Les agradezco muchísimo que estén aquí. Quisiera hablar sencillamente sobre lo difícil y lo importante que es en estos momentos ser periodista en México. Uno pudiera sospechar por supuesto que ante el Internet, las redes sociales, las amenazas que tenemos en todos lados, los periodistas estaríamos perdiendo el enlace pero me parece incluso que éste es uno de los momentos fundamentales y quiero referirme a cuatro escenarios muy puntuales: ¿Cuál es la posición que debemos tomar primero los periodistas ante el gobierno, ante los candidatos, ante los narcos, por supuesto, y ante la Internet?
Y entiendo que nuestra función, que conste que hay aquí representantes del gobierno, nuestra principal función como periodistas es evitar los abusos de quienes tienen el poder, para eso estamos aquí, nuestra labor es hacer las preguntas incómodas, es involucrarnos, es ponerlos en situaciones en las que sencillamente muchas veces no quieren estar.
En realidad, de lo que se trata es de no tragarnos más cuentos y en el caso concreto del gobierno que tenemos aquí en México nuestra función fundamental es distancia y enfrentar, cuestionar, hacerles las preguntas difíciles a los miembros del presidente Felipe Calderón, particularmente en su guerra contra las drogas, puede ser popular o impopular halar esto pero mejor hablarlo.
Y lo que hay que hacer es lo siguiente: Muchos creen que México tiene un problema de percepción yo llevo casi 30 años viviendo fuera yo les puedo asegurar que México no tiene un problema de percepción, tiene un problema de realidad, tiene un problema de 50 mil muertos, eso no es un problema de percepción, es un problema de realidad; México tiene un problema de impunidad, eso no es un problema de percepción, es un problema de realidad; aseguran que muchos de los muertos son criminales, bueno, yo estuve en el Casino Royale y muchos de los muertos no eran criminales y hay muchas mujeres y niños que han sido asesinados y ese es un problema de realidad, no es un problema de percepción.
Así que sí es cierto que haya consenso que no se puede negociar con los narcos. Me ha tocado estar en muchos países y la realidad es que yo nunca he escuchado a nadie que diga que el éxito de una estrategia en contra del narcotráfico cuesta 50 mil muertos, yo nunca he escuchado en ninguna parte del mundo que el modelo a seguir es el modelo de Calderón o el modelo de México donde nos ha constado 50 mil muertos, así que estás son las cosas que a nosotros nos corresponde enfrentar, a los gobiernos con distancia, nunca de cerca, siempre cuestionarlos con las preguntas incómodas.
Y creo que Octavio Paz, con el Laberinto de la Soledad; y Carlos Fuentes, con El Espejo Enterrado nos han enseñado que esa distancia con el poder la debemos tomar y ahora creo que todo mundo debe de estar mencionando aquello.
Con los candidatos nuestra posición debe ser ni promover ni proteger absolutamente a ningún candidato, ni como empresa ni como periodista, déjenme repetirlo, nuestra labor es ni proteger ni cuidar a absolutamente ningún candidato. No debe haber línea, y debemos de preguntarles a todos esos candidatos exactamente qué quieren hacer y ponerlos contra la pared.
Tenemos un serio problema de narcoviolencia. Tenemos un serio problema de desigualdad. No puede ser que el 10 por ciento más rico de México gane 26 veces más que el 10 por ciento más pobre.
No puede ser, no puede ser que nuestros presidentes (me tocó entrevistar a Vicente Fox y a Felipe Calderón antes de llegar a la presidencia) nos hayan prometido un millón de trabajos al año y no están ahí. Por eso debemos que conocer a los presidentes, por eso escribí Los Presidenciables.
Y hablando directamente de los candidatos; Peña Nieto si no supo decir cuáles eran los tres libros que influyeron en su vida, hay que enfrentarlo; y si no estaba preparado para decir eso, tampoco estuvo preparado cuando le pregunté en marzo de 2009 de qué había muerto su primera esposa. La pregunta es si está preparado Peña Nieto para ser Presidente de México. Esa es la pregunta.
En el caso de los panistas es exactamente igual: Todos tienen cosas que preguntarles a Josefina Vázquez Mota y a Cordero y a Creel. Hay que preguntarles exactamente si se han separado o no del presidente Felipe Calderón, si son sus candidatos y dejar un poco a un lado ese discurso burocrático. Si a Peña Nieto hay que despeinarlo, yo creo que a los panistas hay que desmaquillarlos, hay que ver qué hay detrás de esas imágenes y eso nos corresponde a nosotros como periodistas.
No es popular, no va a ser fácil, seguramente nos darán una entrevista y eso es todo, pero más vale que nos den una sola entrevista, que muchas entrevistas en las que tratemos de quedar bien con ellos.
Y con el Peje, bueno, el tiene que despejar muchas preguntas; hay que ver que muchos piensas que él fue un mal perdedor y sigue insistiendo en que es el presidente legítimo de México y hay que ver si efectivamente la República Amorosa que nos está presentando Andrés Manuel López Obrador es una campaña que está haciendo para el 2012 o sigue peleando la de 2006.
Lo que quiero decir con todo esto es que a nosotros, como periodistas, nos corresponde desmaquillar, despeinar, despejar las dudas de todos los candidatos y si no lo hacemos nosotros, nadie más lo va a hacer. Oriana Fallaci en Entrevista con la historia, me parece que lo hizo de una forma extraordinaria
Respecto a los narcos, esta es la situación más difícil, acabo de recibir un informe de Reporteros sin Fronteras. Nos han matado en México, nos han matado en México a 80 periodistas desde el año 2000, nos han desaparecido en México a 14 periodistas desde el 2003 y ¿dónde están los asesinos de esos periodistas? En ningún lado.
Si México tiene un problema de percepción ¿dónde están encarcelados, detenidos, arrestados, enjuiciados, sentenciados estos asesinos?
Trabajar ahora en México es una de las labores más peligrosas. Me ha tocado estar en Irak, en Afganistán y en Paquistán y no puede ser que México sea un país más peligroso que muchos de estos países para ejercer el periodismo.
Y aquí quisiera recordar nuevo un libro: La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska. Elena, con su grabadorcita, se atrevió a hacer lo que muchos no se atrevían y rescató la masacre del 68 con sus testigos. Eso nos toca ahora y afortunadamente este país, México ahora es un país lleno de “elenas”, lleno de “miguelángeles” Granados Chapa, que se atreven a decir las cosas a pesar de las presiones y a pesar que nos pueden matar.
Y a mí me sorprende mucho que México está lleno de grandes periodistas mujeres: Lidia Cacho; Cristina Pacheco, que está aquí con nosotros; Anabel Hernández, Carmen Aristegui, Denise Maerker, Denise Dresser, Adela Navarro Bello, de Semanario Zeta, que son mujeres realmente extraordinarias y estas mujeres nos están dando el ejemplo de lo que debe ser un periodismo valiente, creativo, porque tenemos que reportar sobre los narcos sin que nos maten.
Y termino con esto: Nuestro reto frente a la Internet, frente a las redes sociales, es muy complicado. Yo no puedo competir contra Twitter, ni contra Google, ni contra el Internet. Es imposible.
Ustedes recuerdan que cuando acuatizó uno de los aviones del US-Force frente a Nueva Cork, antes de que nosotros pensáramos siquiera enviar un corresponsal, ya había un twittero por ahí enviando todas las fotografías. Es imposible la oblicuidad de Twitter, es algo contra lo que nosotros no podemos competir, ni contra la información de Google.
Pero frente a una Internet que en muchos casos está lleno de (en redes sociales) está llena de información que no es confiable, de prejuicios, de chismes, de información que potencialmente no se sustenta, nuestra labor como periodistas finalmente es determinar lo que es relevante, lo que es importante y al final lo que es verdadero.
Y aquí recomendaría el libro de Steve Jobs, su auto biografía, de Walter Isaacson, en que habla perfectamente de cómo la tecnología nos está cambiando todo, absolutamente todo, hasta el periodismo.
No les digo más, pero sólo quiero recordar que lo único que importa, a nosotros como periodistas, es que nos crean. Ustedes conocen a muchos periodistas y yo también, que dicen cosas y nadie les cree absolutamente nada.
Para eso no sirve hacer el periodismo. Es una profesión incómoda para los poderosos, hay que incomodar a los poderosos, y si nosotros no hacemos esas preguntas nadie más lo va a hacer. Así que, o nos creen o no sirve absolutamente para nada y mi deseo es que su voz nunca se apague.
Muchas gracias.
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