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Política mexicana,
nepotista y amiguera
EDUARDO LÓPEZ BETANCOURT
DEBO RECONOCER QUE en los últimos años la profesión de político me provoca arcadas. Siempre que tengo un alumno flojo, desinteresado y presuntuoso, le invito a que sea político, más aún si tiene inclinación por lo ajeno.
Ángel Aguirre
EN EFECTO, EL POLITICO AZTECA es descuidero, jactancioso y lego, amén de vengativo. Analicemos casos concretos que resultan patéticos e indignantes: El actual primer mandatario de Guerrero, consecuencia de un acto que debe considerarse como traición, por segunda vez ocupa la gubernatura de dicha entidad. Lo hace, abandonando a su histórico partido, el PRI, para entregarse al PRD, y es que los del Sol Azteca admiten a quien sea con tal de “pintar” en las elecciones. Tengamos presente, recientemente incorporaron en sus filas a dos ex priistas que en el pasado les hicieron mucho daño, especialmente en 1988, cuando de forma perversa le quitaron el triunfo en la elección presidencial a Cuauhtémoc Cárdenas. Ahí está, por obra y gracia del Pejelagarto, Manuel Bartlett como senador, y Arturo Núñez como gobernador de Tabasco, algo realmente ofensivo para cualquier hombre que se digne ser de izquierda.
Volviendo al tema del primer mandatario guerrerense, unido a los perredistas y con apoyo ilimitado, colocó a su hijo como diputado; nótese, el papi “gober” y su vástago diputado, situación inclusive cómica, ¿cómo se dirigirá ahora el retoño a su progenitor? Le dirá “señor gobernador” o bien “papi los diputados nos oponemos a tal o cual cosa”, o quizá le diga “tu eres lo máximo, eres bello y guapo, único, simplemente lo mejor que dios me ha dado”. Absolutamente ridículo, pero así será. Lo cierto, es que en ese hermoso Estado no se respeta la más mínima moral, tampoco hay prudencia y mucho menos calidad.
Por supuesto, al de los Aguirre se suman otros casos muy conocidos en esa misma latitud sureña, el de un dignatario sátrapa y venal como pocos, Rubén Figueroa Alcocer, quien ungió diputado a su “retoño”, sin necesidad que este último tuviera que ir a proceso electoral, ya que es de los llamados diputados de partido sólo que, a diferencia de Aguirre, Figueroa lo impuso por el anquilosado y nada probo PRI.
La cantidad de familiares y afectos que llegan a diversidad de cargos es infinita. Chuchito” Ortega, invistió a su cónyuge senadora de la República; es aquí donde todo mundo se pregunta ¿Qué no había otra persona más del PRD para ese cargo?
En el mismo tenor, medios de comunicación como Televisa y TV Azteca impusieron legisladores. Antiguamente eran sectores políticos los que lograban representantes en las distintas cámaras, tales como los labriegos organizados en la CNC (Confederación Nacional Campesina) o de la CTM (Confederación de Trabajadores de México) y aún de la histórica CNOP (Confederación Nacional de Organizaciones Populares). Ahora se impone que TV Azteca haga senadora a la hija de su propietario, la cual obviamente no tiene noción de lo que es legislar; por su parte, el PRI también consiguió que la hermana del vicepresidente de Televisa alcanzara una curul.
Los señalados no son casos únicos. Por lo menos hay cinco de senadores y tres de diputados que provienen de los ámbitos de las poderosas televisoras y de la industria de la radio. De esta manera tienen a sus incondicionales como supuestos “representantes populares”; por ende, no nos extrañe que al rato Bimbo, Ford, Coca-Cola u otras empresas transnacionales poderosas y de renombre, tengan como senadores y diputados a parientes o amistades ocupando responsabilidades que deberían corresponder a verdaderos líderes sociales, destacados juristas o al menos, gente que conociera lo básico del renglón legislativo, para que no ocurra lo que hizo la disque senadora Ana Guevara, quien toda “alocada” fue a la Cámara de Diputados a tomar posesión; ella conocerá mucho de atletismo, pero de legislar es obvio que no tiene ni ápice de idea.
Las muestras de la putrefacta política mexicana abundan, y así, a final de cuentas, ni PRI, PAN o PRD, merecen la más mínima consideración, son en términos generales simples camarillas donde se respira inmundicia.
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