Conciencia política HECTOR TENORIO
A PESAR DE QUE el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha validado los resultados del 1º de julio, en México la democracia no es más fuerte que hace seis años.
Manuel Espino
NADIE PUEDE SENTIR que está viviendo en una plena democracia. La confrontación entre ganadores y perdedores es un callejón sin salida, si se insiste en la irresponsable idea de pedir tanto a legisladores como a la población en general cerrar el capítulo electoral y que los intereses de los partidos políticos pasen a un segundo plano en la vida pública como si nada hubiera pasado.
En este contexto, esperar que todos los mexicanos apoyen al presidente electo de México, superando todas sus diferencias con la finalidad de que desde ahora, pueda ejercer un liderazgo útil para el bien de la nación. Sin duda es un insulto, una burla para una sociedad que fue testigo de todas las irregularidades cometidas como el financiamiento irregular, el rebase de topes de campaña y la equidad en la contienda. Los medios de comunicación manipularon y orientaron al elector utilizando las encuestas y que los comunicadores fueran promotores del tricolor.
Por tanto, el mensaje del presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa quien augura que el próximo gobierno mexicano tendrá una plataforma sólida, gracias a su administración. Son buenos deseos, sin sustento alguno. Desde su óptica hubo avances en el tema de la democracia porque logró una renovación en la política electoral al hacer que se aplicara un conteo de los sufragios más efectivo. Sin embargo, los problemas se multiplican. Desde Los Pinos han rechazado la existencia de un pacto entre Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el 2006, para entregar la banda presidencial a Enrique Peña Nieto el 1º de diciembre. Quienes supuestamente promovieron este acto fueron: el priísta Javier Duarte, hoy gobernador de Chihuahua, el ex dirigente nacional panista Manuel Espino y el entonces mandatario Vicente Fox que en el proceso del 2012 fue un promotor activo del voto útil.
Bajo estas circunstancias, la suerte del país recae en la izquierda, su principal obstáculo es la falta de claridad ideológica que padece desde su inicio, las ambiciones personales de sus integrantes los ha trasladado a la confrontación interna y a una cultura de cuotas. No obstante, es hora de superar sus propias limitaciones. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano marca la ruta al impulsar una reforma a la legislación electoral, que castigue a los transgresores de la ley de forma monetaria y política con la pérdida de derechos políticos de los respectivos candidatos, y del registro del partido político en cuestión y eventualmente la anulación de la elección.
Este debe ser el motor de Andrés Manuel López Obrador que tiene la oportunidad de ser el jefe de la oposición los próximos seis años. Es positivo el hecho de reagrupar a sus miles de seguidores y los convoque a la resistencia civil en un acto masivo en el zócalo el próximo 9 de septiembre. Pero resulta insuficiente ya que en realidad es el arranque formal de su campaña electoral. Desconocerá el fallo del TEPJF, y pretende poner en jaque a las instituciones que han sido rebasadas.
El tabasqueño caminará en terreno fértil debido a las características de la administración peñista que le apuesta al proyecto neoliberal que inaugurara Miguel de la Madrid Hurtado, (1982-1989). Lo que significará una aplicación puntual de la receta del Banco Mundial. Ante este panorama es indispensable la construcción de una identidad propia de la izquierda manteniendo una sola línea ideológica, evitando alianzas electorales con institutos políticos que sostengan posiciones diametralmente opuestas a las de las fuerzas progresistas en cuestiones fundamentales de carácter nacional.
La sociedad civil deberá estar alerta y contribuir con un mayor activismo político si no quiere que la dictadura priísta siente sus reales por otros setenta años más. Dependerá de los ciudadanos impedirlo, sólo es cuestión de que tomen conciencia de ello.
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