Hace 75 años, y quizá más, las Lomas de Chapultepec era un sitio para vivir placenteramente; se trataba de una zona exclusiva en la Ciudad de México; dicha colonia mantenía construcciones unifamiliares de altísima calidad; los mejores arquitectos nacionales y extranjeros, edificaron residencias fuera de serie, donde habitaban magnates, artistas, y gente de prominente nivel, que arribaba de diversas partes del mundo.
Con el tiempo, se pretendió hacer algo parecido en la zona sur del D.F., concretamente en San Ángel, lo llamaron Jardines del Pedregal; no obstante, jamás alcanzó la calidad de vida y respetabilidad de las Lomas.
Tristemente, a partir de 1970 se dio esa conducta tan mexicana, donde la envidia, el rencor y la corruptela, echan todo a perder; las Lomas de Chapultepec empezaron a sufrir los embates de innobles individuos que mal gobernaron la capital de nuestra República, surgieron comercios por doquier y dieron inicio los destrozos en las Lomas; se abrieron tres amplias y extensas avenidas: Virreyes, Reforma y Palmas, las cuales se empezaron a usar como corredor para nuevas urbanizaciones en el poniente de la ciudad.
Fiesta de corruptelas
Se dice, que gracias a muy jugosas “mordidas”, venales mandatarios, concedieron licencias de construcción a diestra y siniestra asimismo, autorizaron giros de toda naturaleza, incluso lupanares y casas de juego. La situación se volvió cada vez más intolerable; el ambulantaje hizo de las suyas a placer, sin más aparecieron múltiples “garnacherías”, carentes de la más mínima higiene… hasta se utilizaban las cajuelas de vehículos viejos, donde con cacharros sucios, las mismas manos que cobraban hacían el taco. Por supuesto, tal como sucede actualmente, cada negocio irregular debía cubrir su cuota diaria, misma que al multiplicarla, se coinvertía en jugosas ganancias para aviesos funcionarios de la administración capitalina.
Falaz ambulantaje
 Sin duda, la corrupción desde entonces ha provocado que proliferen infinidad de tenderetes ambulantes, donde la venta de alimentos resulta hasta un foco de infección, ya que quienes atienden, por lo general utilizan las calles para realizar sus necesidades fisiológicas, convirtiendo el entorno en auténticas letrinas públicas. Lo más lamentable, es que no se vislumbra un cambio positivo en el negro panorama de las Lomas, inclusive, muchos de esos mercachifles morcones cuentan con amparos y así, la venta ilimitada de comida insalubre, es ya dueña de gran parte de la zona peatonal de las Lomas.
Agréguese a lo anterior la competencia desleal con el comercio organizado, como con restaurantes serios, a los que todo el tiempo hostigan crápulas “inspectores”, disque de Protección Civil, quienes cínicamente extorsionan a los referidos establecimientos en regla y dejan que proliferen auténticos muladares, donde se despachan alimentos preparados por gente pringosa, que en lo que menos invierte su tiempo, es en estarse rascando las partes nobles, eso por no decir otro tipo de verdad.
Sobra apuntar, la inseguridad en las Lomas de Chapultepec se ha incrementado de forma impactantemente, al extremo, que el asalto a casas habitación es descarado, se da a plena luz del día, y no se diga el robo a vehículos, donde cotidianamente pierde la vida el automovilista o alguno de sus acompañantes.
Impunidad, peligro: un desastre
 Insistimos, las Lomas son hoy inhabitables, no se tolera el bullicio de los coches y sus claxonazos, las patrullas en altas horas de la noche, sólo por juguetear, prenden sus sirenas a todo lo que dan. Los servicios urbanos son pésimos, como en todo el D.F., los baches se pueden también contar por miles. Empero lo inconcebible ocurre cuando un vecino, cansado de ver tan triste y sucio panorama, decide arreglar su banqueta y podar el pasto de su camellón, ya que sin dilación la policía se lo lleva detenido, circunstancia que no se da con los verdaderos hampones.
Las Lomas de Chapultepec “está en la lona”, usamos esa expresión al ver un boxeador noqueado, y que aplica en este caso, ya que ahora, para colmo y por si algo faltara, con el fin de no molestar a quien reside en Los Pinos, los aviones han cambiado su ruta, originando mayor contaminación, tanto de ruido como atmosférica, sin dejar de mencionar el riesgo de un accidente, al volar las aeronaves a muy baja altura.
Hay que decirlo muy claro, crápulas y nulos funcionarios, de todos niveles, han acabado con Las Lomas de Chapultepec.
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