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Los ángeles no tocan este arpa
El polémico proyecto HAARP
Michel Chossudovsky: Desestabilización de sistemas agroecológicos
Tanto fuertes movimientos de las placas tectónicas como las anomalías climáticas de los últimos años han despertado preocupación en varias personas alrededor del mundo.
Muchos expertos han expresado su preocupación debido al presunto vínculo entre estas manifestaciones naturales y el proyecto militar estadounidense HAARP.
El High Frequency Active Auroral Research Program (o programa de investigación de aurora activa de alta frecuencia) fue creado en 1993 entre el Departamento de Defensa del Pentágono, la Fuerza Aérea y la Marina.
Gracias a información ampliamente difundida se ha descubierto que el gobierno estadounidense ha realizado experimentos de manipulación climática desde la década de los cuarenta.
El primer índice de ello es la declaración que hizo el capitán Howard T. Orville, del Servicio Aéreo Naval y consejero principal de la Casa Blanca en 1958, quien aseguró que el Departamento de Defensa se encontraba investigando "métodos para manipular las cargas de la Tierra y el cielo con la intención de producir cambios en el clima". Lo anterior, dijo, se llevaba a cabo por medio de un haz electrónico que desionizaría o ionizaría la atmósfera sobre un área específica.
El pionero de la llamada Guerra Geofísica fue el profesor Gordon MacDonald, miembro del Comité Científico del Presidente en su momento. El investigador declaró en 1966 que "la clave de la guerra geofísica está en identificar la inestabilidad ambiental que, sumada a una pequeña cantidad de energía, liberaría cantidades ingentes de la misma".
"No es necesario declarar esta guerra secreta o incluso que sea conocida en la parte afectada. Sólo deben saber de ella las fuerzas de seguridad implicadas", escribió.
También explicaba que la tecnología pondría a disposición de las principales naciones “varias técnicas y avances para poder librar una guerra secretamente". De este modo, las herramientas para modificar el clima podrían usarse para crear periodos largos de tormentas, sequías y terremotos, que menguarían al país enemigo.
Por ejemplo, en 1967, como parte del proyecto Popeye en la Guerra de Vietnam, las nubes fueron bombardeadas con 47 mil toneladas de yoduro de plata para extender la temporada de lluvias monzónicas en la península de Indochina, lo cual dio resultado.
No obstante, en 1978, el Gobierno de Estados Unidos firmó la Convención de la ONU sobre la prohibición de los usos Militares u Hostiles de Técnicas de Modificación Ambiental, pero no ha dejado de experimentar.
De acuerdo a informes, el proyecto HAARP está establecido cerca de Gakona, Alaska, donde desde 2007 está equipado con la más alta tecnología, así como un campo con 180 torres que mandan cargas de energía electromagnética a la ionosfera, la capa más alta de la atmósfera de la tierra.
En el mismo 1997, el entonces Secretario de Defensa estadounidense, William Cohen, declaró: "Otros se están dedicando incluso a un tipo de terrorismo ecológico que puede alterar el clima, generar terremotos, activar volcanes a distancia mediante el uso de ondas electromagnéticas. Es decir, hay muchas mentes ingeniosas allá afuera trabajando en la búsqueda de medios para causar terror a otras naciones... Es real, y es la razón por la cual tenemos que intensificar nuestros esfuerzos".
Así Estados Unidos justificaba de manera moral las investigaciones que “estarían obligados“ a realizar, aunque las autoridades han negado tajantemente que el HAARP persiga fines militares.
El especialista canadiense y profesor de la Universidad de Ottawa, Michel Chossudovsky, dijo que la tecnología está siendo usada bajo el HAARP en su país inscrita en la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI por sus siglas en inglés), y explicó que la evidencia científica sugiere que el proyecto está funcionando al cien por ciento y cuenta con la capacidad de provocar sequías, inundaciones, huracanes y terremotos.
"Potencialmente, constituye un instrumento de conquista capaz de desestabilizar selectivamente los sistemas agrícolas y ecológicos de regiones enteras“, declaró.
En 1995 el experto Nick Begich publicó, junto con la periodista Jeanne Manning, un libro titulado Los ángeles no tocan esta arpa, donde plantean que las ondas electromagnéticas enviadas a la ionoósfera contribuyen a su calentamiento. Así mismo, Belgich dijo que hay un informe que estudia “el desarrollo de un sistema manipulador de los procesos mentales humanos mediante la radiación de frecuencias de radio sobre extensas zonas geográficas.“
El HAARP ha sido objeto de estudio varias veces por sus terribles efectos. En 1998, una comisión parlamentaria de la UE realizó una investigación en cuyas conclusiones afirmaron que la investigación militar estadounidense sigue estando basado en la manipulación climática como una potencial arma.
También en 2002 una Comisión de la Duma de Rusia declaró oficialmente estar sumamente preocupada debido al predecible alcance planetario del polémico HAARP.
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