Bajo la Lupa
ALFREDO JALIFE-RAHME
Gran Bretaña: “multichoques” y
“duplicación del precio del petróleo”
Imagen de archivo de la refinería de petróleo en Basora, en el sur de Irak. Foto AP
Antecedentes: Con la grotesca excepción del México neoliberal” -que dilapida los ingresos de Pemex apostando alocadamente con “derivados financieros” y en forma masoquista en favor de un precio bajo (sic) del petróleo que beneficia exclusivamente a la banca anglosajona-, ahora los grandes actores juegan al póquer con cartas abiertas sobre el alza irreversible del oro negro. La pregunta dejó de ser si subirá, sino cuánto.
El centro de pensamiento militar estadunidense Center for The New American Security (27/9/10), en su reporte El ejército de EU debe cambiar el petróleo en 2040, aconseja que “la dependencia presente por el petróleo de EU en 77 por ciento” debe pasar a una transición en el consumo a energías renovables por el Pentágono “a sabiendas de que el precio del petróleo se elevará (sic)”.
Un grupo encabezado por Francisco Blanch, del Bank of America/Merrill Lynch (“El dinero fácil es el nuevo amigo de la OPEP”, 15/9/10) considera que la hiperinflación monetarista “reinflará (sic) tanto la demanda de energía como su precio”, independientemente del suministro global de petróleo, es decir, el alza será relativamente artificial en un entorno recesivo y fomentada por la hiperinflación deliberada de la Reserva Federal (Fed) que busca, a nuestro juicio, diluir la deuda externa de EU y, de paso, golpear a China donde más le duele (sus importaciones de hidrocarburos.)
Hechos: Christopher Hope, de The Daily Telegraph (21/9/10), señala que durante una reciente conferencia en Liverpool del Partido de los Liberales Demócratas (partícipe en la coalición gobernante con el Partido Conservador en Gran Bretaña –GB-), Chris Huhne, secretario de Energía, declaró “encontrarse preocupado sobre las futuras fluctuaciones del precio del barril de petróleo, que se podría disparar”.
Huhne ordenó a sus funcionarios estar alertas para “revisar el impacto que tuvo en la economía británica el disparo del petroprecio en la década de 1970”. Sentenció que GB debía prepararse a “muchos choques” que “forzarán a que se duplique (¡supersic!) el precio del petróleo, como espejo de la volatilidad de la década de los años 70”.
No especificó cuáles serían los otros “multichoques”, que no son nada difíciles de elucidar y que en realidad ya iniciaron su despegue hacia la estratósfera: desde las materias primas pasando por los alimentos hasta la “guerra de las divisas” (que incluyen el binomio oro/plata).
Huhne adujo que sus temores “ofrecían una mayor justificación (sic) para que el gobierno empuje a una economía verde”: una “economía baja en carbón” con la creación de 250 mil empleos.
Como parte del traslado a una “energía baja en carbón”, el Partido Conservador se ha pronunciado por la construcción de plantas nucleares, mientras el Partido de los Liberales Demócratas apoya la edificación de gigantes granjas eólicas en la costa de GB.
Richard Evans, de The Daily Telegraph (27/9/10), afirma que “el precio el petróleo se duplicará” y se dedica a propinar “consejos” a los inversionistas con el fin de descolgar jugosas ganancias: entre ellos, evidentemente, comprar las desplomadas acciones de BP, socia de las criminales Schlumberger, Transocean y Halliburton, en la catástrofe ambiental del Golfo de México. ¡Vaya incongruencia “verde”!
Evans retoma los temores de Huhne y agrega la reivindicación de Libia y Venezuela por “un precio justo” de 100 dólares el barril.
Si exhumamos el “choque petrolero” de los 70, el precio no se duplicó, sino que se multiplicó mucho más: pasó de 2 a 35 dólares el barril, es decir, 17.5 veces.
Quien esto escribe vaticinó en 2002 que en la década presente el precio pasaría de un piso de 30 dólares a un techo entre 60 y 161 dólares (¡así, tres dígitos!), lo cual, dicho sea con humildad de rigor, se cumplió puntualmente gracias a la bondad del abordaje “multidimensional” (El Financiero, 24/2/2002), por cierto, sinopsis de una conferencia magistral impartida en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Moraleja: en México también se sabe pensar muy bien, pero que a quienes afecte sus intereses personales no nos hagan caso es comprensiblemente otro tema, más de corte siquiátrico y patrimonialista.
No lo dice Huhne, pero, a nuestro juicio, gran parte del dramático traslado energético por GB (imitado como calca por EU) -de una economía vorazmente consumista y depredadora de fósiles por más de un siglo a una nueva “economía verde” (un ingenioso artilugio mercadotécnico anglosajón)- se debe a tres factores: 1. la derrota de la dupla anglosajona en Irak, donde no pudo controlar sus pletóricos yacimientos de hidrocarburos, lo cual inicia la restatización del oro negro a escala global en detrimento de las depredadoras trasnacionales anglosajonas que pierden el dominio global; 2. el “pico del petróleo” del mar del Norte, en paralelo al pico “continental” en EU quien literalmente ha invadido su parte catastral en el Golfo de México para extraer intensivamente el petróleo marítimo, como demuestran los bellísimos diagramas del National Geographic de octubre, y 3. la inminente hiperinflación, producto de la política de “facilitación cuantitativa” de la Fed (léase: una vulgar cuan masiva impresión de dólares por el israelí-estadunidense Ben Shalom Bernanke).
Conclusión: si alguien conoce el significado del control geopolítico de los hidrocarburos son justamente los anglosajones, quienes dominaron su extracción desde la segunda mitad del siglo XIX, todo el XX, hasta la primavera de 2004 (cuando se supo que no podían ganar en Irak).
A partir de aquella primavera inolvidable sacamos nuestra hipótesis que resultó muy certera sobre el “nuevo barómetro del siglo XXI”: las alzas dramáticas tanto de los hidrocarburos como del binomio oro/plata en relación inversamente proporcional con el desplome del dólar. Ce qu’il fallait démontrer.
Tras haber devastado y desfalcado al planeta con una extracción barata, para no decir regalada, de petróleo, que subsidia(ba) sus economías, ahora resulta que EU y GB se preocupan por el bienestar humano con el disfraz de la coartada perfecta del muy polémico “cambio climático”.
Mientras tiranizaron la voluntad energética del planeta, las trasnacionales petroleras de EU y GB (desde la estadunidense Standard Oil, de los Rockefeller, hasta la inglesa BP, presuntamente controlada por los banqueros “esclavistas” Rothschild, según mis fuentes londinenses), se pudieron volcar en numerosas guerras contaminantes (dos de ellas mundiales.)
Ya que EU y GB perdieron el control energético, ahora se aprovechan pérfidamente, gracias a su totalitarismo multimediático global, de la buena disposición “ambientalista” del género humano con el polémico “cambio climático”, detrás del cual se perfila el mando energético del mundo entre quienes han perdido su dominio (hoy las transmutadas “economías verdes”) y quienes poseen hidrocarburos (las nuevas y “magnificentes siete hermanas estatales”: libro La desnacionalización de Pemex, con el prólogo histórico de AMLO, Ed. Jorale 2009).
¿Qué habría sucedido si EU y GB hubieran desvalijado los hidrocarburos de Irak?
Nuestra hipótesis “en reversa” es que la desregulada globalización financierista habría seguido reinando y que el “cambio climático” no hubiera sido exhumado de los archivos meteorológicos.
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