PUNTO CRÍTICO
JORGE SANTA CRUZ
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Trabajadores mexicanos al borde de la esclavitud
Los mexicanos deberemos estar muy atentos a lo que haga el secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, a partir de este 1 de septiembre, en que se inicia un nuevo período ordinario de sesiones, porque tratará, a toda costa, de que se apruebe “su” proyecto de reforma laboral.
Entrecomillamos la palabra “su” porque, en realidad, no es más que la continuación de un modelo neoliberal que ha empobrecido a millones de seres humanos en el mundo, a cambio de enriquecer a los dueños de unas cuantas empresas transnacionales.
La Ley Lozano borra, de un plumazo, todas las conquistas laborales que se han ido ganando con el paso de las décadas y que, incluso, están plasmadas en los acuerdos firmados por la Organización Internacional del Trabajo con diversos países. Hablamos, concretamente, de la jornada de ocho horas, del tiempo extra, del séptimo día, de las vacaciones, etcétera.
Esta tendencia, muy marcada en México desde el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988), sumió al campo en la peor crisis de su historia y dejó inermes a las micro, pequeñas y medianas empresas frente a la desleal competencia de las transnacionales monopólicas. Los resultados están a la vista: 25 millones de campesinos en pobreza y 7.5 millones de jóvenes sin empleo, educación y servicios de salud.
Lozano sabe perfectamente lo que hace y con él, su actual jefe, Felipe Calderón Hinojosa. Su propósito es el acabar con los pocos derechos que aún les quedan a los obreros y empleados. Vamos a las pruebas:
- La Ley Lozano contempla que la capacitación y la productividad serán medidas por los empresarios, nada más.
- La Secretaría del Trabajo y Previsión Social renuncia a cualquier función fiscalizadora.
- El trabajo se convertirá en un negocio redondo:
3.1 Las empresas cobrarán por conseguir trabajadores.
3.2 Las empresas cobrarán por capacitar a los trabajadores.
3.3 Las empresas cobrarán por emplear a los trabajadores.
- Desaparece el derecho a la asociación sindical y a la contratación colectiva de trabajo.
- La contratación será por horas, de acuerdo con los lineamientos del patrón.
Pero la Ley Lozano va más allá: su fin es reducir a condiciones de esclavitud a los trabajadores mexicanos, tal y como lo advirtió el doctor en Derecho Social e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Alfonso Bouzas Ortiz: “Esto nos coloca -en la hipótesis de que se aprobara el proyecto Lozano- en condiciones iguales o semejantes, a la legislación laboral de China, por ejemplo… Nada más le diría que el sindicalismo en China es único, corporativo e integrado al Estado y la disidencia se paga con la vida. O sea, es otra idea. Es más, si el sistema capitalista deseara agradecerle algo al socialismo, ahí tiene, en la constitución china, la disposición del sindicato único, en donde el secretario general de la federación sindical está incorporado al buró político y pobre de aquel trabajador que disienta de la voluntad de este aparato que pesa sobre él”.
Le presentamos a continuación la parte medular de la entrevista que nos concedió, en exclusiva, el doctor Bouzas:
Punto Crítico: A China se le presenta como una nación con gran desarrollo, con crecimientos espectaculares, con grandes reservas. Pero quisiera preguntarle ¿cuál es la situación –amén de lo que ya nos ha dicho- de los trabajadores chinos? ¿Qué hay de cierto de que ganan menos de medio dólar por 14 horas? ¿Qué hay de cierto de que los mandan a trabajar a los barcos y que, si se mueren, simplemente los echan al mar? ¿Es cierto o es mera leyenda?
Doctor Alfonso Bouzas Ortiz: Bueno, mire: hasta donde me metí a trabajar en análisis comparativos China-México, en relaciones labores, todas esas cosas que usted está diciendo, así, sueltas, sueltas, son de verdad. Son parte de la realidad. Pero la realidad es más dramática. En China son más de 60 o 70 naciones, con absoluta independencia. Nada tiene que hacer una gente de la montaña con una gente de la costa. Incluso el idioma tiene tantas variedades que entre ellos mismos no se entienden. Hay una realidad muy interesante: más del 90 por ciento de los chinitos nunca ha laborado a cambio de un salario y emigran de las zonas más lejanas, estoy hablando de ocho a diez mil kilómetros, caminando, para llegar a donde hay desarrollos industriales, maquiladores, etcétera, etcétera, con la finalidad de conocer qué es trabajar y recibir en la mano, dinero. Son gentes que toda su vida han estado hacinados en un pueblito, con una agricultura de autoconsumo, un analfabetismo absoluto. Entonces el reto de ellos es conocer Hong Kong, acercarse a los focos de desarrollo oriental, y pararse alrededor no de las fábricas legales, sino de las fábricas periféricas que son ilegales. Aquí hay una cosa interesante: la fábrica legal no produce. Recibe la producción de las fábricas ilegales y la manda a donde tenga sus compromisos en occidente. Es decir, la fábrica legal no es más que, lo que aquí diríamos, un esquema semejante al outsourcing. Las ilegales, clandestinas, pero que están rodeando a la legal, trabajan 24 horas. Abren sus puertas y reciben trabajadores que se matan entre ellos por entrar a trabajar y que, como usted decía, cobran 50 centavos-dólar, porque a lo mejor en toda su vida no han visto una moneda en su mano.
La advertencia está hecha. Los legisladores patriotas, si es que aún los hay, tendrán la última palabra. La esclavitud amenaza a los trabajadores mexicanos en este año es que se conmemoran 200 años del inicio de la guerra de Independencia. ¡Vaya paradoja!
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