Siria: jugando con el caos*
LAS FACCIONES BELICISTAS pertrechadas en los altos círculos dirigentes de Estados Unidos y sus aliados aumentan las apuestas para incendiar por completo el Medio Oriente a partir del conflicto de Siria.
Hillary Clinton y Ahmet Davutoglu
El 11 de agosto, la secretaria de Estado Hillary Clinton visitó Ankara, donde fue a ajustar detalles con su contraparte turca, el canciller Ahmet Davutoglu, para una escalada de la intervención militar contra el régimen de Assad. Luego del encuentro, funcionarios gubernamentales turcos informaron al periódico Today's Zaman que la crisis siria habría entrado a una "fase nueva", y que Estados Unidos deberán asumir un papel "más visible" en el conflicto en las semanas venideras (al mismo tiempo que Ankara entierra, definitivamente, su alardeada política de "cero" problemas con los vecinos)".
Al respecto, algunos órganos de prensa informaron que uno de los asuntos que se discutieron habría sido el establecimiento de una "zona de exclusión aérea" sobre Siria. Tres días antes, el vice consejero de Seguridad Nacional, John Brennan, afirmó durante una conferencia del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) de Nueva York que el presidente Barack Obama había mantenido "todas las opciones sobre la mesa," con relación a Siria, incluso la posibilidad de una interdicción del espacio aéreo siria, como se hiciera con Libia (Christian Science Monitor, 13/08/2012.)
No obstante que una operación de ese género sea difícil de llevar a cabo sin el aval del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas -donde sería vetada por Rusia y China-, Washington y Ankara, con el apoyo financiero y de espionaje de Arabia Saudita y de Catar, empezaron a equipar a los mercenarios sirios con armamento pesado, inclusive con tanques T-62 llevados de Libia y de proyectiles anti aéreos portátiles Stinger, producidos en Turquía con licencia estadounidense. De acuerdo al sitio israelí Debka File (14/08/2012), considerado un órgano oficioso del servicio de espionaje Mossad, la intención es proporcionar al llamado Ejército Libre de Siria (FSA) condiciones de establecer "santuarios" dentro del territorio sirio, junto a la frontera con Turquía, por la cual se está infiltrando el armamento.
La coordinación de las operaciones la está llevando a cabo la Agencia Central de Inteligencia (CIA). "Ni una bala entra a Siria sin la aprobación de Estados Unidos," dijo un insurgente sirio al periódico The Australian (13/08/2012.)
Con semejante armamento, el FSA, que ha sufrido serios reveses, gana nuevas condiciones para enfrentar las unidades del Ejército sirio, al mismo tiempo que la mortalidad del conflicto puede aumentar todavía más.
La presencia de los Stinger en el campo de batalla, junto con los terroristas de la red Al-Qaeda, sancionados por la capitales de la coalición contra Assad, trae a la memoria la invasión soviética a Afganistán (1979-1988), en la que los muyajidines organizados por los servicios de espionaje de Estados Unidos y de Paquistán se convirtieron en las estrellas de la batalla y se adiestraron para promover, en la última década del siglo pasado y la primera de este, una ola de terrorismo en los lugares más conflictivos del mundo, tanto en pro de su propia causa fundamentalista, como, con frecuencia, al servicio de los planes hegemónicos del eje anglo-americano.
A propósito, no deja de ser irónico y revelador que a menos de un mes del décimo primer aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001, el pretexto oficial para la declaración de "guerra al terror" del gobierno de George W. Bush, Washington tenga en la red terrorista uno de sus principales aliados en la campaña contra el régimen de Assad.
De forma paralela, fuentes militares británicas informaron que el Reino Unido y Francia deberán enviar en estos días una fuerza naval para maniobras al Mediterráneo Oriental, en las que se incluirán ejercicios de desembarque anfibio. Aunque las fuentes nieguen que las naves vayan a tomar parte en acciones ofensivas contra Siria, admiten que la fuerza estará lista para la posible necesidad de evacuación de ciudadanos británicos y franceses de la zona de conflicto (Interfax, 9/08/2012.)
Por otro lado, a pesar de la intensa campaña de propaganda contra Assad, que lo ha convertido en paria internacional, los días 9 y 10 de agosto, el gobierno de Irán consiguió reunir en Teherán a representantes de 27 países, entre ellos Rusia, China, India y Paquistán. En la reunión, además de la propuesta de establecer un "grupo de comunicación" para buscar una solución del conflicto sirio, quedó clara la enorme preocupación de los participantes con el plan de "cambio de régimen" encabezado por las potencias de occidente. En su blog Indian Punchline (12/08/2012), el siempre atento diplomático indio M.K. Bhadrakumar destaca el hecho de que tanto India como Paquistán manifestaron un fuerte respaldo al gobierno de Assad, habiendo enviado Islamabad a la reunión al mismo canciller Hina Rabbani Jar. Resalta tanto la circunstancia de que no obstante que Paquistán es un país de mayoría sunita le dio su apoyo a un régimen de mayoría chiita, como es el de Assad, así como la preocupación paquistaní por los "sentimientos sectario que Arabia Saudita -e, indirectamente, Turquía están inyectando en la política regional."
En vísperas de la reunión, el canciller iraní Alí Akbar Salehi publicó un artículo que apareció en Washington Post (8/08/2012) en el que presenta una propuesta concreta para la solución del conflicto, dirigida evidentemente a los patrocinadores de la escalada bélica. En esencia dijo:
Irán busca una solución que sea del interés de todos. La sociedad siria es un bello mosaico de etnias, fes y culturas, y será hecha pedazos de caer abruptamente el presidente Bashar al-Assad. La idea de que, en tal caso, habría una transición ordenada de poder es una ilusión… El cambio político abrupto, sin un mapa para la transición política administrada solamente llevará a una situación precaria que desestabilizará una de las regiones más sensibles del mundo. Irán es parte de la solución no del problema. Como atestigua el mundo, en la última década hemos actuado como una fuerza estabilizadora, en Irak y en Afganistán, dos países musulmanes lanzados en tumulto. La estabilización de nuestra región es fundamental parar la paz y la tranquilidad mundiales.
La mención de dos países fue un recordatorio poco sutil a Estados Unidos del papel que desempeñó Irán en el derrocamiento del régimen Talibán y de la evidente restricción que se impuso Teherán en Irak, donde tiene gran influencia sobre la mayoría chiita del país, con lo que pudo haber hecho insoportable la vida a las tropas estadounidenses luego de la invasión de 2003. Salehi no se dejó guardado ningún mensaje:
Algunas potencias mundiales y ciertos estados de la región tienen que dejar de usar a Siria como campo de batalla para ajustes de cuentas o disputas por influencia. La única salida de esa carrera es ofrecer a los sirios la oportunidad de buscar un camino por ellos mismo.
Como propuestas concretas, Salehi manifestó la disposición de Teherán de ser la sede de una reunión de países comprometidos con el fin del conflicto y de intermediar conversaciones entre el gobierno de Assad y la oposición. Además, en concordancia con el plan ofrecido por el ex secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, respaldó una reforma política en Siria, con la realización de elecciones presidenciales bajo supervisión internacional.
La propuesta iraní tendría sentido si el conflicto sirio fuese únicamente una cuestión interna. El gran problema es que el plan encabezado por Washington tiene finalidades muy diferentes a la mera promoción de la "democracia" en Medio Oriente, y fomentar el caos está en la pauta de algunos de sus mentores.
(*MSla Informa.)
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