ES IMPORTANTE escuchar a tanta gente autoengañándose con argumentos propios del Tío Lolo. Ante una realidad tan canija y dolorosa que ha hecho de México un mal país para vivir, trabajar, criar familia y desarrollarse, prefieren meterse en su caparazón y buscar argumentos sin sentido que contrarresten el demoledor alud de datos contundentes que, sin lugar a duda, demuestran que México ya no es viable.
La economía mexicana lleva 28 años consecutivos sin generar los empleos que demanda su población. Esto no sólo es un dato contundente sino una tendencia que no se va a revertir. Si bien nos va, será hasta bien entrados los 2020’s cuando México sea capaz de dar oportunidad a sus jóvenes y para entonces, se habrán perdido tres generaciones de mexicanos. A este dato contundente, las millones de avestruces mexicanas contestan: “los países no se acaban”.
La Ciudad de México y muchas otras del país, ya no son viables. Su aire, tráfico, falta de agua, invasiones, devastación ecológica, corrupción, graffiti, ciudades perdidas son la norma. Da asco llegar y salir de ellas pues por todos lados se ven los cinturones de miseria que caracterizan nuestras manchas urbana y de todas, la mayor de la tierra, con casi 50 millones de habitantes sumadas, es sin duda la del centro del país que incluye Puebla, Toluca, Cuernavaca, Pachuca y la zona conurbada del DF y el Edomex. Ante los parques llenos de basura, las barrancas, ríos y el aire que respiramos contaminados; la inseguridad en las calles, etcétera. Los que se niegan a ver la realidad porque les duele mucho dicen “y sin embargo se mueven y siguen funcionando”.
El muro, la visa a Canadá y muy pronto la Unión Europea, el rechazo en todo el mundo a los mexicanos , los reportes del Pentágono, la CIA y demás de que México es un Estado fallido; los encabezados de los grandes diarios del mundo refiriéndose a México como un país en serios problemas; la caída en las inversiones, en el turismo y la calidad del mismo, etcétera. Ante toda esta realidad los sapos, que creen que si hierve el agua ellos no se queman, dicen “cuando yo vea que las cosas se ponen feas, voy a ser el primero en el aeropuerto”.
Doce mil ejecutados en lo que va del sexenio, decapitados, secuestros, torturas, pozoleros, ataques a civiles, granadas de fragmentación, balaceras en centros comerciales, restaurantes, discotecas. Una ola de violencia incontenible, impensable hace apenas algunos años y ¿qué dicen los que dicen que saben y se niegan a escuchar a quienes llevamos años prediciendo que esto pasaría?. “Son ajustes de cuentas entre ellos, si no eres narco, no tienes de qué preocuparte”.
Miles de cierres de empresas, industrias completas que han desaparecido, un millón de nuevos desempleados este año, una economía informal que ya es mucho mayor que la formal, el crimen organizado convertido en el mayor reclutador del país, el único capaz de ofrecer un futuro a las juventudes desesperadas y encabronadas y ¿Qué dicen los tres changuitos, el que no quiere ver, el que se niega a escuchar y el que se tapa la boca para no hablar? “Estamos mejor que muchos otros países del mundo”
El gobierno más corrupto, miope e ineficiente del planeta, que tiró por la borda la mayor oportunidad histórica de hacer un cambio pacífico, una clase política sin representatividad ni credibilidad, policías que asaltan, diputados y senadores que no hacen leyes, medios que no comunican, instituciones que no funcionan y ¿cómo responden los que ven lo que quieren ver y no lo que realmente sucede?. ¿“Cómo te explicas entonces que Calderón tenga tanta popularidad?
Una crisis moral sin precedentes, una sociedad grosera, sucia y analfabeta, violenta, egoísta y agresiva. Sin ejemplos que emular, sin héroes que imitar, sin proyecto de nación ni rumbo fijo a donde llegar. Un presente que poco tiene de regalo y un futuro incierto, nebuloso y peligroso y ¿qué dicen los que insisten que “como México no hay dos”?. Que tenemos un pasado glorioso, somos hijos de culturas milenarias y que cuando llegaron los españoles se quedaron impresionados de la limpieza de los nativos. No hay duda, mucha gente no ve los problemas porque no los quiere ver, porque tendría que reconocer que su realidad y la de sus seres cercanos penden de un hilito, que para muchos ese hilito ya se rompió y que el sufrimiento va a ser mucho. Prefieren encomendarse a quién sea, pensar que van a venir milagros que nos salven que enfrentar las duras medidas de todo tipo que hay que tomar ante una crisis de esta magnitud, prefieren seguir con su “aquí no pasa nada” sin entender que ya pasó. Siguen hablando de “cambio pacífico” cuando la violencia ya está aquí.
En esta olla en que estamos todos, había muchos animales dando sabor al caldo. Iguanas que a los 30 grados se murieron, murciélagos que hirvieron a los 40, peces que perdieron la vida y comenzaron a flotar a los 50 y tortugas que no aguantaron más que 60. Pero en esa olla sobreviven los sapos y las ranas que en este momento creen que el agua está calientita y que ellos no van a hervir. De nada sirve que a su alrededor vean los cadáveres de peces, iguanas y tortugas flotando, las miles de empresas quebradas, el tsunami de basura, las ciudades perdidas, la violencia y la inseguridad, el colapso económico ni las medidas que toma el mundo para protegerse de México y los mexicanos. Ellos están seguros que la sopa no va a ser de sapo y que nunca les va a llegar su turno.
Nada más alejado de la verdad. El fuego no se va a apagar, ningún milagro va a hacer que las llamas dejen de calentar la olla. Todo lo contrario, el fuego, que ya estaba intenso va a subir más. De la estufa doméstica, la olla está pasando a ser calentada con soplete, como ya sucede en Michoacán, en Juárez , en Tijuana o Guerrero, donde la temperatura ya rebasó con mucho el nivel de tolerancia.
Es por ello que no hay hoy consejo más sabio que el que da un reconocido locutor que todos los días concluye su noticiero con esta frase “prepárate para lo peor y espera lo mejor”.
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