DE LA INICIATIVA MÉRIDA
A SEMBRANDO VIDA
Norberto Hernández Montiel
Iniciativa Mérida, una de las más escandalosas renuncias a la soberanía nacional de la historia reciente de México.
En estas fechas memorables, previas a la Cumbre de las Américas, conviene recordar acontecimientos y comparar sexenios. Gerard Ungerman y Audrey Brohy, en su documental Plan Colombia, exponen los horrores de la intervención estadounidense en ese país.
LOS HECHOS que ensangrentaron suelo colombiano se dieron a partir de una solicitud de ayuda que le hizo al gobierno estadounidense el ex presidente Andrés Pastrana (gestión 1998-2002), debido a la severa crisis económica que empujaba a los agricultores colombianos a producir plantas de coca.
El acuerdo, suscrito por Pastrana y el ex presidente de Estados Unidos, William Clinton, se comenzó a instrumentar en 1999. El entonces embajador de Estados Unidos en Colombia, James H. Williams, aseguraba que ambos gobiernos habían desarrollado “lo que vemos como una estrategia integral para tratar de reducir la producción y el tráfico de cocaína”.
Con base en ese planteamiento consideraban esencial “el desarrollo alternativo, para darles a los pequeños cultivadores de coca una alternativa económica genuina, viable a nivel económico y ambiental”. A pesar de esta declaración, los estadounidenses tradujeron su asistencia en el envío de armas, helicópteros artillados y asesores castrenses.
WILLIAM HARTUNG, autor de Los profetas de la guerra, entrevistado en el documental, aseguró que “para dar una idea de las prioridades en el Congreso (de Estados Unidos), cuando se debatió el Plan Colombia, el mayor problema fue cuántos helicópteros deberían ser construidos en Texas por Bell Helicopter Textron o Sikorsky, en Connecticut, en vez de discutir si era posible la intervención militar o cuál sería su impacto en la población colombiana (…) fue uno de los momentos más indignos en el debate de una política exterior”.
El mismo escritor aseguró que esta estrategia “no es un plan de ayuda, sino de subsidio al complejo militar industrial de Estados Unidos”.
¿Por qué recordar el Plan Colombia y dedicarle tantas líneas? Esto se debe a que en nuestro país se replicó, con el nombre de Iniciativa Mérida, e implicó una de las más escandalosas renuncias a la soberanía nacional de la historia reciente.
En esta vergüenza estuvieron involucrados tanto Vicente Fox como Felipe Calderón, desde 2006. Según publicó el periodista José Reveles (Revista Zócalo, septiembre de 2011) hubo también una reunión entre generales del Pentágono con empresarios y líderes políticos de Florida en mayo de 2009, en la cual se abordó el involucramiento de boinas verdes en operaciones antinarcóticos que se llevaron a cabo en 18 países, entre ellos México.
Plan Mérida
Las instituciones estadounidenses que participaron en la Iniciativa Mérida, puesta en marcha el 30 de junio de 2008, fueron, además del Pentágono, la CIA, la DEA, los departamentos de Estado y Justicia, el FBI y el Consejo Nacional de Seguridad. Con los panistas a cargo de la Presidencia de México, ya no había para qué enmascarar el carácter castrense del plan.
Es necesario que recordemos estos hechos, que enlutaron centenas de miles de hogares mexicanos, ante la perspectiva que planteó el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su gira por Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba.
AMLO, frente al mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, después de hablar del arduo proceso de pacificación de El Salvador —pasando por el periodo de la guerrilla, el reconocimiento del Frente Fabarundo Martí para la Liberación Nacional y los acuerdos del Grupo de Contadora— indicó que ahora “tenemos desafíos distintos a la guerra” y están relacionados con “la lucha contra la pobreza, la desigualdad, el desempleo, la marginación, que son las raíces profundas de la inseguridad, la migración y otras desdichas”.
Reconoció a Bukele que “El Salvador sea la nación centroamericana en la que más ha avanzado la aplicación de los programas ‘Sembrando Vida’ y ‘Jóvenes Construyendo el Futuro’”. El primero, explicó, ofreció a diez mil agricultores de diez departamentos, 18 por ciento mujeres y 81 por ciento hombres, “la posibilidad de mejorar su calidad de vida impulsando la producción en sus parcelas mediante ayudas monetarias mensuales de 250 dólares, acompañamiento técnico para la siembra de milpas, hortalizas, árboles frutales y maderables, así como el establecimiento de 40 biofábricas y 300 sistemas de pequeños mecanismos o formas de riego”.
Evaluó esta acción: 99 por ciento de los beneficiarios incrementó su autoconsumo de productos agrícolas; 34 por ciento logró un impacto positivo en el cuidado del medio ambiente; 99.1 por ciento consideró que el acompañamiento técnico le ayudó a mejorar las prácticas de cultivo; de 55 por ciento que había pensado en migrar antes de afiliarse al programa, el porcentaje se redujo a 0.6 por ciento; 77 por ciento mejoró su alimentación; 75 por ciento incrementó sus ingresos y aparte de los 10 mil participantes directos, el programa generó 21 mil 256 empleos indirectos.
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Respecto a “Jóvenes Construyendo el Futuro”, indicó que en México hay dos millones 500 mil beneficiarios que trabajan como aprendices en empresas, comercios, o el campo y se alejan de las conductas antisociales; “estamos quitándoles el semillero a las bandas”, y logrando que la juventud tenga posibilidad de estudiar y trabajar. En El Salvador 10 mil jóvenes reciben este apoyo.
De ellos, 44 por ciento son mujeres y 56 por ciento hombres, con ingresos de 180 dólares mensuales para capacitación laboral en 427 centros laborales.
Con base en estos resultados, López Obrador espera que el gobierno y el Congreso de Estados Unidos “terminen por entregar los cuatro mil millones de dólares que el presidente (Joe) Biden ofreció invertir en estos programas, de modo que puedan ampliarse en los tres países de América Central”.
No obstante, ni AMLO ni Bukele esperarán a que estos recursos lleguen de Estados Unidos, por lo cual anunció que, a propuesta del presidente salvadoreño, se incrementará al doble el monto de ambos programas “y vamos a aportar la misma cantidad el gobierno de El Salvador y el gobierno de México”.
Refirió que Estados Unidos es corresponsable del fenómeno migratorio, dado que es protagonista de éste, y propuso que modifique sus políticas al respecto y ayude a combatir las condiciones que obligan a millones de centroamericanos a abandonar sus lugares de residencia, porque “toda persona tiene derecho a permanecer en el país en que nació”.
Todavía falta hablar de otras áreas, como los llamados que AMLO hizo desde Cuba, pero quedan pendientes. Es importante resaltar estas diferencias en la visión del ejercicio político entre López Obrador y los últimos presidentes del antiguo régimen.
DE LA INICIATIVA MÉRIDA
A SEMBRANDO VIDA
Norberto Hernández Montiel
Iniciativa Mérida, una de las más escandalosas renuncias a la soberanía nacional de la historia reciente de México.
En estas fechas memorables, previas a la Cumbre de las Américas, conviene recordar acontecimientos y comparar sexenios. Gerard Ungerman y Audrey Brohy, en su documental Plan Colombia, exponen los horrores de la intervención estadounidense en ese país.
LOS HECHOS que ensangrentaron suelo colombiano se dieron a partir de una solicitud de ayuda que le hizo al gobierno estadounidense el ex presidente Andrés Pastrana (gestión 1998-2002), debido a la severa crisis económica que empujaba a los agricultores colombianos a producir plantas de coca.
El acuerdo, suscrito por Pastrana y el ex presidente de Estados Unidos, William Clinton, se comenzó a instrumentar en 1999. El entonces embajador de Estados Unidos en Colombia, James H. Williams, aseguraba que ambos gobiernos habían desarrollado “lo que vemos como una estrategia integral para tratar de reducir la producción y el tráfico de cocaína”.
Con base en ese planteamiento consideraban esencial “el desarrollo alternativo, para darles a los pequeños cultivadores de coca una alternativa económica genuina, viable a nivel económico y ambiental”. A pesar de esta declaración, los estadounidenses tradujeron su asistencia en el envío de armas, helicópteros artillados y asesores castrenses.
WILLIAM HARTUNG, autor de Los profetas de la guerra, entrevistado en el documental, aseguró que “para dar una idea de las prioridades en el Congreso (de Estados Unidos), cuando se debatió el Plan Colombia, el mayor problema fue cuántos helicópteros deberían ser construidos en Texas por Bell Helicopter Textron o Sikorsky, en Connecticut, en vez de discutir si era posible la intervención militar o cuál sería su impacto en la población colombiana (…) fue uno de los momentos más indignos en el debate de una política exterior”.
El mismo escritor aseguró que esta estrategia “no es un plan de ayuda, sino de subsidio al complejo militar industrial de Estados Unidos”.
¿Por qué recordar el Plan Colombia y dedicarle tantas líneas? Esto se debe a que en nuestro país se replicó, con el nombre de Iniciativa Mérida, e implicó una de las más escandalosas renuncias a la soberanía nacional de la historia reciente.
En esta vergüenza estuvieron involucrados tanto Vicente Fox como Felipe Calderón, desde 2006. Según publicó el periodista José Reveles (Revista Zócalo, septiembre de 2011) hubo también una reunión entre generales del Pentágono con empresarios y líderes políticos de Florida en mayo de 2009, en la cual se abordó el involucramiento de boinas verdes en operaciones antinarcóticos que se llevaron a cabo en 18 países, entre ellos México.
Plan Mérida
Las instituciones estadounidenses que participaron en la Iniciativa Mérida, puesta en marcha el 30 de junio de 2008, fueron, además del Pentágono, la CIA, la DEA, los departamentos de Estado y Justicia, el FBI y el Consejo Nacional de Seguridad. Con los panistas a cargo de la Presidencia de México, ya no había para qué enmascarar el carácter castrense del plan.
Es necesario que recordemos estos hechos, que enlutaron centenas de miles de hogares mexicanos, ante la perspectiva que planteó el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su gira por Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba.
AMLO, frente al mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, después de hablar del arduo proceso de pacificación de El Salvador —pasando por el periodo de la guerrilla, el reconocimiento del Frente Fabarundo Martí para la Liberación Nacional y los acuerdos del Grupo de Contadora— indicó que ahora “tenemos desafíos distintos a la guerra” y están relacionados con “la lucha contra la pobreza, la desigualdad, el desempleo, la marginación, que son las raíces profundas de la inseguridad, la migración y otras desdichas”.
Reconoció a Bukele que “El Salvador sea la nación centroamericana en la que más ha avanzado la aplicación de los programas ‘Sembrando Vida’ y ‘Jóvenes Construyendo el Futuro’”. El primero, explicó, ofreció a diez mil agricultores de diez departamentos, 18 por ciento mujeres y 81 por ciento hombres, “la posibilidad de mejorar su calidad de vida impulsando la producción en sus parcelas mediante ayudas monetarias mensuales de 250 dólares, acompañamiento técnico para la siembra de milpas, hortalizas, árboles frutales y maderables, así como el establecimiento de 40 biofábricas y 300 sistemas de pequeños mecanismos o formas de riego”.
Evaluó esta acción: 99 por ciento de los beneficiarios incrementó su autoconsumo de productos agrícolas; 34 por ciento logró un impacto positivo en el cuidado del medio ambiente; 99.1 por ciento consideró que el acompañamiento técnico le ayudó a mejorar las prácticas de cultivo; de 55 por ciento que había pensado en migrar antes de afiliarse al programa, el porcentaje se redujo a 0.6 por ciento; 77 por ciento mejoró su alimentación; 75 por ciento incrementó sus ingresos y aparte de los 10 mil participantes directos, el programa generó 21 mil 256 empleos indirectos.
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Respecto a “Jóvenes Construyendo el Futuro”, indicó que en México hay dos millones 500 mil beneficiarios que trabajan como aprendices en empresas, comercios, o el campo y se alejan de las conductas antisociales; “estamos quitándoles el semillero a las bandas”, y logrando que la juventud tenga posibilidad de estudiar y trabajar. En El Salvador 10 mil jóvenes reciben este apoyo.
De ellos, 44 por ciento son mujeres y 56 por ciento hombres, con ingresos de 180 dólares mensuales para capacitación laboral en 427 centros laborales.
Con base en estos resultados, López Obrador espera que el gobierno y el Congreso de Estados Unidos “terminen por entregar los cuatro mil millones de dólares que el presidente (Joe) Biden ofreció invertir en estos programas, de modo que puedan ampliarse en los tres países de América Central”.
No obstante, ni AMLO ni Bukele esperarán a que estos recursos lleguen de Estados Unidos, por lo cual anunció que, a propuesta del presidente salvadoreño, se incrementará al doble el monto de ambos programas “y vamos a aportar la misma cantidad el gobierno de El Salvador y el gobierno de México”.
Refirió que Estados Unidos es corresponsable del fenómeno migratorio, dado que es protagonista de éste, y propuso que modifique sus políticas al respecto y ayude a combatir las condiciones que obligan a millones de centroamericanos a abandonar sus lugares de residencia, porque “toda persona tiene derecho a permanecer en el país en que nació”.
Todavía falta hablar de otras áreas, como los llamados que AMLO hizo desde Cuba, pero quedan pendientes. Es importante resaltar estas diferencias en la visión del ejercicio político entre López Obrador y los últimos presidentes del antiguo régimen.
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