Cómo reformar el artículo 39 de la Constitución
ALFREDO PADILLA PENILLA
Propongo reformar el artículo 39 de la Constitución, que prescribe: “La soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo momento en inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.
Debe cambiarse por la siguiente fórmula: “La soberanía nacional reside esencial y originalmente en los medios televisivos; en segundo lugar en los radiofónicos y en los periódicos”.
Al respecto, se debe privilegiar en la novísima Carta Magna el poder de Televisa en manos de Emilio Azcárraga tercero. En segundo lugar, reconocer la fuerza del consorcio televisivo a cargo de Ricardo Salinas Pliego. En tercer lugar, la radio y algunos periódicos. En cuarto lugar al súper millonario y ex presidentes de la República, Carlos Salinas de Gortari, el más tenebroso de toda nuestra historia después de Antonio López de Santa Anna.
También deben figurar en ese reconocimiento público los súper millonarios como Carlos Slim, a quien Carlos Salinas de Gortari le regaló Teléfonos de México, así como a otros empresarios de la talla de Lorenzo Servitje, etcétera.
Así, ellos decidirán todo, absolutamente todo lo relacionado a los problemas que atañen a más de 106 millones de mexicanos (ojo: no confundir el concepto millones con millonetas como los mencionados Salinas de Gortari, Slim, Pliego y otros ricachones explotadores que han acrecentado sus fortunas al amparo de los gobiernos neoliberales y pro yanquis.)
Los Azcárraga y Salinas Pliego deberán, amparados en las modificaciones constitucionales propuestas, seguir difundiendo toda clase de anuncios ejemplares como el consumo de alimentos chatarra para seguir engordando a millones de niños que han caído en las fauces televisivas. También pueden seguir adelante en sus programas que difunden violencia, asesinatos, erotismo a pasto… Todo ello fomenta y reconstituye la soberanía nacional, el progreso y la felicidad de la mayoría de nuestro pueblo.
También propongo eliminar de la Rotonda de los Hombres Ilustres los nombres de quienes fueron defensores de la Patria y que han prohijado el progreso político, económico, social y cultural de nuestro país. En su lugar quedarán los Carlos Salinas, los Ernesto Zedillo, los Vicente Fox y el sublime presidentito Felipe Calderón Hinojosa, con el cual se culmina la noble tarea de socavar los cimientos de la República Mexicana.
Además Feli-pillo tiene el gran mérito, aún cuando todavía no sabemos si logre su propósito, de provocar un nuevo estallido social, similar a las revoluciones de Independencia, de Reforma y de 1910 que ahora se festejan con gran pompa.
Calderón prosigue hasta la fecha con su tan exitosa y devastadora tarea, al imponer el aumento al dos por ciento al Impuesto Sobre la Renta y al IVA.
Empero, no sólo hay que alabarle esos magnificentes logros, sino también la última cereza del pastel: elevar el precio de las gasolinas.
Todo ello redundará en el incremento galopante del costo de la vida para que los mexicanos consuman menos frijolitos, tortillas y demás nutrientes. De esta manera eliminarán gordura, o sea bajarán de peso, lo cual significará un beneficio, recomendado por los expertos en la salud. ¿Qué más da convertirnos en un país de mexicanos esqueléticos?
Abusos aberrantes de los soldados
Por otra parte, Calderoncito continúa siendo el Presidente más “aplaudido” de las últimas décadas. Veamos algún botón de muestra.
Human Rights Watch, en su informe mundial 2010, afirma que el presidente Felipe Calderón Hinojosa ha privilegiado en los soldados la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.
Al respecto, afirma que en cuanto a las actividades de seguridad pública, las fuerzas armadas mexicanas “han cometido graves violaciones a derechos humanos, torturas, violaciones sexuales y detenciones arbitrarias”.
Agrega dicha organización, refiriéndose al caso de México, (presidido por Calderón) “persiste sistemáticamente que las fuerzas militares se investiguen a sí mismas a través de un sistema de justicia militar que garantiza la impunidad de los abusos cometidos por el Ejército”.
Precisa el mismo organismo que México “padece graves problemas de derechos humanos, como el uso de la tortura que continúa siendo un problema generalizado, y el maltrato por parte de las autoridades encargadas de aplicar la ley, que, además, no juzgan adecuadamente los delitos”.
Y por si fuera poco, Human Rights Watch, también le da su raspada al sistema judicial mexicano que “no ofrece justicia a las víctimas de crímenes violentos y de violación a derechos humanos. Esta falla -considera- responde a diversas fallas: corrupción, falta de capacitación, recursos insuficientes y prácticas abusivas de la policía, sin ningún tipo de rendición de cuentas”.
Ante tales testimonios mundiales ¿podrá responder en alguna forma decorosa nuestro presidentito? Recordemos: cuando entró en funciones en 2006 se disfrazó de militar para apantallar a los mexicanos.
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