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México, a dos fuegos
De un lado, la raza política y la perjudicial, con unas cuantas excepciones; gobernadores y legisladores dispuestos a succionar dinero y más dinero para las campañas electoreras. Arden las ambiciones.
Calderón, más que Presidente, es el jefe del PAN; no el suyo, ni los otros partidos nos seducen. Nunca hemos pertenecido a ninguno.No es cuestión de colores, sino de candidatos. De todos no hay uno que garantice. La caballada se alborotó antes de tiempo. La verdad es que la situación del país no les interesa. Van tras el contenido de las arcas de la nación. En tropel corren a tratar de posicionarse, lo demás no les interesa…
Por el otro lado, el narcotráfico ha permeado a las autoridades judiciales y su capo mayor está protegido por la Unión Americana, de la que es testigo protegido, fuente de datos para las agencias de Inteligencia gringas. Por eso no lo aprehenden. Nos referimos al “Chapo” Guzmán. Es soplón.
Con la clase de políticos que tenemos no podemos esperar nada bueno. Tampoco de los “redentores” que los besan. Esa clase de personas nos recuerda a la señora Rosario Torres viuda de Piedra, que convirtió la muerte de su hijo en bandera de su conveniencia.
En este escenario, lo que le importa a la mayoría gobernante, son las elecciones presidenciales y del Poder Legislativo. Los acontecimientos de Torreón nos imponen reflexionar.
Hemos visto las escenas del estadio “Territorio Santos Modelo”. Fuimos testigos de que dentro de las instalaciones hubo pánico por la balacera ocurrida fuera del campo de juego; en tanto que dentro se celebraba un partido de futbol profesional, entre los equipos de “Santos Laguna” y “Monarcas” de Morelia. Había unas 20 mil personas. Estaban presentes las selecciones Sub 17 y Sub 20.
No hubo una tragedia porque el dueño del equipo coahuilense llamó a la calma. Los árbitros suspendieron el encuentro y con los jugadores, se fueron a los túneles, tras de que los muchachos localizaran a sus familiares y se los llevaran con ellos. El público se portó con civilidad. Un periodista lagunero declaró a una radiodifusora del DF: “Es el día a día, aquí, estamos acostumbrados”.
Las balas rompieron vidrios y abrieron boquetes en los muros del “Territorio Santos Modelo”. Por fortuna quitaron las mallas que separaban las tribunas de la cancha y con eso se evitó un desastre.
Tomás Boy, director técnico de los “Monarcas”, declaró que fue un acto de terrorismo. Comentó que cuando se fueron de regreso a Morelia los escoltaron sólo dos motociclistas. El escándalo fue nacional. Los directores del futbol mexicano se reunieron con el secretario de Gobernación, Blake Mora. Se acordó en la junta incrementar e igualar las medidas de seguridad en todos los estadios de la República.
Se ratificó que la Selección de Brasil vendrá en octubre a un partido amistoso con la Selección Mayor del Tri.
Humberto Moreira, líder del PRI, manifestó frente a las cámaras que “la política es para servir. El político que no sirve, no sirve para nada”. Estamos de acuerdo, ex Gobernador de Coahuila, quien –por cierto- salió con cuentas rojas de 32 mil millones de pesos de deuda. Ninguno, nadie de todos ellos, contará con nuestro voto.
México a dos fuegos, y nosotros en medio. Nadie de los que se avientan en avalancha para timonear el país y seguir sangrándolo, vale un comino. López Obrador, el portavoz de las izquierdas, se quedó callado cuando el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas hizo saber que “si lo invitaban, contendería”.
Pues sí, estamos al centro de la contienda. Nuestro deber es seguir adelante. No ceder los espacios a los narcos. Es cierto que el futbol es un negociazo para sus dueños y que a los jugadores los venden, en el “draft”, como si fueran costales de papas. Eso nos revelaron el extinto gran portero de la Selección Nacional 1970, Toño Mota y el crack Enrique Borja.
Esperamos que el público no abandone los estadios, son fuentes de trabajo; que siga yendo a los mercados; a los comercios; a los espectáculos, porque son lugares donde nacen los empleos y la economía nuestra lo necesita.
¡Fe en México y adelante! Los lugares públicos tendrán que seguir en nuestro poder y no en el del crimen organizado.
Dejemos el temor y no obsequiemos los deseos de los asesinos, quienes sueñan con apoderarse de las calles y las plazas, de los sitios de reunión, etcétera. ¡Compatriotas, hay muchísimo qué hacer!
El IFE, rector de la partidocracia que padecemos, solicita casi 16 mil millones de pesos para financiarse el año próximo; de estos, más de cinco mil millones serán para los partiditos y partidotes.
Ya para cerrar estas líneas, a eso de las 16:00 horas, del jueves 25 de agosto pasado, los terroristas incendian, regando bidones de gasolina, en el “Casino Royale” de Monterrey. El saldo, de momento, es de más de 40 fallecidos. Se teme que la cifra vaya en aumento, porque unas 35 víctimas estaban en el segundo piso cuando quedaron atrapadas porque las puertas de seguridad no funcionaron. El lugar de las apuestas se convirtió en una trampa, para entrar a la cual hubo de romper vidrios y abrir boquetes en los muros. El Presidente Municipal de Monterrey dijo que el casino había sido clausurado tres meses atrás, pero que otras autoridades quitaron los sellos como de costumbre, y no respetaron las órdenes del Ayuntamiento.
¿Hasta cuándo la inútil clase política y el Ejecutivo federal comprenderán que es hora de implantar el estado de sitio?
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