En plena zona preferencial de Las Lomas de Chapultepec, se está construyendo un polémico edificio de inusitadas dimensiones, concretamente en la calle de Pedregal número 24, lugar donde por cierto, había un tesoro artístico de México.
Diversidad de ciudadanos, desde su inicio se opusieron a la edificación de dicha torre; sin embargo, se asegura que la misma contó con el respaldo incondicional del jactancioso “Peje”, Andrés Manuel López Obrador, quien a su vez le pidió favor a su sucesor en la jefatura de gobierno del D.F., Marcelo Ebrard, para que se erigiera sin problemas ese monstruo de cemento.
Entrada microscópica
El inmueble en referencia tendrá 25 pisos, albergará oficinas, comercios y hasta un hotel; lo sorprendente, es que se ubica en una calle pequeñísima, donde cabe destacar, sólo puede transitar un automóvil en la parte de en medio, dado que cuenta con tres carriles de circulación y sus extremos sirven de estacionamiento a otros autos; en tan limitado espacio, se asevera, entrarán poco más de 22 mil vehículos, lo cual sobra apuntar, producirá en ese rumbo un caos vial de consecuencias impredecibles.
Por supuesto, las autoridades en un principio “le hicieron al cuento”, señalaban que estaban en desacuerdo con la construcción de esa mole, empero en realidad, todo era simple pantalla, existía un procaz apoyo para sus desarrolladores, sujetos sumamente codiciosos, que hicieron sinnúmero de negocios turbios con el “rayito de esperanza”, donde el segundo piso del periférico no fue la excepción. La avaricia de este grupo inmobiliario no tiene precedentes, hoy han llegado al extremo de “apropiarse” de buena parte del Bosque de Chapultepec; es tal su poder, que han logrado que el gobierno capitalino les construya dos túneles para su beneficio exclusivo, uno de ellos conectaría directamente con la glorieta de la Fuente de Petróleos, y el otro con la lateral poniente del anillo periférico; sin embargo, lo verdaderamente inmoral, es que dichos pasajes subterráneos, se asevera, serán pagados por el gobierno capitalino, es decir, con dinero de la ciudadanía defeña; lamentablemente, la voz de la gente no es escuchada; por más protestas que se realicen, el edificio de Pedregal 24 continuará y terminará su construcción; inclusive ya le llaman “la torre del Peje”.
Corrupción en aumento
El ámbito de las construcciones en México, se ha convertido en un negocio redondo. Por cualquier lado que se analice, y ante los altos grados de corrupción que imperan en nuestra Patria, no existe ni lejanamente la más mínima posibilidad de que esta situación cambie, muy por el contrario, las abyecciones cada vez se incrementan más, ello implica medidas drásticas por parte de la autoridad; no obstante, es claro que ante la infinidad de intereses creados, parece imposible detener la voracidad de aviesos constructores, no sólo en la Ciudad de México, sino en toda la zona metropolitana. Algunos conocedores de las grandes carencias en servicios públicos que se padecen en la capital del país, sugieren una ley que prohíba nuevas construcciones. Esta idea no debe rechazarse de manera absoluta, es necesario evaluarla con prudencia.
Evidentemente, el agua del Distrito Federal es insuficiente, la energía eléctrica falla de forma inconcebible, los baches en las calles son patéticos y la delincuencia una amarga realidad; pero por doquier se observan toda clase de edificaciones, como la de Pedregal 24, donde es manifiesta la venalidad entre los hombres del poder e ímprobos constructores.
Por fortuna, ante todo este desorden, donde la corrupción es sólo una de tantas vertientes, hay una esperanza, la representa el Dr. Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno capitalino, hombre probo y capaz, ajeno a todo tipo de iniquidades, a quien si las condiciones se lo permiten, evitará que actos como los de Pedregal 24 se sigan presentando. elb
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