Edición 410 |
EN EL ALTO KARABAJ, LA OTAN APOYA ‎
A TURQUÃA,
PERO BUSCA ELIMINAR ‎A ERDOGAN
Thierry Meyssan*
EN EL CONFLICTO DEL ALTO KARABAJ, el derecho contemporáneo se vuelve contradictorio ‎según el enfoque que se adopte —desde el punto de vista de la propiedad del territorio o ‎el de la autodeterminación de un pueblo—. Utilizando ese equÃvoco, la “nación†turca ‎‎(TurquÃa y Azerbaiyán) acaba de atacar ese territorio, autoproclamado independiente ‎aunque vinculado de hecho a la República de Armenia.
RUSIA YA ANUNCIÓ su intención ‎de atenerse a sus compromisos internacionales y defender Armenia si ese paÃs es ‎atacado, aunque la seguridad nacional rusa no tiene nada que ver con el conflicto del Alto ‎Karabaj. A partir de ahÃ, queda por determinar si TurquÃa está actuando por orden de ‎los paÃses occidentales o si es una iniciativa propia… que sus propios aliados ‎pudieran utilizar contra ella.
‎El genocidio contra los armenios —perpetrado en 1894-1895 por los otomanos y ‎posteriormente por los turcos, desde 1915 hasta 1923— apuntaba a acabar con la población ‎no musulmana de TurquÃa. Azerbaiyán afirma no estar implicado en el ataque contra ‎la catedral de Shusha.
Continúan los combates iniciados el 27 de septiembre de 2020 en el Alto Karabaj. Es evidente la ‎superioridad de las fuerzas azerbaiyanas, tanto en número de efectivos como en armamento. ‎La primera lÃnea de defensa de la autoproclamada República de Artsaj fue literalmente arrollada ‎por la ofensiva, pero las dos siguientes aún resisten. Las pérdidas materiales son muy importantes, ‎incluso del lado azerbaiyano. Por el momento es difÃcil determinar con precisión las pérdidas ‎humanas pero el número de muertos ya es muy elevado.
El presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, anuncia su intención de continuar la ofensiva hasta la ‎victoria, o sea hasta recuperar el Alto Karabaj, y cuenta con el apoyo del presidente turco, Recep ‎Tayyip Erdogan. Pakistán también ha expresado su respaldo a Azerbaiyán, pero niega haber ‎enviado soldados al Alto Karabaj. De hecho, todos los paÃses miembros del Consejo de ‎Cooperación de los Estados de Habla Túrquica han expresado su apoyo al «Pueblo de los ‎Dos Estados» (Azerbaiyán y TurquÃa). ‎
Del lado armenio, el apoyo de la diáspora armenia en Occidente ha creado un consenso internacional de ‎condena contra la ofensiva azerbaiyana —aunque el gobierno de Bakú dice no haber atacado el ‎Alto Karabaj—. A la cuestión de la autoproclamada República de Artsaj se agrega la de Armenia. ‎Aunque es notorio que soldados armenios participan en los combates, hasta ahora no parece que ‎las hostilidades se hayan extendido al territorio de la República de Armenia. ‎
En el plano diplomático, el Grupo de Minsk de la OCDE —copresidido por Estados Unidos, Francia ‎y Rusia— emitió inútilmente varios llamados al cese de las hostilidades, después de haberse ‎mantenido inactivo desde su creación, en 1992. Actualmente acaba de organizar una mediación ‎en Ginebra, aunque sin participación de Armenia. ‎
En cuanto a la posición de Francia, aunque este paÃs es copresidente del Grupo de Minsk, ParÃs ‎sigue enfrentándose a Ankara en todo tipo de temas —desde la delimitación de las zonas de ‎exclusividad económica en el Mediterráneo hasta la situación en Libia y pasando por el tema del ‎laicismo en la sociedad—. Sin embargo, el presidente francés Emmanuel Macron trata de ‎no abordar la cuestión de la ocupación turca en Chipre, en Irak y en Siria, a pesar de que estos ‎últimos asuntos mucho más importantes que los anteriores. Francia ha llegado incluso a exigir ‎explicaciones de TurquÃa sobre el traslado de los yihadistas del llamado «Ejército Sirio Libre»…, ‎que ParÃs creó, armó y dirigió en su momento utilizándolo contra la República Ãrabe Siria. ‎
Las potencias medias evitan a toda costa tomar partido, en la medida en que casi todas ‎prefieren no enemistarse con un poderoso Estado petrolero sólo por parecer apoyar a ‎los armenios. Sin embargo, debido al pasado genocida del Estado turco —pasado que TurquÃa ‎sigue negando— será moralmente imposible seguir callando por mucho tiempo. Antes de que ‎se pronunciara Qatar —paÃs que alberga una base militar turca—, el secretario general de la Liga ‎Ãrabe condenó a TurquÃa. Y Siria también lo hizo a través del presidente Bachar al-Assad, quien ‎aprovechó la ocasión para recordar los crÃmenes de Ankara contra el pueblo sirio [1].
En conclusión, la probable derrota de la República de Artsaj y la posible masacre de sus habitantes ‎parecen cada vez más cercanas, Estados Unidos sigue aparentando mantenerse neutral, los ‎paÃses occidentales y los árabes apoyan a Armenia y sólo los Estados turcoparlantes respaldan ‎abiertamente a Azerbaiyán y TurquÃa. ‎
‎La hipótesis de la trampa
‎Se mantiene en pie la hipótesis de una trampa montada por Washington para que el presidente ‎turco Erdogan cometa un error fatal para él, como sucedió en su momento con el presidente ‎iraquà Saddam Hussein. Vale la pena recordar que en 1990-1991, April Gaspie, la embajadora de ‎Estados Unidos en Irak, dio luz verde a la invasión de Kuwait, que 5 meses después fue objeto ‎de una condena unánime en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo cual dio paso a la Operación ‎Tormenta del Desierto. Por ahora, sólo han pasado dos semanas desde el inicio de las ‎hostilidades en el Alto Karabaj.
Fue difÃcil transformar la imagen del presidente Saddam Hussein en sólo meses. Saddam Hussein ‎habÃa sido agente de la CIA —reclutado en su juventud, mientras hacÃa sus estudios—. HabÃa ayudado ‎en una intentona golpista de la Hermandad Musulmana en Siria, a pedido de los paÃses ‎occidentales. HabÃa dirigido una larga guerra contra Irán, también a pedido de Occidente, y ‎se creÃa indispensable para sus padrinos. Asà que Washington publicó documentos para ‎demostrar que habÃa asesinado u ordenado asesinar a varias personas de su entorno. Pero eso ‎no era suficiente, habÃa que convertir al déspota oriental en culpable de crÃmenes en masa. En ‎ese proceso fue crucial el falso testimonio de una falsa enfermera kuwaità ante el Congreso de ‎Estados Unidos para “demostrar†que, por orden del tirano, el ejército iraquà sacaba recién ‎nacidos prematuros de sus incubadoras para dejarlos morir cruelmente. ‎
En el caso de Azerbaiyán todo será más fácil. Bastará con desenterrar las pruebas del genocidio ‎perpetrado contra los armenios —un hecho histórico que los turcos siguen negando— para ‎convencer a la opinión público de que existe un serio riesgo de que se perpetre una nueva ‎masacre, sobre todo cuando el mundo ya sabe que la catedral de Shusha ha sido blanco de ‎‎2 misiles de alta precisión. Azerbaiyán dice no haber disparado esos misiles, lo cual pudiera ser ‎cierto, implicando entonces que haya un tercero que maneja los hilos del conflicto. ‎De comprobarse la implicación de Bakú en esa violación del derecho internacional humanitario, ‎la intención genocida del acto serÃa imposible de ignorar, dado el precedente del genocidio ‎perpetrado contra los armenios en 1894-1895 y desde 1915 hasta 1920, organizado precisamente ‎a causa de la religión de esa población. ‎
‎Se cierra la trampa
‎En un esfuerzo por evitar la agravación del conflicto, el presidente ruso, Vladimir Putin, organizó —‎el 9 de octubre en Moscú— una negociación entre los ministros de Exteriores de Azerbaiyán y ‎Armenia, enviando además su primer ministro a Ereván. Al cabo de 6 horas de negociaciones, ‎las partes firmaron un alto al fuego para las 12 del dÃa del 10 de octubre. El acuerdo estipulaba ‎intercambios de prisioneros y de restos mortales entre las partes y la reanudación de ‎negociaciones de paz bajo la égida del Grupo de Minsk de la OSCE. ‎
Antes de la entrada en vigor del alto al fuego hubo un intenso bombardeo artillero contra la ‎pequeña ciudad de Hadrut, cuya reconquista habÃa sido apresuradamente proclamada desde Bakú. También hubo un gran ataque con uso de drones cuyo objetivo era, ‎evidentemente, consolidar en el último momento las posiciones conquistadas. ‎
En definitiva, el alto fuego duró… 5 minutos. A las 12:05 horas, Azerbaiyán arremetÃa ‎nuevamente contra la ciudad de Hadrut. ‎
Según la parte armenia, Azerbaiyán bombardeó entonces la ciudad de Kaplan, en territorio de la ‎República de Armenia. Si esto quedara demostrado, la Organización del Tratado de Seguridad ‎Colectiva (OTSC) deberÃa intervenir en defensa de la República de Armenia. Rusia deberÃa ‎demostrar la implicación de TurquÃa —implicación de la que nadie duda— para poner a la OTAN en ‎un dilema: apoyar a TurquÃa —y desatar la Tercera Guerra Mundial— o sacar a Ankara de la alianza ‎atlántica. ‎
Dado el hecho que prácticamente todos los miembros de la OTAN ya encuentran insufrible al ‎presidente turco Erdogan, este personaje deberÃa convertirse entonces en el nuevo enemigo ‎público número uno.
Pero también es posible que las cosas sean todavÃa más complicadas. La propaganda ‎internacional de la parte azerbaiyana está actualmente en manos del Nizami Ganjavi ‎International Center, que actúa bajo el control de la OTAN [2]. No está de más recordar que ‎Washington ya ha tratado de derrocar —incluso de asesinar— al presidente Erdogan y que, al mismo tiempo, el ‎ejército turco sigue siendo un valiosÃsimo componente para la alianza atlántica.
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