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QUERÍA REELEGIRSE Salinas de Gortari no respeta reglas
NORBERTO MORENO
En consecuencia, al convertirse en ex Presidente, respetarán totalmente a quien asume esta responsabilidad. La regla -no escrita en México- es la no participación de los ex presidentes en política, en responsabilidades directas. No le corresponde estar presente en la toma de decisiones directas. Yo voy a cumplir plenamente esa regla de la sabiduría política mexicana". Lo que no sabía Salinas es cómo sería obligado a acatar esa regla. Los acontecimientos ocurridos a final de su mandato y el encarcelamiento de su hermano, lo obligaron a salir del país y autoexiliarse en Irlanda bajo los brazos de un nuevo amor.
Acusación de John Womack, profesor de Salinas en Harvard: En 1998 el catedrático de la Universidad de Harvard y consejero de Carlos Salinas, reveló los nombres de lo que el ex presidente llamó la nomenklatura, quienes habrían conspirado contra él y la "continuidad" de su proyecto: Ignacio Pichardo Pagaza, Gustavo Carvajal Moreno, Fernando Gutiérrez Barrios, Alfonso Martínez Domínguez, Fernando Ortiz Arana, Alfredo del Mazo, Augusto Gómez Villanueva, Javier García Paniagua y Francisco Labastida Ochoa.
Sonrisa siniestra.
Si existieron motivos políticos para asesinar a Luis Donaldo Colosio y evitar que actuara como bisagra en la reelección de Carlos Salinas de Gortari, los grupos involucrados los diluyeron desde las primeras investigaciones y presionaron a los distintos fiscales cuando comenzaron a hurgar hacia los hilos que conducían a los probables autores intelectuales. De esta forma, fueron exonerados los grupos TUCAN (Todos Unidos Contra Acción Nacional), Omega y hasta el propio Estado Mayor Presidencial. Las pistas del asesinato fueron borradas o alteradas en sus distintas etapas; además, Mario Aburto observó el video del asesinato y después fue sacado de la delegación de la PGR en Tijuana antes de su primera declaración; semanas y meses después, también fueron eliminados policías y agentes del Ministerio Público involucrados en la adulteración de hechos o que conocían demasiado y no se iban a callar. En su defensa pública, Salinas destacó su combate a los grupos políticos, económicos y del narcotráfico contrarios a su política; sin embargo, evitó decir que bajo su protección otros crecieron de forma inconmensurable.
Por su parte, el ex cónsul de México en San Antonio, Humberto Hernández Haddad, envió mensajes a la cancillería comandada por José Ángel Gurría, donde explicaba la existencia de una "relación voluntaria o involuntaria entre José Córdoba Montoya, Marcela Bodenstedt, Enrique Fuentes León (identificado por la DEA como abogado del cártel del Golfo), el ex diputado Manuel Muñoz Rocha y Juan García Abrego", además de que "desde 1992 el Departamento de Justicia, a través de su oficina en San Antonio, ha establecido reservas sobre el connacional Fernando de la Sota Rodalléguez, quien vino entonces a esta ciudad como comisionado de la PGR para investigar al cártel de Juárez" a petición de la entidad estadounidense, que tras darle todos los detalles de un operativo, confirmó sus pesquisas. Tras este hecho, ahora sí fue corrido por Morales Lechuga. Fernando de la Sota terminó como integrante del Estado Mayor Presidencial y de Seguridad del Presidente Ernesto Zedillo en 1995.
Apenas Ernesto Zedillo fue designado candidato sustituto, el jefe del clan y en ese entonces secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Carlos Hank González, operó el apoyo de la llamada vieja clase política para el nuevo abanderado del PRI, desde las mismas oficinas de la dependencia a su cargo. Y sus cercanos pronto coparon los primeros niveles de la política: Ignacio Pichardo Pagaza fue traído de la embajada de México en España para hacerse cargo de la coordinación general de la campaña y pese a no contar con los méritos suficientes, Humberto Benítez Treviño fue nombrado procurador general de la República en reemplazo de Diego Valadés, y Óscar Espinoza Villarreal fue integrado a la secretaría de Finanzas del PRI. Benítez fue acusado por Mario Ruiz Massieu de haber desalojado a sus colaboradores con lujo de violencia y armas largas, de las oficinas donde despachaba como subprocurador, en las cuales dejó unas carpetas donde José Francisco Ruiz Massieu tendría el detalle de los acontecimientos de 1994 hasta el día de su muerte.
Tras el triunfo de Zedillo en las elecciones del 21 de agosto de 1994, Pichardo Pagaza fue nombrado presidente del PRI y María de los Ángeles Moreno secretaria general a la muerte de José Francisco Ruiz Massieu; ambos fueron acusados por Mario cuando habló de que "los demonios andan sueltos" y obstaculizaban la integración de las averiguaciones en torno al asesinato de su hermano desde la sede del partido y el Congreso de la Unión, en colaboración con Benítez Treviño. Con estos acontecimientos, la prevalencia de los grupos ligados a José Córdoba y Atlacomulco en el gabinete de Ernesto Zedillo fue marcada. Pichardo Pagaza arribó al gabinete como secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal; Carlos Rojas Gutiérrez, quien fuera Director de Finanzas y Administración en el hipódromo de Agua Caliente de Jorge Hank Rohn, de 1985 a 1988; vicepresidente de Finanzas de 1985-86 y de Relaciones Publicas de 1987-88, y presidente y consejero 88-90, del Instituto Mexicano de Finanzas de Tijuana, continuó como secretario de la Sedesol, y Óscar Espinosa Villarreal fue designado regente de la Ciudad de México.
Luis Donaldo Colosio y sus hijos.
La fuerza del grupo Atlacomulco fue evidente en los primeros meses cuando negociada la salida de Roberto Madrazo como gobernador de Tabasco por Esteban Moctezuma y el PRD, ex presidente del PRI se acercó con su maestro y padrino Carlos Hank y desde la Hacienda Don Catarino se fincó su permanencia. Fue la primera gran derrota de Esteban Moctezuma, quien dejó la Secretaría de Gobernación a otro integrante del clan del Estado de México, Emilio Chuayffet en junio de 1995.
Luis Colosio Fernández, padre del candidato del PRI a la presidencia de la República, fue directo el 21 de marzo de 1995, al cumplirse un año del asesinato de su hijo: "Ojalá que cuando (la investigación) llegue a Córdoba (el presidente Zedillo) no se eche para atrás". Ante tal afirmación, la corroboración pedida por el reportero de El Imparcial de Hermosillo, Sonora, que lo entrevistó entonces y que se publicó hasta el 24 de marzo de ese año a petición del entrevistado, llevó a la reiteración:
-¿Córdoba, don Luis? ¿José Córdoba Montoya? ¿Usted cree que él pudo haber planeado el asesinato?
-Creo que él tuvo mucho que ver.
De esto, como de otros momentos en que supuestamente le habría pedido la renuncia a Colosio, Córdoba Montoya lo negó en una entrevista entregada por escrito al diario Reforma y publicada el 10 de octubre de 1994. "Es un disparate y un infundio sugerir que yo le hubiera podido pedir a Colosio renunciar a su candidatura. Simplemente ese hecho no ocurrió".
Luis Colosio Fernández dijo que el asesinato de su hijo se dio en un evidente clima de deterioro de la relación con Carlos Salinas, desmentido al día siguiente por el ex presidente quien lanzó un strike con mucha jiribilla: "Sería bueno preguntarle al que mandó la carta por qué expresaba esas cosas en la misiva. Yo creo que aquí, más que preguntarme a mí qué opino sobre ella, hay que preguntarle al que la escribió... algo que me llama la atención es la fecha de la carta, el 19 de marzo... es decir, en esas fechas el candidato Colosio había decidido hacer cambios a su equipo y entre los cambios estaba el del coordinador de su campaña". Mandó la carta Ernesto Zedillo, quien iba a ser relevado como coordinador de campaña, mientras su "jefe" y principal impulsor, José Córdoba Montoya "trabajará en el gobierno hasta el 30 de noviembre", habría decidido Colosio.
La carta parece escrita con toda intención: dañar la imagen de Manuel Camacho Solís y asumirse leales a Colosio e intrigar contra el entonces presidente Salinas. Aquí tres párrafos de ella: "No obstante lo ocurrido el pasado 28 de noviembre, Manuel Camacho -antes o después del 1 de enero- decidió continuar jugando un papel protagónico en la política nacional y ha actuado con un plan muy preciso para cumplir con ese objetivo, aprovechando y cultivando en todo momento las nuevas prioridades del Señor Presidente. Insisto, mi propuesta de celebrar este pacto (con Salinas) es independiente de mi admiración y agradecimiento por el Señor Presidente. Es una recomendación elemental, yo diría de libro de texto, de estrategia política. Créeme que estoy profundamente convencido de lo que te expreso. En mis recomendaciones no hay interés personal alguno. Simplemente creo que es lo mejor para México".
Con este contexto no puede soslayarse que Córdoba siempre tuvo un candidato: Zedillo. Y que si no lo pudo llevar a la candidatura, lo puso detrás del candidato como coordinador de campaña donde Colosio iba a nombrar a Carlos Rojas Gutiérrez. Con Zedillo detrás de Colosio, Córdoba tuvo que ver en decisiones de la campaña y, posteriormente, en la designación de su protegido como candidato sustituto antes de ser desterrado por Salinas como representante de México ante la OCDE.
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