RAMI SCHWARTZ
¿EN QUÉ SE PARECEN los políticos y los medios de comunicación tradicionales?. Ambos están desesperados, ya no saben como apelar a la ciudadanía que los ha abandonado y generado un nuevo espacio de debate en el Internet. Es el resultado lógico, confiaron demasiado en el circo de la política para sus contenidos y ahora, carentes de sustancia, ya no saben que hacer más que convertirse en caja de resonancia de lo que la gente verdaderamente ingeniosa está creando en el Internet.
Ni Televisa ni TVAzteca han producido nada con el impacto del “yo te vi, yo te vi, yo te vi robando” que acabó con la imagen pública de Fidel Herrera. Ni todos los políticos juntos han logrado generar un debate más trascendente que el "voto blanco". Los periódicos, que durante años contrataron a políticos para rellenar sus páginas, hoy se topan con que las columnas de éstos son las menos leídas. Hace algunos días vi el estudio de un diario que tienen en sus páginas a varios políticos: De las 10 columnas menos leídas de ese diario ocho eran de ellos.
El muchas estaciones de radio confiaban en las entrevistas con políticos y funcionarios públicos para llenar sus espacios. Hoy día la gente le cambia a otras estaciones cuando escucha que se trata de un político. Y si se quedan a escucharlo, normalmente es por morbo, ya sea porque anda metido en un escándalo (la columna de Monreal en El Universal sí tuvo algunos lectores hace algunas semanas, cuando lo de sus hermanarcos en Zacazetas) o para ver qué tan ignorantes y analfabetas son. (Yo no me pierdo una sola entrevista con el Secretario de Economía.)
Los medios cometieron un error. Creyeron que el circo que es la política en México iba a entretener para siempre a la ciudadanía y le apostaron todo a él. A los payasos, a los enanos, a las mujeres gordas y barbudas, a los cómicos, a las bestias, a los domadores, a los trapecistas, a los changuitos y a los perritos. Y sí, durante un tiempo fue divertido ver cómo se escupían, cómo se decían tonterías, se daban raquetazos en las pompas, cómo el domador en turno les daba sus buenos latigazos a sus bestias, cómo los changuitos jugaban a lo que hace la mano hace la tras y como algunos se aventaban al vacío, siempre claro, con red de protección (de impunidad y complicidad).
Pero ya dejaron de divertir y ahora sucede todo lo contrario, algunos dan lástima, otros pena ajena, la mayoría ya de plano asco y por ello la gente sintoniza otras estaciones, le cambia de canal o mejor se va a la computadora a participar donde hoy se hace la política en México, en el Internet, al margen de los cirqueros, sus animales y bufones de vodevil.
Hoy los diarios tienen más tráfico en sus foros que en las noticias. Los que escriben de manera espontánea sus ideas reciben mil veces más feedback del resto que las supuestas vacas sagradas del periodismo y cuando estos deciden participar, normalmente reciben insultos y descalificaciones de los usuarios. Si Big Sodi, por ejemplo, quiere debatir en un foro de Internet, de entrada tiene que usar seudónimo, porque si llegar diciendo "soy Demetrio Sodi", no dura ni un minuto cuando lo corren a puros insultos.
Y eso es lo que los tiene apanicados, tanto a políticos como a medios. Los primeros no son bienvenidos en el Internet, en las comunidades que están haciendo la diferencia y los segundos, que llevan años sin invertir en desarrollar talento, hoy ven importantes como ese talento crea cosas nuevas en Internet y ellos quedan delegados a ser meras cajas de resonancia.
El voto blanco es un buen ejemplo. Es una iniciativa ciudadana que surgió en Internet, ahí se alimenta y consolida. Los medios de comunicación sólo sirvieron de caja de resonancia, no aportan nada al debate y son ya incapaces de liderar ninguna iniciativa ciudadana. Finalmente, los políticos están desesperados por que están al margen de este debate y la respuesta que andan orquestando usando los canales tradicionales de comunicación con la ciudadanía, no van a tener eco, no les van a rendir, fruto, van a ser contraproducentes.
Cómo da vueltas la vida. Hace 20 años Carlos Salinas les dio la fórmula mágica, “ni los veo, ni los oigo”, y ésta se volvió la máxima de los políticos y los medios. Hoy la tortilla ya dio la vuelta, hoy somos los ciudadanos quienes “ni los vemos, ni los oímos”, ni los queremos debatiendo en nuestro espacio, que es el Internet.
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