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El sexenio de la mala suerte
¿La madre de todas las crisis?
Yuri Serbolov
Cada sexenio ha ocurrido una crisis económica, pero parece ser que con Calderón vamos a tener dos crisis económicas en un mismo sexenio. ¿Lo soportará México?
Tuvimos ya la crisis económica de 2009 y ahora parece que nos encaminamos hacia otra recesión en 2012.
Tuvimos ya una crisis financiera en 2008, después de una década de estabilidad, que llevó al peso mexicano a una cotización de 15.36 frente al dólar en marzo de 2009, y ahora acabamos de sufrir otra minidevaluación que subió al peso a 14.10, para luego recuperarse. ¿Son señales de otra crisis financiera de fin de sexenio?
Una crisis económica se caracteriza por la caída del PIB, el aumento del desempleo, la caída de ventas, congelación de salarios, quiebra de empresas y alza de inflación. Generalmente se da en forma de una recesión deflacionaria, pero como en los años 70, en EU, se puede dar como una estanflación, es decir un estancamiento económico con inflación.
Lo grave es que cuando parecía que estábamos entrando a la cuarta parte del ciclo económico (recesión, depresión, recuperación y expansión), que generalmente es el más largo, la expansión se detiene y el país corre el riesgo de tener una doble dip o doble caída, dicho en palabras coloquiales es “llover sobre mojado”.
Las causas de una crisis económica pueden ser el alza de precios de las materias primas (en el caso de México, el desplome del precio del petróleo, su principal fuente de divisas), la sobrevaloración del producto, la caída de los mercados a nivel mundial (recesión global), una crisis de confianza o una expansión artificial del crédito.
Una crisis financiera se caracteriza por la devaluación del peso, el alza de las tasas de interés, fuga de capitales, un crack bursátil, el retiro de inversiones o números rojos en balanza de pagos.
Es más difícil caracterizar una crisis financiera, en cambio, una crisis económica se considera generalmente cuando se tienen dos trimestres consecutivos de caída del PIB.
En La Carpeta Púrpura 353, del 22 de octubre de 2001, reproducimos el documento de Jonathan Heath e Ivonne Ordoñez (LatinSource México, julio 2001) sobre las crisis financieras, donde nos explican que la confirmación de una crisis financiera es algo más difícil que la de una recesión económica. La inquietud para definir las crisis financieras surgió en la comunidad económica de EU a partir de la crisis del peso mexicano de diciembre de 1994, no solamente para determinar sus causas, sino también para anticiparlas. Se propuso la utilización de la ecuación “Eichengreeen-Kaminsky” para desarrollar un índice de severidad, el cual no sólo brinda una medida numérica que indica la presencia de una crisis, sino que también permite establecer parámetros sobre su intensidad y duración. “Todavía más importante, nos deja una vara de medición que nos permite establecer las dimensiones de las crisis, incluyendo las fechas de inicio y terminación”.
El presidente Calderón y la crisis mexicana al alza.
Esa ecuación sugiere construir un promedio ponderado de tres variables, el cual señala la presencia de una crisis monetaria, o al menos un ataque especulativo contra la moneda, sea exitoso o no. Las tres variables son:
1.- El cambio porcentual en el tipo de cambio.
2.- El cambio en las tasas de interés, y
3.- El cambio en la relación entre las reservas internacionales de divisas y un agregado monetario.
Reconstruimos dicho índice y los resultados los podemos ver en las gráficas de las siguientes páginas. El índice de severidad subió a 1.34 puntos en septiembre, lo cual apenas indica un periodo de volatilidad. La última crisis se dio en octubre de 2008, cuando el índice de severidad subió a 2.93.
Agustín Carstens, El señor de los catarritos financieros.
Los mercados están nerviosos como lo reflejan las presiones sobre el tipo de cambio, la caída de la bolsa y el alza del precio del oro, el cual está en sus máximos históricos, tal como se puede ver en la gráfica respectiva, donde presentamos el oro, el petróleo y el Dow Jones normalizados e indizados, es decir en un vector de 0-1, eliminando el efecto de la inflación, lo que nos permite compararlos históricamente, cuando están en sus niveles más altos y cuando en los más bajos.
Cuando el oro y el petróleo están en los niveles tan altos como ahora, lo que nos indica es que está imperando el miedo a nivel mundial y que sólo mediante una acción de confianza, algo que de claridad, un nuevo liderazgo económico, un acuerdo entre las potencias económicas de cómo se va a resolver la crisis, es lo que podrá sacar al mundo adelante.
Ni el poderoso Carlos Slim se escapa
de los problemas.
México en los últimos años se expuso demasiado a los choques económicos y financieros externos. El país no tiene defensas para una recesión económica mundial ni para una crisis financiera, tal como lo vimos en octubre de 2008 en materia financiera y en 2009 en la peor recesión económica de los últimos tiempos. En otras palabras, el país llega sin blindaje, desarmado ante un escenario muy difícil que se ve para finales de 2011 y 2012. Encima, en México estaremos en sucesión presidencial y en Estados Unidos también.
Los especuladores tienden a aprovechar cuando un país tiene una moneda sobrevaluada, tiene problemas de balanza de pagos y tiene un gobierno débil para atacar las reservas, lo que provoca generalmente fuga de capitales y una macrodevaluación. México, desgraciadamente cumple todo el perfil. Es una irresponsabilidad del gobierno haber llevado al país a un escenario similar al que vivimos al término de los sexenios de López Portillo, de De la Madrid y de Salinas.
Gurría asegura que la crisis mexicana
no ha terminado.
Generalmente no se presentan juntas una crisis financiera y una recesión económica, pero cuando se presentan el efecto es desastroso, como lo probamos en 1982 cuando se combinó una recesión económica y una crisis financiera. Lo mismo lo volvimos a vivir con los “errores de diciembre” de 1994 que llevaron a la recesión económica de 1995. Este sexenio de Calderón ha sido el de la mala suerte, donde ha pasado de todo, desde el fraude electoral de 2006 que revirtió los avances democráticos del país, hasta el catarro marrano de abril de 2009 que provocó la crisis de la influenza a nivel mundial, hasta la peor recesión económica con la caída del PIB de -6.8 en 2009, hasta dos minidevaluaciones, una en octubre de 2008 y otra en este mes de octubre de 2011, que presagian una crisis financiera, hasta la peor ola de asesinatos, secuestros y ajusticiamientos que ha llevado a más de 50 mil muertos en este sexenio y la aparición de escuadrones de la muerte, lo cual habla del fuerte desprecio por la vida que hay en México y la sensación de miedo e inseguridad en la que vive la población, lo que no es más que el síntoma de la falta de amor del gobierno por su sociedad, por la ética, por la vida y por el respeto a la ley.
En ese escenario acaba de arrancar esta semana el proceso electoral que nos llevará a la sucesión de 2012, la cual, al parecer, no se dará en las mejores condiciones. La recomendación es tomar precauciones ya que podríamos estar ante un cambio de paradigma, ante el cual, según los expertos, todos “retornamos a cero” y cambia la correlación de ganadores y perdedores.
Funcionarios públicos y empresarios no hayan la
salida.
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