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Edición 267
Escrito por Miguel García Reyes   
Jueves, 29 de Septiembre de 2011 15:46

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La geopolítica de la seguridad

energética

 

Miguel García Reyes

 

Al concluir la segunda guerra mundial, la gran derrotada fue Europa; acabó devastada y endeudada, sobre todo Alemania, que fue la que generó el conflicto. Por el contrario, los dos países que se beneficiaron tanto en el aspecto económico como en el geopolítico fueron la Unión Soviética y Estados Unidos; ambos, junto con sus aliados recogieron y ordenaron los restos de la orgullosa Europa.

En este sentido, cabe hacerse una pregunta ¿eso querían hacer con Europa los que gestaron el conflicto? La intención real fue frenar el desarrollo económico y social de Europa, así como también el de la URSS. Si es así, entonces se puede asegurar que el único ganador verdadero fue Estados Unidos, el cual, a través del conflicto, logró que sus competidores europeos y su enemigo ideológico, la Unión Soviética, frenaran de manera considerable su crecimiento económico.

 

1

La guerra de los tanques 1939-1945

 

Otro de los éxitos de Estados Unidos en esta guerra consiste en haberle arrebatado, sobre todo a los europeos en términos geopolíticos, la mayoría de sus colonias en Asia, África y Medio Oriente. Además, logro aumentar su presencia en América Latina. Uno de los motivos de la guerra por parte de Washington fue el de ampliar su presencia en las regiones ricas en hidrocarburos, como es el caso del Medio Oriente. Hay que recordar que precisamente, a la segunda guerra mundial se le denominó la Guerra de los tanques, ya que durante la conflagración, éstos irrumpieron en el escenario bélico, siendo considerados como las primeras grandes fortalezas de hierro que consumen grandes cantidades de hidrocarburos. Es por eso que para Hitler era sumamente importante apoderarse de las regiones del Cáucaso soviético y la parte europea de la URSS, donde se encuentran grandes volúmenes de petróleo y gas.

Uno de los instrumentos que utilizaron los estadounidenses y sus aliados para establecer el status quo en territorio europeo fue el plan Marshall; éste sirvió no sólo para la reconstrucción del viejo continente sino también para crearle a los países europeos , en particular a Alemania, una gran dependencia con respecto a Estados Unidos, en este caso, en las áreas de la economía, las finanzas, la industria e incluso la militar.

 

2

El Muro de Berlín.

 

La gran guerra, que tuvo como principales escenario Europa y Asia, y de manera marginal África y Medio Oriente, motivó el surgimiento de un nuevo orden internacional, ahora de manera bipolar; lo encabezaron las dos potencias mundiales vencedoras en el conflicto: La socialista Unión Soviética y la capitalista Estados Unidos. En este sentido, podemos asegurar que a partir del establecimiento del nuevo orden internacional, la Organización de las Naciones Unidas se convirtió en el principal foro, en el cual, ambas potencias y sus respectivos aliados dirimían sus diferencias en el ámbito diplomático. Fuera de ella los dos países, ya como un legado de la geopolítica, se enfrentaban para obtener la mayor cantidad de beneficios posibles en lo referente a nuevos mercados, más territorios y mayores volúmenes de recursos naturales, entre los que destacaban los hidrocarburos.

A partir de 1964, el muro de Berlín se encargó de dividir no sólo a esta ciudad o a la misma Alemania, sino también a Europa e incluso al mundo; ante esta situación, las relaciones internacionales comenzaron a funcionar en el marco de la bipolaridad, lo cual después influiría en la generación de un nuevo orden energético que sería también bipolar. Con esto, acabó el tiempo de la multipolaridas que funcionó a través de las negociaciones entre imperios, tanto europeos como asiáticos y norteamericanos. En el marco de esta nueva estructura política y energética, la sociedad mundial acabó dividiéndose en dos partes; una de ellas controlada por la Rusia socialista soviética y la otra, por Estados Unidos.

Una de las consecuencias de la nueva bipolaridad fue que si bien en ésta ya no existían muchos actores, como había ocurrido en la anterior estructura que había sido multipolar, en el nuevo orden, los dos países que lo encabezaban eran de gran peso político y con una gran capacidad de destrucción masiva, la URSS y Estados Unidos. Es entonces cuando el mundo debió reconocer que la ONU se estaba convirtiendo en el santuario de los ricos y poderosos, desde donde éstos podían golpear de manera impune a los países más pobres.

Así, de las cenizas de la segunda guerra mundial, como resultado de la lucha geopolítica, Estados Unidos obtuvo el control de la parte occidental de Europa, así como también de la mayor parte del territorio de Asia Pacífico. Por su parte, la Unión Soviética obtuvo como botín de guerra los estados de Europa Oriental y el Báltico, los cuales a partir de entonces, en términos geopolíticos, se convirtieron en su colchón o en estados tapón que los protegerían de futuras incursiones europeas o estadounidenses.

Aunque no es posible asegurar que los soviéticos hubieran compensado con los territorios ganados en la guerra y la infraestructura industrial que en éstos había, las pérdidas humanas y materiales que tuvieron durante la gran conflagración europea, sí se puede concluir que obtuvieron suficientes ganancias como para poderse colocar en el liderazgo mundial, sobre todo en el área industrial-militar. Con la nueva riqueza adquirida, la nación euroasiática obtuvo la autoridad suficiente para advertir al mundo que en el contexto de la bipolaridad iba a competir con Estados Unidos y sus aliados en la adquisición de nuevos territorios, mercados y recursos naturales; esto, aparte de la lucha ideológica que se seguiría llevando a cabo y en las que se confrontarían el socialismo y el capitalismo.

A partir de la gestación del nuevo orden internacional bipolar, quedó claro en la comunidad internacional que los dos polos, no sólo en lo concerniente a su poder destructivo, sino también en el económico y en el energético, estaban dispuestos a disputarse el mundo, utilizando para ello de manera velada la geopolítica, la cual ha sido vetada en los círculos académicos de la mayoría de las naciones que habían participado en la segunda guerra mundial. Las atrocidades cometidas por los alemanes habían exhibido a esta ciencia como un arma más de destrucción masiva. Reiteramos, la muerte de 60 millones o más de seres humanos confirmaron el poder letal de la geopolítica.

Para visualizar el alto grado de agresividad que habían alcanzado tanto la geopolítica como los geopolíticos, cabe destacar las palabras del inglés Mackinder, quien a finales del siglo XIX, precisamente cuando Gran Bretaña gozaba de los beneficios de la Pax Británica, que había impuesto en el mundo a partir del siglo XVIII, advirtió a los gobernantes de ese país que era necesario reeducar a la juventud inglesa y prepararla para las guerras del siguiente siglo, el siglo XX. El geopolítico británico recomendó al gobierno inglés sacar de los pubs (bares) a los jóvenes y reimplantarles la educación militar. Hoy día, queda claro que Mackinder sabía de lo que hablaba, ya que su país había participado en varias guerras regionales y mundiales, y que gracias a la riqueza económica y al poder político adquirido, estaba relajando sus normas sociales, lo que amenazaba al pueblo inglés; Mackinder conocía muy bien el final que había tenido en el pasado otro gran imperio, el romano, el cual desapareció cuando las hordas germánicas lo aplastaron debido a que en él prevalecía la perversión y la corrupción.

Sin embargo, hay que reconocer que, a pesar de que en las últimas décadas la Gran Bretaña ha perdido mucho terreno en los ámbitos geopolítico, económico y comercial, todavía mantiene una gran presencia en el mundo a través de la famosa Commonwealth, que es su principal arma geopolítica frente al resto de las potencias regionales. Es un hecho también que, no después de la segunda gran conflagración, Gran Bretaña y otras naciones europeas perdieron la mayoría de sus posesiones coloniales; en el caso de la nación inglesa, ésta conservó las suyas aunque bajo otro status político.

 

4

La Commonwealth.

Bajo el nuevo panorama de incertidumbre política y de violencia latente en la conciencia de los ciudadanos, sobre todo los del llamado primer mundo, comenzó a permear la idea de que era necesario crear un nuevo concepto científico que hiciera referencia a la seguridad, no sólo de las instituciones del Estado, sino también del ciudadano común. El nuevo concepto, en gran medida debía ocultar la geopolítica y justificar la primicia tradicional de los poderosos y que incluso fue referida por primera vez por Cleopatra, quien fue emperatriz de Egipto: La primicia advertía que “era necesario prepararse para la guerra para poder vivir en paz”. El nuevo concepto que crearon precisamente los estadounidenses para esconder la geopolítica y resaltar la seguridad, es el de Seguridad Nacional. Éste término, aunque se encuentra en otras épocas, con otros nombres, en aquella fase de la posguerra tenía el objetivo de justificar las guerras del futuro que ya no iban a ser en el terreno militar sino más bien en el energético, el ambiental, el ideológico y el comercial, entre otros.

Con el nuevo concepto, Washington formuló una doctrina que le permitió, y que le sigue permitiendo en la actualidad, defender de manera abierta sus intereses, y al mismo tiempo amenazar los de aquellos países que no comulgan con sus preceptos políticos y económicos e incluso culturales. Así, tenemos que en sus principios, la principal amenaza para la seguridad de Estados Unidos fue la URSS y el resto de las naciones socialistas, después los grupos islámicos, sobre todo los más fanáticos, como es el caso de los miembros del grupo Al Queda, y actualmente la crisis financiera.

 

7

La CIA.

 

A partir del surgimiento del concepto de Seguridad Nacional, en Estados Unidos, al contrario de lo que ocurrió en Alemania en los años previos a la segunda guerra mundial, cuando el quehacer diplomático se sustituyó a la carrera de relaciones internacionales por la de la geopolítica, ahora en el mundo bipolar, en esa nación se sustituía a la geopolítica por la de las relaciones internacionales, aunque esto, reiteramos, ocurría básicamente en el papel, ya que en la realidad, las naciones poderosas se seguían preparando para la guerra para poder mantener la paz. Esto fue precisamente lo que creó e impulsó la carrera armamentista entre la URSS y Estados Unidos, la cual finalmente la perdió la URSS en 1986 cuando su novel presidente Mijail Gorbachov, sucumbió ante las amenazas del entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, quien amenazó a los soviéticos de trasladar la guerra al espacio, la cual tomará después el nombre de Guerra de las galaxias.

En la actualidad, los archivos indican que los antecedentes del concepto de Seguridad Nacional se encuentran en los primeros años de la posguerra, es decir, en abril de 1945, durante el gobierno de Harry S. Truman, quien heredó la difícil tarea de compartir la reconstrucción del mundo después de la segunda guerra mundial. Esto ocurrió en los inicios de lo que posteriormente sería la guerra fría. Su gobierno se decidió a promover una serie de alianzas y coaliciones militares que le iban a permitir a su país consolidar la paz a nivel mundial. Con ello, el presidente Truman creo las bases de una política exterior novedosa, con la cual, sin dejar de lado el ataque frontal o el preventivo, privilegió la defensa. Por esta razón, a Truman se le considera como el promotor de la nueva Paz Fría, a él le correspondió establecer las bases de lo que años después se conocería como la doctrina de la Seguridad Nacional.

Uno de los primeros documentos en los que se estableció la nueva realidad estadounidense, en el marco de la seguridad, fue el Acta de Seguridad Nacional. Este documento reflejó en gran medida la posición predominante en la política estadounidense del sector militar, lo cual de alguna manera militarizó la política de ese país. Esto, hay que aclararlo, respondía en gran medida al proceso de militarización que se mantenía en la Unión Soviética. Hay que recordar que desde los primeros tiempos posrevolucionarios, León Trotsky había propuesto la militarización de la industria soviética y al mismo tiempo la industrialización el Ejército rojo. Esto permitió a la nación socialista avanzar en el terreno industrial y a la vez también en el militar. En gran medida, este modelo de desarrollo permitió a la URSS salir victoriosa en la segunda guerra mundial.

Regresando a Estados Unidos, en esta nación, en el marco de las nuevas ideas sobre seguridad, la élite del poder se reorganizó en función de los intereses del aparato castrense, el cual por cierto era dirigido por civiles; esto permitió la colaboración en la economía de ese país, tanto del capital público como del privado. Esto ocurrió principalmente en los sectores automotriz, bélico, alimentario y el de la salud, entre otros. En lo que se refiere al sector energético, fue hasta el gobierno de Ronald Reagan y posteriormente en el de George W. Bush cuando el capital privado, en particular el nacional, intervino en el desarrollo del complejo energético estadounidense.

En el marco de la reorganización interna, política y militar, el 26 de julio de 1947, Harry S. Truman creo el Acta de Seguridad Nacional (National Security Act), a través de la cual no sólo se crearon dependencias de carácter civil avocadas a la seguridad del Estado, sino también se reafirmó la posición predominante de los militares, aunque hay que reiterarlo, bajo la dirección política civil.

Este acta sirvió de base para la creación del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), que colocó al Ejército, la Marina y Fuerza Aérea de los Estados Unidos, en un nuevo departamento que recibió el nombre de Departamento de Defensa, que salió a la luz al mismo tiempo que la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Ambas instituciones, desde sus inicios tenían la finalidad de mejorar el sistema de seguridad nacional.

Con la reorganización del sistema de seguridad, el poderío militar estadounidense se convirtió en la piedra angular de un nuevo proyecto de política exterior de dominación. En este sentido, cabría preguntarse si la nueva doctrina de seguridad nacional era solamente para defenderse del enemigo externo o iba a servir además para justificar la aplicación de estrategias geopolíticas expansionistas.

Una vez que Estados Unidos dio la pauta en cuestiones de seguridad nacional, el resto de los países, incluyendo la Unión Soviética, comenzaron a trabajar en la implantación del mismo concepto, aunque algunos de ellos, sobre todo los europeos, adecuándolo a sus propias necesidades. Esto permitió que, a pesar de que el primer mundo siguiera generando mucha violencia, en particular en el llamado tercer mundo, utilizando para ello la geopolítica, ahora a ésta se le disfrazara de asunto de seguridad nacional.

En lo que se refiere a Estados Unidos, desde un principio, el Consejo de Seguridad Nacional, desde un principio, lo formaron el Presidente, el vicepresidente, el titular del Departamento de Estado, el ministro de Defensa y la cabeza de la Dirección de Planificación Especial. Dentro de las funciones de esta institución figuraban las siguientes:

1.- Hacer recomendaciones al Presidente sobre asuntos relacionados con la integración de la política interior, exterior y de guerra.

2.- Evaluar los compromisos y posibles consecuencias de las acciones de Estados Unido, tomando en cuenta la fuerza militar.

3.- Examinar la política en asuntos de interés general para una serie de departamentos y agencias gubernamentales, responsables de garantizar la seguridad nacional y presentar recomendaciones relacionadas al caso.

Por otra parte, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, Central Inteligence Agency), que surge junto con la Agencia de Seguridad Nacional, se encargaría de la recopilación, análisis y uso de “inteligencia”, mediante el espionaje en el exterior, ya sea a gobiernos, corporaciones o individuos, cuya actividad pudiera afectar la seguridad nacional del país. La CIA, la crea el presidente Truman el 17 de diciembre de 1947, y sustituye a la Oficina de Servicios Estratégicos Office of Strategic Services (OSS) que apareció durante la segunda guerra mundial. En 1949 se le otorgaron poderes para que pudiera investigar, sin necesidad de autorización judicial, expedientes administrativos y fiscales. Esto le dio a la CIA mayor relevancia en asuntos de la seguridad nacional de ese país. Los creadores de esta institución le impusieron a la misma una filosofía de análisis y discusión para que dotara al Poder Ejecutivo de un segundo punto de vista elaborado por civiles, y el cual se confrontaría al que aportaban los militares que laboraban en la Agencia de Seguridad Nacional.

Cabe destacar que uno de los primeros fracasos del nuevo sistema de seguridad estadounidense, formado por el Consejo de Seguridad Nacional y la CIA, ocurrió en septiembre de 1949, cuando la Unión Soviética publicó su hazaña de haber adquirido la bomba atómica. En respuesta a esta humillación, Washington preparó y publicó un informe clasificado que denominó National Security Council paper 68 (NSC 68) “United States objetives and programs for national security” el cual presentó Paul Nitze, quien en ese entonces encabezaba la sección de Planificación Política del Departamento de Estado, supervisado por el secretario de Estado, que en ese entonces era Dean Acheson.

En este documento que presenta Truman en 1950, se etiqueta por primera vez a la Unión Soviética como el principal enemigo a vencer, debido a su filiación “comunista”. La respuesta concreta que hacen los estadounidenses en este documento es que el “mundo libre” debe iniciar una carrera armamentista para detener al “enemigo rojo” que amenaza la seguridad de ese país.

Esto provocó que en el seno de la élite política de Estados Unidos, surgiera la idea de incrementar el poderío militar, lo cual poco tiempo después tomaría el nombre de Doctrina de la Contención. Ésta tiene su principal antecedente en el famoso “telegrama largo” que desde Moscú redacto George Kenan el 22 de febrero de 1946. Éste contiene un análisis de las acciones tanto internas como externas de la URSS y la cuales, según el diplomático, amenazaban a Estados Unidos y en general al sistema capitalista. Kenan critica también el sistema autoritario que prevalece en ese país y acusa a Rusia de querer exportarlo a otros países.

 

3

La ONU.

Conservando su carácter de diplomático, George Kenan advierte que la única manera de detener el expansionismo soviético, esto como producto de su aplicación de la escuela alemana de Lebensraum por parte de Moscú, era fortaleciendo el aparato militar de su país; en otros términos recomendaba más que buscar el enfrentamiento directo con la URSS, intimidarla. Esta estrategia de disuasión, efectivamente se plasmó en el documento NSC 68. Es así como este informe se convierte en la declaración oficial de Estados Unidos sobre la interpretación de la guerra fría.

En respuesta al belicismo velado de Estados Unidos, cubierto ahora con un aura de seguridad nacional, Rusia, metrópoli socialista, le siguió el juego a su enemigo mortal y comenzó a utilizar el mismo concepto de seguridad nacional, con el propósito de extender su imperio por todo el planeta; así, ambos contrincantes, gracias al uso del término de seguridad nacional, se repartieron el mundo, incluyendo aquellas naciones desarrolladas que habían sucumbido ante el debate de los aliados en la segunda guerra mundial.

 

6

Harry S. Truman.

En el marco de estas acciones que recomendaban prepararse para la guerra para poderla evitar, naciones desarrolladas de Europa y de la región Asia-Pacífico comenzaron a usar la estrategia que consistía en evitar la geopolítica, que es ofensiva, ya que es la ciencia que mueve las fronteras, y promover la seguridad nacional.

Sin embargo, y a pesar de los intentos que llevaban a cabo las naciones industrializadas, que seguían siendo las más bélicas, para cubrir su pecado de seguir utilizando la geopolítica con el propósito de construir nuevos imperios o de ampliar los ya existentes, esto resultó imposible; lo anterior ocurrió en particular con las dos grandes potencias mundiales: La Unión Soviética y Estados Unidos. Ambas nacionales, a través de la geopolítica, reiteramos, se disputaron durante la guerra fría el control del planeta, especialmente, el de los territorios, los mercados, las ideologías, pero sobre todo los recursos naturales. En esta ocasión, la división del mundo en dos bloques y las guerras que mantuvieron ambos imperios demostró que la llamada ciencia de la guerra se seguía aplicando muy a pesar de los daños que le causaba a la humanidad.

 

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