ACUERDO COMERCIAL UE-EE.UU.*
Secretismo en
una agenda que atenta contra derechos
laborales y ambientales
ESTÁ EN FASE DE NEGOCIACIÓN un acuerdo comercial de
largo alcance entre los Estados Unidos y la Unión Europea: El
Transatlantic Trade and Investment Partnership -Asociación transatlántica para el comercio y la inversión (TTIP)-
también conocido como Tratado Transatlántico de Libre Comercio (TAFTA). Sin
embargo, la
Comisión Europea ha corrido una cortina de humo sobre quién
establece el orden del día de su posición negociadora. En medio de
preocupaciones por el impacto social y ambiental del acuerdo, así como de su
significado para una formulación democrática de las políticas, Corporate
Europe Observatory (Observatorio de la Europa Corporativa)
ha tratado de averiguar qué se va a poner sobre la mesa para su discusión.
Barack Obama e Ignacio García Becero
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Las negociaciones para el acuerdo de libre comercio entre
la Unión Europea
y Estados Unidos acaban de ser lanzadas oficialmente. Bajo la guía intelectual
del Grupo de trabajo de alto nivel de trabajo para el empleo y el
crecimiento, creado en 2011 y presidido por el comisario europeo de
Comercio, Karel De Gucht y el entonces representante comercial de EE.UU., Ron
Kirk. En su último informe dicho Grupo no sólo recomendaba entablar ya las
negociaciones, sino que indicaba con cierto grado de detalle los temas que
deberían ponerse sobre la mesa, con el objetivo de largo alcance de avanzar
hacia un “mercado transatlántico”.
El
acuerdo propuesto está siendo seguido de cerca por grupos de interés público
preocupados por que el acuerdo abra las compuertas a los organismos modificados
genéticamente (OMG) y al gas de esquisto ( fracking )
en Europa, sea una amenaza a los derechos digitales y laborales, y faculte a
las empresas a impugnar legalmente una amplia gama de normas que no son de su
gusto.
Con
todo esto y más en juego, el
Observatorio de Europa Corporativa quiso saber quién formaba parte de
ese Grupo que recomendaba entablar las negociaciones. Con arreglo a las normas
comunitarias de acceso a la información, el 4 de marzo de 2013 solicitamos la
“lista completa de los miembros que componen el Grupo de trabajo de alto nivel
sobre el empleo y el crecimiento”. De hecho, tuvimos que hacer numerosas
solicitudes.
¿Un
grupo sin miembros, un informe sin autores?
Según
la Comisión,
el Grupo, que está operando desde 2011 y que ha elaborado dos informes, no
tiene miembros identificables (“no existe
una lista de miembros del HLWG”). La Comisión también nos informó de que “varios
departamentos” han contribuido al debate y a los informes del grupo (sin
miembros), pero añadiendo que “no hay ningún documento que contenga la lista de
los autores de los informes”. Puesto que no había tal documento, afirmaba la Comisión, nuestra
petición no entraba en el marco de las normas de libertad de información de la UE: “Desafortunadamente no estamos en condiciones de ofrecerles la
información solicitada.” Karel De Gucht.
También
nos dijeron que el HLWG no era “un grupo de expertos pertenecientes a las
categorías mencionadas en el registro de grupos de expertos y otras entidades
similares”. ¿Por qué no?”. En primer lugar, se trata de un grupo de trabajo
conjunto establecido por el gobierno de EE.UU. y la Comisión Europea,
y en segundo lugar, su función no es la de proporcionar asesoramiento y
conocimientos especializados a la Comisión Europea”, afirmaba la misma. A esto
replicamos que el HLWG, como cualquier otro grupo de expertos o entidad similar,
debe estar sujeto a los requisitos de transparencia establecidos en la normativa
sobre los grupos de expertos de la
Comisión, que incluye la transparencia sobre los
participantes.
¿Es
el mundo empresarial quién dicta el orden del día?
Cuando
preguntamos acerca de los “expertos externos” que habían participado en los
informes elaborados por el HLWG, se nos dijo que la evaluación de impacto de la
propuesta de acuerdo comercial entre la Unión Europea y
Estados Unidos contenía un resumen de las medidas periciales
obtenidas desde su creación. También se nos dirigió a la página de información
general de la Comisión para
consultas públicas. Allí nos enteramos de que más del 65 por ciento de las
entradas en las dos primeras consultas sobre el proyecto de acuerdo UE-EE.UU
provenía de empresas y asociaciones empresariales. Pero, ¿quiénes eran los 114
consultados? ¿Para quién están haciendo lobby? El archivo de documentos
de la Comisión
ofrece sólo unas pocas contribuciones.
El
19 de abril, presentamos otra solicitud de información para saber más acerca de los contactos de la Comisión con los grupos
de presión de la industria que desean influir en el pacto comercial
transatlántico. Pedimos una lista de las reuniones celebradas con estos grupos
de presión, las actas y la correspondencia conexa. La Comisión respondió que
esto “se refiere a un gran número de
documentos” y nos pidió “limitar” el alcance de la solicitud, a fin de
reducir el número de documentos a una cantidad más manejable (por ejemplo, ¿querrían ustedes recibir los informes de
reuniones y la correspondencia intercambiada con determinadas empresas o
asociaciones?).
El
31 de mayo, seis semanas después de nuestra petición y después de varios
intercambios de correo electrónico, se nos dijo que la Comisión estaba
“actualmente en las primeras etapas de evaluación de su solicitud y (...)
todavía no está todavía en condiciones de dar una estimación detallada del
número de documentos que podría implicar nuestra demanda”. El funcionario de la Comisión agregó: “Nuestra
estimación en estos momentos es que sólo vamos a tener una primera visión
general de la situación a mediados de junio, momento en que les informaremos al
respecto.”
¿Qué
tratan de ocultar?
Mientras
seguíamos a la espera de más información sobre lo que parecen ser cientos de
documentos relacionados con el gran lobby
de negocios implicado en este acuerdo comercial entre la UE y Estados Unidos, tuvimos
más suerte con una solicitud de acceso a la información que hicimos al
representante comercial de Estados Unidos. Su oficina nos proporcionó una lista
de los “principales responsables y expertos por temas” en el HLWG, en la que se
enumeran tres docenas de funcionarios del gobierno de EE.UU. y la Comisión Europea.
Ron Kirk.
Echando
un vistazo a la lista, no estamos muy seguros de qué es lo que la Comisión estaba tratando
de esconder al retener esta información. Quizás el hecho preocupante de que un
ente dotado de un título tan rimbombante -el famoso Grupo de trabajo de alto
nivel para el empleo y el crecimiento- no sea más que un puñado de conocidos burócratas favorables al libre
comercio de ambos lados del Atlántico. O quizás el hecho de que a la Comisión no parecen
preocuparle los impactos laborales y ambientales del acuerdo comercial
propuesto. Porque, mientras que el lado estadounidense tiene dos responsables
en el apartado de “medio ambiente” y “trabajo” dentro el HLWG, la columna
respectiva correspondiente a la UE
está reveladoramente vacía.
La
necesidad de una transparencia real
Mientras
cada vez más eurodiputados y grupos de ciudadanos exigen que las inminentes
negociaciones entre la UE
y Estados Unidos se lleven a cabo de una manera abierta, nuestros
descorazonadores intentos de obtener información básica sobre quién está detrás
de la puesta en marcha de estas negociaciones demuestran que la Comisión no se preocupa
por la apertura. En cambio, parece decidida a hurtar a la opinión pública
cualquier tipo de información significativa sobre el acuerdo comercial más importante
que se haya negociado nunca en el mundo. Si los eurodiputados se toman
realmente en serio sus demandas de mayor transparencia y su deber de exigir a la Comisión su rendición de
cuentas, tienen ante sí una espesa cortina de humo. * Corporate Europe Observatory
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