Oportunidad
de integración y soberanía
Salvador Martínez García
La participación de México en el concierto mundial por parte del actual régimen se había contraído.
México y Cuba han mantenido a lo largo de los años una sólida relación ininterrumpida, aunque no carente de fricciones o diferencias entre sus gobiernos; no así entre sus pueblos, cuyos lazos culturales y sociales se muestran inquebrantables.
LA RECIENTE VISITA del presidente Andrés Manuel López Obrador a Cuba refrenda la más estrecha comunión entre los dos países, separados apenas por unas millas del mar Caribe, y fortalece la posición de ambas naciones ante la aún potencia más grande del mundo, Estados Unidos.
Lejos ya de aquellas tristes escenas del “comes y te vas”, en las que Vicente Fox fue exhibido por Fidel Castro, o de las frías relaciones con Felipe Calderón y Enrique Peña, hoy la unión con Cuba se da con López Obrador y el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel, heredero político de la dinastía Castro Rus.
En materia de salud, área en la que Cuba mantiene liderazgo en América Latina y el Caribe, se lograron importantes acuerdos, pero más allá de ello están los lazos políticos de dos gobiernos que luchan por la defensa de su soberanía y la libertad de elegir su propio camino, ajeno al neoliberalismo impuesto al mundo desde hace décadas, acentuado tras la caída del muro de Berlín bajo un unipolarismo sin concesiones.
En esta gira, de las pocas hasta hoy del presidente mexicano, se visitó también Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice, con sendos encuentros con los jefes de Estado, Alejandro Giammatei, Xiomara Castro, Nayub Bukele y Juan Antonio Briseño, respectivamente.
Se puede asegurar que el periplo presidencial resultó un éxito, tanto con el país afín, Cuba, como con la antítesis de El Salvador, bajo un régimen de ultraderecha.
Curiosamente, entre el periodo del viaje internacional del Ejecutivo mexicano, se dio también la visita de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller a Washington, justo el 5 de mayo, día de la Batalla de Puebla que, en la población México-norteamericana, se festeja más que el 16 de septiembre, día de la independencia nacional.
Activismo diplomático
Allá fue recibida con afectuosa cordialidad por el presidente Joe Biden, como señal de su interés de mantener buena relación con el gobierno mexicano en momentos delicados para el mundo por la guerra de Ucrania, que confronta de manera directa a Estados Unidos con Rusia y recuerda al mundo la lucha bipolar y la Guerra Fría, cuando en realidad da paso a la tripolaridad, con China como tercer invitado forzoso.
La participación de México en el concierto mundial por parte del actual régimen se había contraído, reducido a la frase: la mejor política exterior es la política interior, expresada al arranque del sexenio, pero hoy el panorama es distinto y seguramente marcará una actividad diplomática más activa, en el que se buscará aprovechar las nuevas condiciones geopolíticas en favor de los intereses nacionales.
Cuba ha sido y es para México gran símbolo de independencia, de no alienalismo desde la Revolución castrista y ahora podría ser oportunidad para lograr que un aliado ayude al otro para mediar ante el gran poderoso con mejores condiciones, para evitar sean borrados del mapa y dejar sólo pueblos sometidos.
En América Latina se presenta además una oportunidad de afinidad ante Estados Unidos entre un bloque de naciones de tendencia izquierdista: México, Cuba, Venezuela, Bolivia, Argentina, Nicaragua y Chile. El camino no es fácil pero sí posible.
Esto implica un cambio en México, dejar de pensar que la mejor política exterior es la política interior, ambas son igualmente importantes e interactuantes.
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