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Edición 258
Escrito por NORBERTO MORENO   
Viernes, 13 de Mayo de 2011 11:36

{vozmestart}

COLOSIO Y RUIZ MASSIEU: CRÍMINES DE ESTADO

¿Cuántos Aburtos

hubo por fin?

NORBERTO MORENO

(SEGUNDA PARTE)

 

En el libro De Madero a Colosio, presento las irregularidades en la investigación. Incluso un facsímil de la declaración ministerial del Mario Aburto cuya firma no es la misma del que rinde su declaración preparatoria ante el juez de Distrito, Alejandro Sosa Ortiz. De manera exclusiva agrego el testimonio del médico legista del Mario Aburto que ingresa al penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez. A decir del doctor Eduardo Gómez Bernal, A las 11: 10 horas, se lleva a cabo la presentación de Mario Aburto ante los medios de comunicación en un cubículo con cristal blindado de la aduana de vehículos, posteriormente en el consultorio medico del área de máxima seguridad la doctora Diana D. González Torres y yo, médicos de guardia, examinamos clínicamente a Mario y le elaboramos su historia clínica. Al respecto, agrega, llama la atención la discrepancia que existe entre los cuatro exámenes médicos oficiales que se realizaron en el cuerpo de Mario Aburto desde el momento de su aprehensión hasta su llegada al Cefereso, ya que existe una marcada diferencia en la descripción de las lesiones como son sus características, situación, dimensiones y número.

En el primer examen médico, realizado por un perito médico legista de Tijuana se mencionan solamente tres lesiones. En el segundo, realizado por tres peritos médicos legistas de la ciudad de México, D.F. se mencionan 14 lesiones. En el tercero, realizado por dos médicos del Cefereso No. 1, se mencionan seis lesiones. En el cuarto, que realizamos con minucioso método medicolegal, la mencionada doctora González y yo, y del cual dí constancia, encontramos 17 lesiones, de las cuales estoy plenamente seguro de su real presencia en el cuerpo examinado.

 

2PARANORBERTO

¿Mario Aburto?

 

Ello da lugar al surgimiento de los siguientes cuestionamientos:

*¿Por qué esa divergencia de criterios en señalar las lesiones, si tan sólo habían transcurrido máximo 30 horas entre el primero y el cuarto exámenes realizados? Además de que el tipo de lesiones descritas en el cuerpo de Mario Aburto se clasifican como aquellas que tardan en sanar menos de 15 días.

*¿Por qué se encontraron lesiones relativamente benignas en el cuerpo de una persona que estuvo a punto de ser linchada por una multitud enardecida, sedienta de venganza, cegada por la pasión del momento y sin control?

*¿ Por qué en forma milagrosa desaparecieron algunas lesiones y de igual manera aparecieron otras?

*¿Por qué casi se habían quintuplicado (14 lesiones) en México las primitivas lesiones observadas en Tijuana (3 lesiones), y después habían disminuido a más de la mitad al ingreso de Mario al Cefereso (6 lesiones), para que a las escasas seis horas, nuevamente aumentaran la lesiones casi triplicándose? (17 lesiones).

*¿Por qué esa lógica evolución fisiológica en la que una pequeña equimosis en el transcurso de unas pocas horas duplica su tamaño para transformarse en una lesión dérmica y después aparecer como una excoriación?

*¿Por qué el "fuerte golpe en la pierna derecha" que sufrió Mario en la apretada aglomeración del mitin, y que según él le hizo perder el equilibrio, no dejó ninguna huella material y visible en la piel de su pierna derecha?

*¿Por qué esta discordancia de criterios en la descripción de lesiones tan simples como lo son los edemas, las equimosis, los hematomas, las excoriaciones y las heridas contusas por parte de médicos legistas oficiales de reconocida ética y experiencia profesional?

 

*¿Acaso existió impericia, negligencia o imprudencia en la realización de los exámenes médicos?

*¿Acaso las lesiones cambian de naturaleza de una entidad federativa a otra?

*¿Hubo un cambio del sujeto examinado?

*¿Qué ocurrió en medio del desordenado tumulto para tratar de asegurar al presunto homicida?

*¿Qué ocurrió la noche del miércoles 23 de marzo con la persona de Mario Aburto?

*¿Qué ocurrió en el transcurso del vuelo de Tijuana a la ciudad de México?

*¿Qué ocurrió en las oficinas de la PGR de la ciudad de México la tarde y la noche del jueves 24 de marzo con la persona de Mario Aburto?

*¿O acaso hubo consigna de "muy arriba" de ocultar la verdad de los hechos? y si la hubo, ¿con qué finalidad?

 

3PARANORBERTO

 

Tal vez la explicación de estos errores médicos, más no la justificación de ellos, sea que alguno de los peritos medico legistas, obligado por las humanas circunstancias de la hora, de las condiciones inadecuadas del lugar en que se practicó el examen o por relevancia del caso político, se halla equivocado, pero creo que estadísticamente esto no es posible. Insisto, participamos SIETE médicos, cinco de ellos somos peritos legistas, en la elaboración de estos cuatro estudios, y no existe una lógica concordancia y unificación de criterios en la descripción de las lesiones presentadas en la misma persona.

Y nuevamente surgen las inevitables dudas:

*¿Es que efectivamente se dio una suplantación de persona de Mario Aburto?

*¿Por qué en el dictamen de necropsia del licenciado Colosio no se detallaron las características medicolegales de los orificios de entrada y de salida que fueron ocasionados por los dos presuntos disparos, especificando la dimensión de cada uno de ellos para poder obtener el calibre de los proyectiles, y con esto determinar si se trató de una o de dos las armas homicidas y cuál fue el trayecto de los proyectiles?

*¿Por qué no se describió el anillo de contusión o Anillo de Fish de las heridas de los orificios de entrada para así poder determinar la posición que guardaba el (o los) agresor (s) en relación con la víctima?

Estas son tan sólo algunas de las muchas preguntas que no sólo médicolegalmente sino lógicamente surgen ya que ellas obnubilan en gran parte la verdad histórica de los hechos, pero son preguntas que hasta la fecha no han sido satisfactoriamente contestadas, además de que me parecen peligrosas y muy difíciles de responder debido a la trascendencia del magnicidio en cuestión. Las opiniones a la fecha han concluido en atribuirle dicho crimen al gobierno de Carlos Salinas. Entre esas voces, el doctor De Tavira así lo sostenía hasta el día de su asesinato en el estado de Hidalgo.

 

4PARANORBERTO

Zedillo: presindete suplente

 

La periodista Yolanda Figueroa, luego de hacer revelaciones acerca del narco-poder en su obra El Capo del Golfo, fue asesinada en el interior de su domicilio junto a su esposo e hijos. El crimen se les atribuyó a los trabajadores domésticos. En la obra, Figueroa se cuestiona los asesinatos o reclusión de personajes que estuvieron vinculados a la investigación. Estos son los casos de Federico Benítez López, ex director de Seguridad Pública Municipal de Tijuana; José Arturo Ochoa Palacios, ex delegado de la PGR en Tijuana; Ernesto Rubio Mendoza o Antonio C. Martínez, "El Guamúchil", ex agente judicial federal; Aarón Juárez Jiménez, ex defensor de Othón Cortés; José de Jesús García, que habría llevado a Othón Cortés a Lomas Taurinas; Eugenio Zafra, asesinado después de haber logrado la liberación de los Mayoral; Guillermo González Calderoni, presuntamente asesinado en Texas. El ex director de la policía judicial federal, Adrián Carrera Fuentes, quien estuvo en los primeros interrogatorios a Mario Aburto, cayó preso por su relación con El Cártel de Juárez. El ex secretario particular del Carlos Salinas, Justo Ceja Martínez está desaparecido.

Yolanda Figueroa refiere que cuando Jorge Carpizo McGregor se desempeñaba como procurador general de la República, y a raíz de las investigaciones de los narcoperiodistas, acusó formalmente a Césareo Morales García, en aquel entonces diputado federal con licencia y ex secretario del candidato a la presidencia, Colosio Murrieta, de haber servido de intermediario de su hermano Carlos Morales El Pelacuas, abogado de Miguel Ángel Félix Gallardo, para intentar invertir 500 mil dólares en el diario La Jornada. Figueroa cita además que el 25 de enero de 1996, en su edición semanal, la publicación estadounidense U.S. News and World Report informó que el desaparecido candidato a la Presidencia de la República, Colosio Murrieta, habría rechazado diez millones de dólares provenientes del narcotráfico para el financiamiento de su campaña. Según el conocido semanario, el ofrecimiento habría sido realizado por el cártel colombiano de Cali a través de Raúl Salinas de Gortari, y que muy probablemente esa actitud del entonces candidato presidencial habría motivado su asesinato.

El doctor Eduardo López Betancourt que de igual manera ha sufrido múltiples persecusiones escribió: "Entre más se analice la figura del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, se confirma que es quien, aún en nuestros días, ejerce mayor influencia y poder en el país. Ocurre como en las épocas del Maximato, período donde el ascendiente político de Plutarco Elías Calles era absoluto, y se decía: ‘el Presidente vive aquí, pero el que manda está enfrente’; haciendo referencia al lugar donde habitaba el sonorense Elías Calles, quien acostumbraba poner peleles como presidente. Actualmente se sigue la misma tónica; Carlos Salinas se hizo del poder político y económico de México, desde que era  secretario de Programación y Presupuesto, con el beneplácito del farisaico y tibio, pero eso sí, pillo a ultranza, Miguel de la Madrid Hurtado. Después, siendo Presidente, Salinas decide que su sucesor sea Luis Donaldo Colosio, quien al parecer le salió respondón, por lo que vía el magnicidio, es quitado del camino, y se le da el cargo al Presidente más gris que ha tenido México en toda la época post revolucionaria (lo cual no impidió que saqueara dinero de la hacienda pública (; obviamente, nos referimos a Ernesto Zedillo".

 

5PARANORBERTO

Comandante Gonzáles Calderoni.

 

A su vez Rafael Loret de Mola resume que dentro de los grandes simulacros de la vida nacional, éste cobra especial relevancia porque, sin duda, toma forma a través de la manipulación colectiva acerca de los grandes crímenes de 1994, cuya investigación, sinuosa y torpe, se aparta de la verdad para implementar, en cada momento y lugar, la consigna presidencial, para sancionar a quienes caen de la gracia del sistema -como Raúl Salinas de Gortari y no Carlos, por ejemplo, pues éste conserva influencia y cercanía con el poder-, o para forzar la expresión de opiniones en un sentido u otro para desvincular a los actuales depositarios del mando de cualquier posible sospecha.

Para pretender desmentir todo tipo de afirmaciones en su contra, el ex presidente Salinas narró sus tareas durante el día de la tragedia: "La tarde del 23 de marzo de 1994 me encontraba en el salón Vicente Guerrero de la oficina principal de Los Pinos en una reunión con campesinos. El acto concluyó aproximadamente a las 7:30 de la noche. Al salir del salón, me aguardaban junto a la puerta el jefe del Estado Mayor presidencial, José Cordoba. Me abordaron de inmediato para darme una noticia terrible: Durante un acto de su campaña electoral en la ciudad de Tijuana, Baja California, Donaldo Colosio había sufrido un atentado. Me dijeron que estaba herido de bala y que lo habían trasladado a un hospital. Sus palabras me produjeron una turbación profunda. Traté de reponerme. Pregunté sobre su estado de salud. Me respondieron que esperaban noticias sobre su evolución. Subí a mi oficina. Ahí llamé por la red al doctor Enrique Wolpert, subsecretario de Salud. Le pedí que se trasladara urgentemente a Tijuana en compañía del mejor especialista. Wolpert tenía estrecha relación con Luis Donaldo.

 

"Más tarde empezó a llegar información sobre Colosio. Era muy preocupante, pues confirmaba que su estado era de suma gravedad. Tenía la esperanza de que los conocimientos de Wolpert ayudaran a salvarlo. Llamé por la red al secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, quien se encontraba en su oficina, acompañado del procurador general de la República, Diego Valadés. Hablé con Carpizo y con Valadés y en ese momento le di instrucciones al procurador general de que se trasladara de inmediato a Tijuana para tratar de averiguar lo que sucedía. Después busqué al gobernador de Baja California, Ernesto Ruffo. No se encontraba en el estado. La angustia crecía. Continué informándome sobre el estado de salud de Colosio. En el hospital, los médicos luchaban por salvarle la vida. Las noticias no eran alentadoras. Al mismo tiempo, llegaban a Los Pinos miembros de mi gabinete y legisladores del PRI. Empecé a dialogar con algunos de ellos. En ese momento, llegó a mi despacho el doctor Ernesto Zedillo, quien había informado a Córdoba sobre el atentado contra Colosio. En presencia de Zedillo pedí que me comunicaran con Manlio Fabio Beltrones, gobernador de Sonora, estado vecino al lugar de la tragedia. El atentado se había cometido contra un sonorense distinguido. Le pedí al gobernador Beltrones que se trasladara desde Hermosillo al lugar de los hechos para completar  la información sobre los acontecimientos.

"Hablé por teléfono varias veces con Liébano Sáenz, secretario de Información y Propaganda del PRI. Sáenz, uno de los colaboradores más cercanos de Colosio, se encontraba en Tijuana; fue él quien le avisó a Zedillo del atentado. Le pregunté sobre la calidad del equipo médico que atendía a Colosio y sobre la situación de su esposa, la señora Diana Laura Riojas, quien estaba a su lado en el hospital. Sus palabras me confirmaban la gravedad del momento. Liébano Sáenz tuvo la amarga responsabilidad de anunciar al país el deceso de Colosio.

"En mi agenda oficial de esa noche estaba prevista la recepción oficial del Primer Ministro de Canadá. Había sido programada para las 8 de la noche en el salón Adolfo López Mateos de Los Pinos. Tuve que recibirlo, pues ya se encontraba en la residencia. Junto con él, me dirigí al salón donde se habían congregado decenas de funcionarios, empresarios e intelectuales. Se anunció la cancelación de la cena que teníamos programada. Despedimos de mano a cada uno de los asistentes. Regresé con el Primer Ministro a la residencia, y me despedí de él. Luego me trasladé a mi oficina. Ahí, a las 22:10 horas, me comunicaron que Donaldo Colosio había fallecido”.

Aunado a todo ello, es importante analizar el contexto del magnicidio. El periodista Renato Consuegra ha hecho una investigación en la que refiere que además Salinas de Gortari filtró la posibilidad de hacer modificaciones a la Constitución General de la República desde 1991.

A 10 días de las elecciones federales intermedias del 18 de agosto, la Asociación de Comerciantes de La Laguna, A. C. (Acolac), hizo publicar un desplegado periodístico con motivo de una visita de Salinas a Torreón. En él, los miembros de la Acolac solicitaron una audiencia presidencial para "plantear los fundamentos políticos, sociales, históricos y económicos" para modificar el artículo 83 de la Carta Magna que anula la reelección presidencial. Pero el 29 de agosto, la Secretaría de Gobernación, dirigida por Fernando Gutiérrez Barrios, respondió por medio de un comunicado que "no se propondrá modificación alguna en esta materia". Ignacio Ovalle, secretario técnico del Consejo Político del PRI, dijo que su partido no apoyaría ninguna propuesta reeleccionista, aunque desde el desaparecido PFCRN, el diputado Jorge Amador Amador, a título personal, expresó la conveniencia de pensar en el principio de no reelección.

En entrevista publicada por Excélsior el 18 de junio de 1992, Salinas comentó que, "a raíz de la elección de agosto de 1991 y del buen desenvolvimiento general del país, voces diversas han planteado este tema". El 29 de octubre, Salinas dio por terminada la campaña reeleccionista ante legisladores, al reiterar que no promovería ninguna modificación al artículo 83 constitucional. Y no sólo mandó tapar el cuadro de Venustiano Carranza en el salón que lleva el nombre del Jefe del Ejército Constituyente en Los Pinos, con uno de Francisco I. Madero, sino que llevó una ofrenda floral a la estatua de éste en la explanada central de la residencia oficial, con un listón morado y el lema: "Sufragio Efectivo. No reelección".

El proyecto salinista de reelección buscó por otro método. Si Manuel González le regresó el poder a Porfirio Díaz en 1884 -y se fue a gobernar Guanajuato hasta su muerte 9 años después- y Plutarco Elías Calles lo haría con Álvaro Obregón, ¿por qué Colosio no se lo habría de retornar en 2000? En una encuesta publicada en 1992 por el Instituto Mexicano de Opinión Pública (IMOP), dirigido por Adip Sabag, se estableció que entre los habitantes del país había la percepción de que un intento reeleccionista le podría costar la vida a Salinas.

Como parte del clima sobre la posibilidad de la reelección, metida también al debate público a pesar de los violentos acontecimientos de 1994, ese año Televisa transmitió la tercera de una serie de novelas históricas dirigidas por Ernesto Alonso: El Vuelo del Águila, con argumento del historiador Enrique Krauze sobre la vida y obra de Porfirio Díaz, y el matiz indicado para reconocer que, a quien por décadas se le considerara como un temible dictador, fuera descubierto "como un héroe y constructor del progreso que llevó a México a la modernidad del entonces naciente siglo XX, y cuya coyuntura histórica e ideales lo anclaron en el poder".

Salinas había declarado años antes, recién electo, al ex guerrillero nicaraguense Tomás Borge, que el principio de la no reelección en México ha funcionado bien. "Tiene raíces históricas profundas y la enorme virtud de permitir una extraordinaria movilidad política y social. Cuando se asume la Presidencia de la República, se sabe perfectamente que es un período fijo y, además quienes fueron presidentes, lo respetarán. En consecuencia, al convertirse en ex Presidente, respetarán totalmente a quien asume esta responsabilidad. La regla -no escrita en México- es la no participación de los ex presidentes en política, en responsabilidades directas. No le corresponde estar presente en la toma de decisiones directas. Yo voy a cumplir plenamente esa regla de la sabiduría política mexicana". Lo que no sabía Salinas es cómo sería obligado a acatar esa regla. Los acontecimientos ocurridos a final de su mandato y el encarcelamiento de su hermano, lo obligaron a salir del país y autoexiliarse en Irlanda bajo los brazos de un nuevo amor.

Acusación de John Womack, profesor de Salinas en Harvard: En 1998 el catedrático de la Universidad de Harvard y consejero de Carlos Salinas, reveló los nombres de lo que el ex presidente llamó la nomenklatura, quienes habrían conspirado contra él y la "continuidad" de su proyecto: Ignacio Pichardo Pagaza, Gustavo Carvajal Moreno, Fernando Gutiérrez Barrios, Alfonso Martínez Domínguez, Fernando Ortiz Arana, Alfredo del Mazo, Augusto Gómez Villanueva, Javier García Paniagua y Francisco Labastida Ochoa.

Si existieron motivos políticos para asesinar a Luis Donaldo Colosio y evitar que actuara como bisagra en la reelección de Carlos Salinas de Gortari, los grupos involucrados los diluyeron desde las primeras investigaciones y presionaron a los distintos fiscales cuando comenzaron a hurgar hacia los hilos que conducían a los probables autores intelectuales. De esta forma, fueron exonerados los grupos TUCAN (Todos Unidos Contra Acción Nacional), Omega y hasta el propio Estado Mayor Presidencial. Las pistas del asesinato fueron borradas o alteradas en sus distintas etapas; además, Mario Aburto observó el video del asesinato y después fue sacado de la delegación de la PGR en Tijuana antes de su primera declaración; semanas y meses después, también fueron eliminados policías y agentes del Ministerio Público involucrados en la adulteración de hechos o que conocían demasiado y no se iban a callar. En su defensa pública, Salinas destacó su combate a los grupos políticos, económicos y del narcotráfico contrarios a su política; sin embargo, evitó decir que bajo su protección otros crecieron de forma inconmensurable.

Por su parte, el ex cónsul de México en San Antonio, Humberto Hernández Haddad, envió mensajes a la cancillería comandada por José Ángel Gurría, donde explicaba la existencia de una "relación voluntaria o involuntaria entre José Córdoba Montoya, Marcela Bodenstedt, Enrique Fuentes León (identificado por la DEA como abogado del cártel del Golfo), el ex diputado Manuel Muñoz Rocha y Juan García Abrego", además de que "desde 1992 el Departamento de Justicia, a través de su oficina en San Antonio, ha establecido reservas sobre el connacional Fernando de la Sota Rodalléguez, quien vino entonces a esta ciudad como comisionado de la PGR para investigar al cártel de Juárez" a petición de la entidad estadounidense, que tras darle todos los detalles de un operativo, confirmó sus pesquisas. Tras este hecho, ahora sí fue corrido por Morales Lechuga. Fernando de la Sota terminó como integrante del Estado Mayor Presidencial y de Seguridad del Presidente Ernesto Zedillo en 1995.

Apenas Ernesto Zedillo fue designado candidato sustituto, el jefe del clan y en ese entonces secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Carlos Hank González, operó el apoyo de la llamada vieja clase política para el nuevo abanderado del PRI, desde las mismas oficinas de la dependencia a su cargo. Y sus cercanos pronto coparon los primeros niveles de la política: Ignacio Pichardo Pagaza fue traído de la embajada de México en España para hacerse cargo de la coordinación general de la campaña y pese a no contar con los méritos suficientes, Humberto Benítez Treviño fue nombrado procurador general de la República en reemplazo de Diego Valadés, y Óscar Espinoza Villarreal fue integrado a la secretaría de Finanzas del PRI. Benítez fue acusado por Mario Ruiz Massieu de haber desalojado a sus colaboradores con lujo de violencia y armas largas, de las oficinas donde despachaba como subprocurador, en las cuales dejó unas carpetas donde José Francisco Ruiz Massieu tendría el detalle de los acontecimientos de 1994 hasta el día de su muerte.

Tras el triunfo de Zedillo en las elecciones del 21 de agosto de 1994, Pichardo Pagaza fue nombrado presidente del PRI y María de los Ángeles Moreno secretaria general a la muerte de José Francisco Ruiz Massieu; ambos fueron acusados por Mario cuando habló de que "los demonios andan sueltos" y obstaculizaban la integración de las averiguaciones en torno al asesinato de su hermano desde la sede del partido y el Congreso de la Unión, en colaboración con Benítez Treviño. Con estos acontecimientos, la prevalencia de los grupos ligados a José Córdoba y Atlacomulco en el gabinete de Ernesto Zedillo fue marcada. Pichardo Pagaza arribó al gabinete como secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal; Carlos Rojas Gutiérrez, quien fuera Director de Finanzas y Administración en el hipódromo de Agua Caliente de Jorge Hank Rohn, de 1985 a 1988; vicepresidente de Finanzas de 1985-86 y de Relaciones Publicas de 1987-88, y presidente y consejero 88-90, del Instituto Mexicano de Finanzas de Tijuana, continuó como secretario de la Sedesol, y Óscar Espinosa Villarreal fue designado regente de la Ciudad de México.

La fuerza del grupo Atlacomulco fue evidente en los primeros meses cuando negociada la salida de Roberto Madrazo como gobernador de Tabasco por Esteban Moctezuma y el PRD, ex presidente del PRI se acercó con su maestro y padrino Carlos Hank y desde la Hacienda Don Catarino se fincó su permanencia. Fue la primera gran derrota de Esteban Moctezuma, quien dejó la Secretaría de Gobernación a otro integrante del clan del Estado de México, Emilio Chuayffet en junio de 1995.

Luis Colosio Fernández, padre del candidato del PRI a la presidencia de la República, fue directo el 21 de marzo de 1995, al cumplirse un año del asesinato de su hijo: "Ojalá que cuando (la investigación) llegue a Córdoba (el presidente Zedillo) no se eche para atrás". Ante tal afirmación, la corroboración pedida por el reportero de El Imparcial de Hermosillo, Sonora, que lo entrevistó entonces y que se publicó hasta el 24 de marzo de ese año a petición del entrevistado, llevó a la reiteración:

-¿Córdoba, don Luis? ¿José Córdoba Montoya? ¿Usted cree que él pudo haber planeado el asesinato?

-Creo que él tuvo mucho que ver.

De esto, como de otros momentos en que supuestamente le habría pedido la renuncia a Colosio, Córdoba Montoya lo negó en una entrevista entregada por escrito al diario Reforma y publicada el 10 de octubre de 1994. "Es un disparate y un infundio sugerir que yo le hubiera podido pedir a Colosio renunciar a su candidatura. Simplemente ese hecho no ocurrió".

Luis Colosio Fernández dijo que el asesinato de su hijo se dio en un evidente clima de deterioro de la relación con Carlos Salinas, desmentido al día siguiente por el ex presidente quien lanzó un strike con mucha jiribilla: "Sería bueno preguntarle al que mandó la carta por qué expresaba esas cosas en la misiva. Yo creo que aquí, más que preguntarme a mí qué opino sobre ella, hay que preguntarle al que la escribió... algo que me llama la atención es la fecha de la carta, el 19 de marzo... es decir, en esas fechas el candidato Colosio había decidido hacer cambios a su equipo y entre los cambios estaba el del coordinador de su campaña". Mandó la carta Ernesto Zedillo, quien iba a ser relevado como coordinador de campaña, mientras su "jefe" y principal impulsor, José Córdoba Montoya "trabajará en el gobierno hasta el 30 de noviembre", habría decidido Colosio.

La carta parece escrita con toda intención: dañar la imagen de Manuel Camacho Solís y asumirse leales a Colosio e intrigar contra el entonces presidente Salinas. Aquí tres párrafos de ella: "No obstante lo ocurrido el pasado 28 de noviembre, Manuel Camacho -antes o después del 1 de enero- decidió continuar jugando un papel protagónico en la política nacional y ha actuado con un plan muy preciso para cumplir con ese objetivo, aprovechando y cultivando en todo momento las nuevas prioridades del Señor Presidente. Insisto, mi propuesta de celebrar este pacto (con Salinas) es independiente de mi admiración y agradecimiento por el Señor Presidente. Es una recomendación elemental, yo diría de libro de texto, de estrategia política. Créeme que estoy profundamente convencido de lo que te expreso. En mis recomendaciones no hay interés personal alguno. Simplemente creo que es lo mejor para México".

Con este contexto no puede soslayarse que Córdoba siempre tuvo un candidato: Zedillo. Y que si no lo pudo llevar a la candidatura, lo puso detrás del candidato como coordinador de campaña donde Colosio iba a nombrar a Carlos Rojas Gutiérrez. Con Zedillo detrás de Colosio, Córdoba tuvo que ver en decisiones de la campaña y, posteriormente, en la designación de su protegido como candidato sustituto antes de ser desterrado por Salinas como representante de México ante la OCDE.

 

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