El cambio climático
está en Alaska
ROBERTO BADILLO MARTÍNEZ
Antes de la gran reunión de los países del mundo sobre el cambio climático en diciembre del 2009, en Copenhague, Dinamarca, hackers rusos penetraron las páginas sobre el tema en las oficinas de Londres, Inglaterra, y le informaron al mundo algunas de las opiniones de científicos británicos sobre el cambio climático donde se pone en tela de juicio el problema así como las soluciones que se han puesto en la mesa de tantas y tantas reuniones que ha habido sobre el particular.
Como se sabe la reunión de Copenhague, fue un desastre, una pasarela de líderes de todos los países del mundo donde lo único universalmente aceptado es que no hubo acuerdos.
“El acuerdo final” de la conferencia lo definieron los representantes de China, India y Brasil, a los que se agregó abruptamente el presidente norteamericano Barak Obama, ejerciendo su derecho de abrir puertas que le da la fuerza y la prepotencia de su país en todo el mundo. Sin este “derecho”, incluso Estados Unidos pudo haber sido excluido. La Unión Europea y su democracia para el bienestar, fueron ninguneadas en la conferencia. Japón, Rusia y el resto del mundo también.
La rabia de los representantes de muchos países se centraba en el escaso interés demostrado por Estados Unidos, por los protocolos de Kioto, Japón, considerados como un acuerdo inicial y básico sobre el asunto. El cambio climático ha producido en los primeros diez años del siglo XXI catástrofes más desastrosas que todas las producidas en el siglo XX.
Un recuento rápido:
* El Tsunami del sureste asiático con casi 500 mil muertos.
* Los 20 millones de damnificados por lluvias torrenciales en Pakistán,
* Los dos últimos terremotos chinos que provocaron centeneras de miles de damnificados y miles de muertos.
* Dos huracanes con intensas lluvias en China que provocaron centenares de muertos y miles de damnificados.
* En Europa las lluvias sólo el año 2010 se han presentado inusualmente intensas en 3 ocasiones afectando gravemente a Francia, Alemania y países cercanos, los muertos no han sido miles porque sus sistemas de protección y las condiciones de vivienda, salud y transporte también.
* Los incendios en Rusia del 2010, han sido totalmente inusuales,
* El terremoto de Haití, a principios de este año, que provocó más 250 mil muertos y prácticamente la destrucción de la infraestructura del país.
* Finalmente citaré a los dos huracanes que llegaron a Tabasco y Veracruz en el mes de septiembre a través del Golfo de México y de Centro América.
* Rescato además un terremoto en Irán donde hubo centenares de muertos y miles de damnificados, y México envió un contingente de militares en su ayuda que por cierto fue calurosamente recibido por el pueblo de Irán, en contraposición al desprecio que recibían los norteamericanos que estaban en área cercana.
Las personas son muy olvidadizas, todo lo anterior ha pasado en los primeros diez años del siglo XXI.
Puede ser que esos desastres no sean tan naturales, que sean dirigidos tratándose de huracanes y lluvias o producidos, tratándose de terremotos o incendios.
Por lo menos estudiosos o investigadores de todo el mundo así lo han señalado, sin embargo hasta ahora todos los fenómenos hidrometeorológicos desastrosos de los últimos años se han atribuido al cambio climático.
Tomo como ejemplo para este tema a un estudioso investigador y politólogo de carácter mundial de nombre Michael Chossudovsky, canadiense que, entre muchos otros, culpa de estos desastres a actividades desarrolladas por las fuerzas armadas norteamericanas.
Para ello diremos que esto no es ciencia ficción. Los cambios en el trayecto de los ciclones pueden inducirse. Basta con saber que los huracanes siguen” las aguas mas calientes de los océanos” por lo que es fácil concluir que sus trayectorias pueden cambiarse. Y respecto a los terremotos está por comprobarse que también puedan ser inducidos.
Por lo menos Chossudovsky y otros investigadores no hablan sólo por hablar. En efecto, se sabe que Estados Unidos desde finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge como superpotencia, realiza investigaciones militares en todas las áreas proclives a ser empleadas por sus fuerzas armadas en el futuro. Entre ellas en la modificación en el movimiento de ciclones y la producción de terremotos y lluvias.
Miles de millones de dólares al año, utilizan las fuerzas armadas del pentágono en investigaciones secretas que no conocen ni los legisladores de las comisiones de defensa y de presupuesto, tan proclives en agredir a países débiles en todo el mundo.
Entre esas investigaciones se señala a un escondido, oscuro, silencioso y casi secreto proyecto HAARD, siglas de programa de investigación de aurora activa de alta frecuencia. Consiste entre otras acciones en activar cerca de 200 antenas que otras informaciones señalan que superan las trescientas, que funcionando al mismo tiempo como una sola producen hasta un billón de ondas de radio de alta frecuencia, y que son empleadas según las fuerzas militares del pentágono para:
* Bloquear comunicaciones satelitales de otros países,
* Optimizar las comunicaciones que en todo el mundo mantienen las fuerzas armadas estadounidenses,
* Y detectar depósitos de armas de todo tipo incluyendo instalaciones nucleares en otros países a cientos de metros de profundidad.
Estas antenas se encuentran en un lugar denominado Gokona, Alaska y las manejan las fuerzas navales y aéreas de Estados Unidos. Sin embargo, muchos científicos e investigadores afirman que al mismo tiempo las antenas del programa HAARD pueden servir para alterar los vientos de la ionosfera, que nos protegen de rayos x, rayos gamma y rayos ultravioleta, todos nocivos para la salud del ser humano; afectando también, esas antenas, según los científicos al clima global.
Las antenas de Alaska del proyecto HAARD funcionan como antenas emisoras y receptoras de alta frecuencia; sus ondas pueden alterar el clima incluyendo el de los océanos, que prácticamente definen el recorrido de los huracanes.
Existe mucha información aún por dar a conocer sobre el proyecto HAARD de las fuerzas armadas norteamericanas que provocarían inclusive daños a la salud de los seres humanos del planeta. Por ello de acuerdo con Richard Williams, físico de la Universidad de Princeton en Estados Unidos dice: “El proyecto HAARD constituye un acto de barbarie. Los efectos de su uso pueden durar por años y años en la tierra”
Hay que considerar también los miles de millones de dólares que sin comprobación alguna se emplean en este proyecto y que benefician a grandes corporaciones privadas norteamericanas y británicas entre otras.
De manera que en un futuro de mediano plazo, sabremos si los dos huracanes que llegaron a las costas del Estado de Veracruz en menos de diez días se deben a que el proyecto HAARD, los desvió a fin de que no llegaran a las costas norteamericanas.
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