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La violencia
en Guerrero
HÉCTOR TENORIO
Hay tantas formas de violencia como formas de relacionarse, debido a que es un componente transversal a todas las formaciones sociales conocidas. Vale advertir que de continuar los hechos de sangre en Guerrero, se inhibirá el voto en los comicios de la entidad el 30 de enero próximo.
Por el momento nada parece revertir el clima de violencia. Los actos de terror son un mensaje para el actual gobierno y la administración que viene. El gobierno estatal de Guerrero no ha creado las condiciones de seguridad para que el próximo proceso electoral se realice en un clima de paz y tranquilidad, luego de los múltiples asesinatos registrados en Acapulco durante las primeras semanas del año. La razón es porque el aparato estatal opera a favor de Manuel Añorve Baños, candidato a la gubernatura del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En contra partida, las autoridades federales intervienen en el proceso electoral a favor del candidato perredista, Ángel Aguirre Rivero, quien manda un mensaje al mandatario estatal cuando le dice que: “el suyo será un gobierno para transitar de un régimen autoritario a uno democrático, por medio de una nueva Constitución que contendrá el reconocimiento a los derechos de los pueblos indígenas, afro mexicanos y migrantes, así como el derecho al trabajo, a la educación y a la salud”.
El gobierno federal tiene entre las cuerdas al gobernador, lo acusan de ser incapaz para hacerle frente a los grupos delincuenciales. Además de no haber llevado a cabo un proceso de depuración, de transformación, de recomposición y de reconstrucción de las fuerzas institucionales locales. No sería una sorpresa para nadie que el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, termine preso después de concluida su gestión.
En este contexto, se vislumbra un empate técnico entre el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el PRI, por tanto la posibilidad de que quien pierda el proceso impugne ante las autoridades electorales. Los perredistas denuncian que han llegado a Guerrero, operadores del tricolor para inhibir la elección y existe la certeza de que el gobernador mexiquense y aspirante a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, está mandando gente y recursos económicos a esta entidad tal y como lo ha hecho en otros estados, para comprar votos, golpear políticamente y tratar de hacer guerra sucia. Por su parte, los tricolores acusan al coordinador general de la campaña de Aguirre Rivero, Jesús Zambrano Grijalva de llevar a cabo una campaña negra en contra de Añorve Baños, al vincularlo con el crimen organizado sin prueba alguna.
Sin duda es preocupante la situación, ya que se ha generado un clima que entorpece la vida social del estado. La administración estatal debe buscar los mecanismos para detener este clima de intimidación, aunque llenar de policías el estado no sea una garantía para detener el clima de violencia y de terror. Por lo pronto, elementos del ejército y marina continúan con intensos patrullajes en diversas colonias de Acapulco, donde han realizado una serie de cateos, principalmente en aquellos sitios que son conocidos públicamente por dedicarse a la venta de drogas al menudeo.
De manera paralela a dichas acciones preventivas, la Policía Federal y los militares han colocado varios puntos de revisiones en carreteras que operan de manera aleatoria en la inspección vehicular y de personas. Bajo estas condiciones se desalienta la participación en las urnas. ¿Será el voto duro el que imponga el destino de la entidad ó la ciudadanía sobrepondrá a la dictadura del miedo? ¿O no?
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