowin, de Dakota del Norte adonde fueron llegando apoyos de todo Estados Unidos, incluida la hija mayor del presidente Obama, personalidades de Hollywood, y ex militares de ascendencia sioux quienes derrotaron a los promotores del fracking, en la demanda ante tribunales, los sioux esgrimen que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, propietario de los terrenos, no siguió el procedimiento adecuado cuando autorizó la construcción de la infraestructura porque vulnera leyes federales de protección histórica. En Iowa, otro Estado que cruza el oleoducto, granjeros también han llevado el proyecto a los tribunales sin mayor éxito. La compañía constructora, Energy Transfer Partners, con sede en Texas, negó que sus trabajadores destruyeran terrenos de significado cultural y argumentaba que tomó precauciones para ¡¡evitarlo!! El oleoducto, con un presupuesto de 3,700 millones de dólares, prevé transportar 470,000 barriles de petróleo al día desde los campos de extracción de Dakota del Norte, epicentro del fracking, a Illinois, donde las tuberías se incorporarían a otros oleoductos. Sin embargo, el recién electo presidente Donald Trump firmó en sus primeros 100 días, dos decretos que autorizan avanzar en la construcción de los oleoductos Keystone XL y Dakota, lo que a corto plazo será otro punto de conflicto entre el campo y la ciudad capital de los Estados Unidos, Washington. Los milicianos encontraron un terreno fértil para su posición derechista y muchos se sumaron al movimiento Alter Right (Derecha Alternativa) de la milicia del neonazi Richard Spencer quien saluda al estilo nazi con un Heil Trump, también se han sumado los trumpistas del Tea Party financiado por los plutocráticos hermanos Koch de Dallas, mientras los antiguos straussianos de los regímenes posteriores al reaganismo, antes denominado neocons (neo conservadores), no buscan el derrocar al gobierno, como la Alter Right sino consolidarlo como un Estado Totalitario quitando leyes de protección al medio ambiente, a las minorías, al empleo y su seguridad social, a la educación pública, a la salud pública, entre otras cosas, y aquí es donde ya existe un conflicto de posiciones entre unos y otros, donde los straussianos son superiores en dinero, instituciones y posiciones dentro del gobierno federal que la alter right más fuerte en el campo que en la ciudad. Sin embargo, es muy preocupante el ascenso de la ultra right más fascista, xenofóbica y racista que los milicianos patriotas y los straussainos, pues la ultra right es enemiga jurada del feminismo Ferguson Insurrection, del movimiento transgenero o LGBT, del movimiento negro pacifista de Black Lives Matter, su odio es visceral hacia los judíos —hay un encono especial hacia el financiero George Soros— y a quienes consideran los dueños de Wall Street y del sector bancario y financiero de Estados Unidos, una aversión y confrontación racial hacia las comunidades mexicanas a las que llaman barrios de cucarachas, hacia los asiáticos y en especial hacia los chinos a quienes ven como el naciente imperio al que hay que combatir, hacia las comunidades árabes, pues temen al resurgimiento de las Panteras Negras y el Movimiento Radical de los Musulmanes Negros de Malcom X, detestan y combaten en las calles a los homosexuales, a los anarquistas, a los comunistas y socialistas, a los activistas de izquierda y a los académicos keynesianos. Los ultras quieren establecer estados étnicamente blancos, con reservaciones para los no-blancos, expulsar a todos los extranjeros, militarizar fronteras, ellos se llaman a sí mismos Identitarians. Y aunque toleran a los miembros del American Nazi Party, a David Duke, cabeza del Viejo KKK, a Tom Metzger del White Aryan Resistance, al Creativity Movement que es un movimiento religioso de la nueva generación tecno como la cienciología a la que pertenecen John Travolta y Tom Cruise, a los Holocaust Deniers que no creen en el holocausto judío, a las milicias patrioteras, a los supremacistas cabezas rapadas, y a los motociclistas pandilleros, no concuerdan en todo con ellos y los consideran aliados estratégicos, por eso están llamando a una revolución encabezada por la Nationalist Alliance, que es una fusión entre el National Socialist Movement (NSM) y el Worker Party/Youth Network (TWP/TYN), cuyo slogan es “100% socialista, 100% nacionalista o sea nacionalsocialista.” Este movimiento está encabezado por el joven de 25 años, Matthew Heimbach.
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