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Ediciòn 290
Escrito por Pino Páez   
Lunes, 17 de Septiembre de 2012 19:48

RETOBOS EMPLUMADOS
PINO PÁEZ
(
Exclusico para Voces del Periodista)


Nazis que asaz
crematísticos cremaban

 

EN UNA PLANA COMPLETITA de publicidad, impresa tres meses atrás en El Universal, el secretario de Salud del Defe, Armando Ahued, departe de parte -en jugueteo apalabrado- de la trasnacional Medley con representantes locales de la empresa, dedicada a producir medicamentos.

UNO Y OTROS DESPARRAMABAN sonrisas frente a los mansos relámpagos del flash. Almuerzan bien fotografiados. Discursean rollitos de sazón desazonados. Comparten la sal y la recalentadita retórica de cortesía…

La historia canija y rejega halla cualquier recoveco pa’quitarle virginidades a la memoria: Medly es una de las ramas del consorcio empresarial Sanofi, el que a su vez fuese ramalde IG Farben, monopolio germánico que durante la era hitleriana proporcionó a los luciferinos pirómanos de don Adolfo la química solución-resolución de la “solución final”, cacofonía y eufemismo con que los fachos del Tercer Reich pretendían enmascarar al genocidio, a la recurrente matanza que no cabía en obituarios ni cementerios.

Joseph Mengele.
Joseph Mengele

Zyclon B era la fórmula, gas prúsico que antes de la llegada del nacionalsocialismo era utilizado contra plagas y que con el arribo de los de la cruz gamada, fue eficientísimo en asesinar a miles y miles de “antisociales” diariamente: judíos, comunistas, gitanos, homosexuales, enfermos, ancianos, indigentes… IG Farben hizo con los nazis negociazo, se hinchó de marcos, de muchos marcos en recuadros que al funeral sin epitafios desparramaban. Los grandes ricos, los burgueses regrandototes, los crematísticos de altura pues, ¡cómo crematísticamente cremaban!

Pinochet, periférico y aplicadísimo discípulo de don Adolfo, patrocinó otro gasecito distinto al producido por alubias y frijoles: Sarín, desarrollado por el químico chileno Eugenio Berrios, en copia hitleriana y calcados crematorios.

A IG Farben, Siemens, Krupp, circulantes en la Bolsa de Valores, el nazismo, además de otorgarles contratos más jugosos que un asoleado naranjal… les dio algo más redituable que mano de obra esclava: personas sentenciadas a perecer forzadas a entregar su póstumo transpirar al empresario, sin otra “prestación” que el vertedero de óleos en mortal sudoración. Cuánta verdad del sabio de Tréveris: el capitalismo chorrea sangre en  gritería de gárgolas al diluviar. Firmas arrejuntaditas a Hitler con toda la crematoria fogosidad de sus rúbricas.

Uno de los socios de IG Farben y Krupp -anotó el historiador costarricense Vicente Sáenz- era Herman Goering, dirigente de la Gestapo y primo del presidente de la Sociedad Psicológica Alemana, quien recomendaba Mi lucha de Hitler, como “científico” amuleto en el ínterin de las horneadas. En tal Sociedá destacaba el popularísimo Gustav Jung, al que sin ambages ni almíbar el psicoanalista y musicólogo, Luis Feder… de plano y en pleno adjetivó nazi.

Del conglomerado IG Farben, amén de Sanofi-Aventis cuya razón social antes de concluir la segunda guerra mundial era Höchst, se en contra bala también industrializadora de fármacos Bayer, la del mercadológico estribillo “Si es Bayer es bueno”, por citar algunas empresas que hicieron tratos con Hitler, en las que se agregan las estadounidenses Dupont y Exxon (la ex rockefelleriana Standard Oil, a la que don Jelipe, don Enriquito y demás personeros imperiales… quieren ofrendarle las fértiles entrañas de las aguas profundas).Estos y otros gringuísimos accionistas y ejecutivos de multinacionales admiraban a Hitler… y su füherer les reciprocaba ese amorciano azufrino, dándoles preseas de cliente a empresa, de gobierno a consorcio, de nazi a nazi.

¿Cómo desaparecer multitudes sin artilugios

de Copperfield y Chen-Kai?

De banqueros, magnates de la prensa, huleros, etc., del pudiente gringueríoproclive al nazismo… George Selder, en su ensayo con título de carretera Mil norteamericanos, los dictadores de Estados Unidos, cita varios que aquí en síntesis re-citamos: Morgan, Hearst, Firestone, Ford, éste, el de los coches, el que estabaen contra del jazz y los judíos, el que mandó su médico personal en un avión-también personalísimo- para que atendiera a Frank Buchman, el reverendo-reverendísimo creador del “Rearme Moral”, quien expresara “Demos gracias a Dios por Hitler”, en gratificado orar de llamaradas.

(Acerca de fachos, en un RETOBOS EMPLUMADOS los canijos duendecillos de la rotativa pusieron Frente Popular en lugar del correcto Frente Nacional del extremo derechoso Jean Marie Le Pen, además de entreverar el significado de las siglas de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.)

IG Farben no sólo hizo transacciones mercantiles con el hitlerismo, asimismo, logró que la jerarquía nazi gritara emocionada ¡eureka! que al mismísimo don Arquímedes hubiera ensordecido, por la aplicación mortalmente mejorada del Zyclon B, ya que una de las preocupaciones más cranealmente rascadoras del füherer y sus sicarios, era cómo desaparecer multitudes, sin dejar rastro de inhumanidad, la prúsica gasificación fue la solución, la “solución final”. Se podría asentar sin hipérboles que aquellos industriales de Alemania fueron el antecedente de frac y monóculo del evanescente señor Pozolero.

Y es que antes de que los empresarios les dieran la clave para matar tumultos a destajo… los nazis, quienes no querían que se supiese la cotidianeidad del genocidio, masacraban muchedumbres a balazos con el escandaloso y delator chorreadero de la vida y de la muerte. O ahorcaban desperdiciando ramales que dejaban mancas arboledas. O asfixiaban con monóxido de carbono, lo que -además de retrasar la llegada de La Guadañosa- despilfarraba gasolina. Con el gas prúsico y científicas mejoras en los hornos crematorios, en mucho se contrajeron balaceras, colgaduras y humaredas.

 

PGoering en Nurenberg
Goering en Nurenberg

Uno de los más productivos genocidas en los campos de concentración, Rudolf Hoess, así lo testimonia en su autobiografía a vuelapluma El Comandante de Auschwitz: “Por voluntad del Reichsfüher de las SS, Auschwitz se convirtió en el centro más vasto de exterminación humana de todos los tiempos”. Cuantificó la prolija defunción de su hechura: “… personalmente dispuse, recibiendo órdenes recibidas de Himmler (…) la ejecución en las cámaras de gas de dos millones de personas…”.

En un mes redactó El comandante de Auschwitz, unas 200 y pico cuartillas, durante su reclusión que los juicios de Nuremberg lo conducirían a la horca. ¿Inmediatez en búsqueda de la trascendencia? ¿Intento de paliar en su beneficio la sentencia? La segunda interrogante no tiene asideros, porque a lo largo de todos los renglones “filosofa” desde lo endeble de su prosa garabatos favorables al nazismo.

Rapidez de prosa y bala

Rudolf Hoess (no confundirlo con Rudolf Hess, otro nazi que mecanografió de su patrón Mi lucha) nunca se había estacionado en menesteres de literatura, ni le fueron dadas concesiones para filtrear cachondos secretitos con las musas. El parangón con la velocidad de su libro, se equipara -sólo en términos de lo expedito- con la pieza teatral Adulterio y Amistad  funesta-ambas de José Martí-, ésta, su única novela donde aborda situaciones en Yucatán. O La Plaza de Luis Spota, en lo que pareció ajetreada encomienda del macabro don Gustavo. O Ray Bradbury quien en una entrevista declaró que escribía cuentos en un solo día. O relampagueantes plumadas de Hemingway, siguiendo el haz de la cuentística. O El jugador de Fedor Dostoyevski, quien presionado por su editor terminó insomne su no vela de una literal sentada. O Thegildedage, (Los años dorados), del género novelístico también, desarrollada al alimón por Marc Twain y Charles Dudley Warner, acicateados por sus respectivas esposas en finiquitar un libro con la prontitud de una eyaculación precoz. O la puntada aquélla, culminada en legendaria costura, en el reto gozoso de una colectiva y cárnica encerrona de Mary Shelly, y su compañero sentimental Percy Shelly, de Lord Byron y su novio John Polidori… quienes entre otros conjugados y festivamente conjurados se enfrascaron en finalizar obras más carrereadas que un guiño, y de una guiñada fontaneros brotaron Prometeos con su Frankenstein bien etiquetado, un vampiro y el pequeño Harold. O el Werther de Goethe con el suicidio inspirando égidas más allá del horizonte… Textos de a corridito sin despidos ni acordeón pero con tinta.

Hoess hace mención de los hitlerianos reglamentos, del decreto Shutzhaft, por ejemplo, con equivalencias al “arraigo domiciliario”. Relata varios aspectos de su vida, su participación en la primera guerra mundial donde mató a una persona, ya solamente le quedaban por liquidar un millón 999 mil para cubrir su cuota nazi al genocidio.

El juicio contra empresarios fue de teatro, puro teatro, cambiaron su razón social, mas no su sinrazón de ser. Muchos jefes nazis escaparon, v.gr., Klaus Barbie, que tras ambular por Sudamérica, se estacionó en Bolivia donde fue de mucha sicaria utilidad a la CIA, los Green Berets y René Barrientos, en cuyo gobierno se apresó al Che, acto del cual el nazi-nazi no era ajeno, al igual que el cubano mayamizado Gustavo Villoldo. Por las hermosas altitudes bolivianas antes estuvo Ernst Röhm, quien devino mandamás de las S.A,  tropas de asalto fascistas, muerto a manos por sus propios pares en La noche de los cuchillos largos. Participó en la Guerra del Chaco asesorando a Hernando Siles,  caso inédito quizá en que un padre y dos hijos (Hernán Siles Suazo y Adolfo Siles Salinas), en variados temporales, ocuparan la presidencia de un país.

Ex nazis en periplos lejanísimos

Por los vertederos de América del Sur radicó Josef Mengele, quien colaborara con Hoess en Auschwitz, médico apodado “Ángel de la muerte” (mote idéntico de Alfredo Astiz, facho asesino en la dictadura argentina). A este nazi no pudieron capturarlo. No resulta exagerada la versión que, igual que Barbie, fue protegido por los Aliados, pese a que ningún epíteto le calzaría sus zancadas de crueldad.

Mengele, obsesionado por gemelos y ojos azules, utilizó a miles y miles de prisioneros en experimentaciones dantescas que nada tenían de divinas ni de comedia. Estudió en la Universidad de Berlín, tuvo de maestro a Eugen Fisher, quien “analizó” testas decapitadas de namibios, asesinados a millares por el general Von Trotha, responsable del “protectorado” alemán en la localidad africana. “Corroboró” la “inferioridad” del negro entre alharacas de cuchillería.

En la Universidad de Berlín, lustros anteriores, estudió David Berlanga, joven coahuilense al que becó Justo Sierra en diversos centros educacionales europeos, tomó cursos de psicología aplicada en educación con el afamado Wilhelm Wundt. Intervendría en la Convención de Aguascalientes con posturas contrarias a Villa y Carranza, para luego ser asesinado en circunstancias más turbias que atardecer contaminado… que algunos intentan “aclarar” a resoplidos de hollín dizque en cambalache de inminentes fusilados, en un empoderamiento a emparedar en paredones, entre el Centauro del Norte y el gran Zapata. ¿Sabría Mengele que sus aulas fueron recorridas por un becario mexicano?¿Intuiría desde entonces el futuro “Ángel de la muerte” la incineraría certeza del sobrenombre? ¿Lumbroso vislumbraría su tráfago de campus universitario a campo de concentración, tras recibirse de antropólogo y médico, doctorado summa cum laude en tumultuarias exterminaciones?

Kurt Gerstein fue otro hitleriano que en cuanto comprobó las dimensiones del crimen en los campos de concentración, trató de denunciar internacionalmente la matanza recurriendo al Vaticano, pero el papa Pio XII entre concordatos y golpes de pecho al compás de Hitler y Mussolini… le puso aldabones al portal y sordera a los nudillos. En la cinta Amén, de Costa Gravas, se reseña una parte de aquellos aconteceres. En sus escritos, Gerstein menciona grandes empresarios, y los “juicios” contra pomadosos emprendedores hitlerianos en una mascarada de comillas. Quedaron absueltos con toda la honorabilidá reintegrada… en las farsas de un reintegro de crematística-crematoria lotería.

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