Este cuerpo es mío
IVONNE DE LA CRUZ DOMÍNGUEZ
Durante mucho tiempo los métodos de inseminación artificial han sido criticados por grandes grupos conservadores, quienes rechazan los adelantos que la ciencia ha logrado para derrotar la infertilidad.
Dentro de las técnicas de reproducción humana asistida, encontramos a la denominada "maternidad subrogada", uno de los métodos más satanizados, ya que implica que una mujer insemine su útero con el semen y óvulo de otras personas. El dilema es grande, pues hay una inexistente legislación al respecto, y se requieren de análisis jurídicos, sociales, psicológicos y de salud muy a fondo.
En diversas páginas de Internet puedes encontrar ofertas de “úteros en renta”, mujeres jóvenes se someten a exhaustivos exámenes médicos para comprobar que pueden engendrar seres sanos, por lo que valúan el privilegio desde 400 mil a 800 mil pesos; eso, sin incluir los medicamentos, el seguimiento médico, el parto y la atención post-parto, lo que convierte a este método en uno de los más caros.
Así se firman “contratos de compromiso” (aunque formalmente no podrían llamarse así porque se le otorgaría una característica de objeto al niño o niña que venga), donde una parte se compromete a pagar los gastos y la otra a entregar el producto final. Después de nueve meses, la incertidumbre es grande para ambas partes, por una lado querrán saber si será entregado “lo acordado”, si se cumplirán los términos, si en verdad será un niño sano y por otro, si la que se considera “madre incubadora” no querrá quedárselo.
Sobre el tema existen algunas legislaciones en el mundo, en la India se controla que las madres de alquiler no superen los 45 años, que pasen la prueba del VIH y que no tomen drogas. En Perú las autoridades reconocen un vacío legal pero admiten su prohibición
El diario China Daily reporta que son parejas de clase alta las que demandan esta forma de tener hijos. En Francia se habla de que entre 300 y 400 parejas al año demandan el “servicio”, pero como es una práctica ilegal acuden a Reino Unido, Israel o Grecia, donde sí está permitido.
La única ley en México que hace alusión a un problema de este tipo es el Código Civil de Tabasco, en su artículo 360, dice: "Salvo el caso en el que se trate de un hijo nacido como resultado de un contrato de maternidad sustituta, el hijo de una mujer casada no podrá ser reconocido como hijo por otro hombre distinto al marido, sino cuando éste lo haya desconocido y por sentencia ejecutoriado se haya declarado que no es hijo suyo". (Edición 2007. Poder Judicial del Estado de Tabasco. Edición propiedad del Tribunal Superior de Justicia, Centro de Información y Documentación Jurídica. Coordinadora licenciada Hortensia Díaz Aguilar. Colaborador Manuel R. Sánchez Zúñiga. P. 138). Pero en realidad esto no resuelve las cuestiones arriba planteadas.
Recientemente en el Distrito Federal, la diputada Maricela Contreras, presentó una iniciativa para crear la Ley de Maternidad Subrogada, cuya principal finalidad es otorgar seguridad para ambas partes, pero ¿se puede lograr?
Dentro de los puntos que destaca la legisladora esta que “se daría total seguridad sanitaria a la madre que otorgue el útero, ya que se firmaría un convenio legal ante notario público”, además de garantizar que después del alumbramiento “el hijo sería entregado sin chantajes” y que “debe ser un acto de amor, parecido a la donación de órganos, es decir que sería de forma altruista ya que la mejor recompensa es que se está haciendo feliz a una pareja que durante mucho tiempo no pudo engendrar”.
Algunos especialistas en Derecho recomiendan que la Maternidad Subrogada sea ejercida por un familiar, se habla también de que la ley señale que una mujer sólo pueda ser madre subrogada una vez y quien viera en esta técnica un negocio, sería castigado con multas de 8 a 10 años de prisión.
Aún no se define bien esta iniciativa de ley por lo que se están realizando foros de discusión, es decir, estamos a tiempo de discutir concienzudamente en esta materia.
El sentido que más me preocupa es que parece ser una especie de trampa para bloquear este método de reproducción asistida y a la vez una ley castigadora de la mujer “incubadora”.
Sabemos que el proceso de embarazo no es sencillo, ya que existen alteraciones en el cuerpo que inclusive pueden llevar a la muerte, la repetida tragedia de morir dando vida. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud cada año medio millón de mujeres fallece debido a complicaciones médicas durante el embarazo.
Por otro lado el embarazo es exactamente igual que si se hubiera obtenido de manera natural, las mismas molestias, achaques, dolores, pero también los movimientos del bebé, su latido, la comunicación, lo que muchas madres aseguran “es lo maravilloso de tener un ser que crece dentro de ti”, por lo que no debe dejarse fuera el tratamiento psicológico.
Exponiendo esto, ¿quién querría jugársela con intensión altruista?
¡Basta de disminuir el verdadero valor de los cuerpos femeninos, desvalorizar los nacimientos sólo porqué se registran en grandes cantidades diariamente y ensalzar el deseo de tener un hijo “de propia sangre”!
Las mujeres que ponen precio a su cuerpo no deben ser perseguidas, no podemos cerrar los ojos sabiendo que la mayoría, no tiene acceso a trabajos que les brinden entera seguridad, salarios justos y oportunidad de desarrollo, no podemos ponernos una venda ante los altos índices de pobreza de las que son víctimas.
Además la clandestina renta de úteros traería encarcelamiento, así, las mujeres ocuparían los lugares reservados para los violadores, asaltantes, asesinos y delincuentes de cuello blanco que tanto perjudican a la sociedad.
No puede compararse con la donación de sangre, la cual se regenera en poco tiempo, o con la donación de órganos que ya no vas a necesitar porque estarás muerto. Suena tan utópico como el querer convencer a las sexoservidoras de que donen sus cuerpos para satisfacer las necesidades sexuales de otra persona.
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