{vozmestart}
La dictadura del IFE
mata democracia
México: Tus hijos, los más pequeños, los más limpios, los más valientes, han ganado para ti un Campeonato Mundial. Gloria y honor para estos “potros de hierro”. Sólo tú sabes inspirar tanto amor y tanta entrega. Ellos han abierto para los tres colores, una ventana de luz en medio de tanta negrura.
Para empezar, el IFE se ha mostrado muy exigente: pretende apropiarse de gran parte del tiempo con 39.2 millones de spots en los medios. Al IFE de ahora le atribuimos hacer exactamente lo contrario para lo que fue creado. Es un puñal clavado en la democracia de la que, se supone, era guardián.
Cojo, como está, porque le faltan tres consejeros, pretende imponer algo así como una ley mordaza a la prensa escrita, a la radio y a la televisión.
Semejante conducta, tan censurable, es equivalente a la de un dictador y está a favor de todos los partidos políticos que son lastre para la mismísima democracia y látigo para nosotros, los ciudadanos, que no vemos con buenos ojos a ninguno de ellos, llámese como se llame.
En lo personal y en lo profesional nunca hemos formado parte de ninguno de esos partidos, y se nos encogen las entrañas de disgusto al contemplar la miseria que han provocado los entes de esta partidocracia a la que no escapa la obra de la “maestra” Elba Esther Gordillo, con su Nueva Alianza.
En reciente entrevista que concedió Felipe de Jesús Calderón a Foro TV nos sorprendió el desparpajo, por no decir el descaro, al aceptar sus negociaciones con la lideresa de los “profesores”. Se nota que el primer mandatario está confundido: una cosa es la educación integral y, otra, los individuos que la imparten.
Entre los miles de docentes que forman el grupo Gordillo hay, indudablemente, buenos mentores. La mayoría, sin embargo, no lo es. Ustedes han visto -por ejemplo- cómo se comportan en Oaxaca o en Michoacán, o aquí, en el DF; no son mentores, no son educadores, son agitadores a los que la niñez no les importa.
Calderón está equivocado. Ese amiguismo con Elba Esther es un yerro. Si hubiera verdadera educación no existirían ni el IFE con sus miles de millones de pesos para financiar a la partidocracia que nos asfixia, ni existirían los políticos y los gobiernos que han sumido al país.
La educación es tan clara, ciertamente, que abre todos los caminos, pero no la clase de educación que se imparte y es origen de este desastre.
Digan lo que digan, México prosperó con Miguel Alemán; un poco con Ruiz Cortines; con Adolfo López Mateos -quien consiguió las Olimpiadas del 68- y fue no sólo un buen Presidente, sino un estadista. Ese ciclo de progreso culminó con Gustavo Díaz Ordaz, quien, como mandatario, asumió, sin tener culpa, la responsabilidad del entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, el “demonio de San Jerónimo”, por lo del 2 de octubre de 1968.
Se siente dolor al contemplar las áreas inundadas por las lluvias y aguas negras y comprobar el desespero de nuestros compatriotas damnificados, en tanto que el IFE bota millonadas en sueldos, propaganda y el peso de este lastre que se llama PRD, PAN, PRI, Nueva Alianza y etcétera, etcétera, etcétera.
Si hubiera verdadera educación, señora Gordillo, no estuviera usted donde está y sus amigos y políticos, tampoco. México, que es más que de nombre Estados Unidos Mexicanos, tendría otro régimen de gobierno y los electores no serían sobornados con una despensa, lápices, gorras, o cualquier cosa.
Estamos en lo mismo. Los acarreos, los sindicatos corporativos comprometidos por sus líderes corruptos, el control de los locatarios de los mercados, en fin, la carne de cañón. Todo lo anterior lo tolera, no lo castiga, el Instituto Federal Electoral. Es una pena, porque vemos al IFE aliado, en cierto modo, con el Congreso. Es lastimoso comprobar que de los consejeros del IFE en funciones, el único razonable es Juan Francisco Guerrero, quien renunció a la presidencia de la Comisión de Radio y Televisión del IFE, porque no estuvo de acuerdo con las medidas dictatoriales e inmisericordes del Instituto para con los medios de comunicación, a los que pretende imponer una especie de ley mordaza.
El IFE, sin embargo, no tiene toda la culpa. La reforma electoral aprobada por el Congreso de la Unión en el 2007, agregó el derecho de réplica al artículo 6º constitucional. Los legisladores, sin embargo, no han dado forma a la normatividad respectiva. Han sido omisos.
Ante ese vacío, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó al IFE conocer del mencionado derecho de réplica. Pero el Tribunal no tiene atribuciones para promover algo así.
Está claro que políticos y partidos quieren utilizar el derecho de réplica para silenciar a los medios y periodistas verdaderamente libres, informados y autónomos. Es a ellos a quien va dirigida la ley mordaza.
Se debe reconocer, también, que la mayoría de los concesionarios de radio y televisión utiliza sus frecuencias sólo para enriquecerse, lo que les lleva a ser cómplices de un sistema que les abona ganancias mes con mes.
Su majestad imperial, la llamada “clase política”, aliada con la mayoría de los dueños de los medios de comunicación en México, se colocó por encima de todos los poderes de la República. Ha permitido, por ejemplo, que apoyados en la partidocracia, los excelentísimos señores gobernadores se yergan, cual reyezuelos, sin rendir cuentas a nadie, igual que en los Emiratos Árabes, donde el dinero del petróleo, que es patrimonio del pueblo, va a las arcas de los jeques.
El IFE, manejado por esa partidocracia, se propone anular el legítimo derecho que contraviene al mal gobierno: el derecho a la libertad de prensa. Los periodistas de la vieja guardia, como nosotros, defendemos ese sagrado derecho y abominamos de los antipatriotas que culpan a quien impide, con su vida y con su sangre, que México se vuelva una anarquía.
{vozmeend}
|