Edición 309 |
1963, Rayuela,Â
mundo para armar
ERNESTO PÉREZ CASTILLO*
Â
EN AQUEL AÑO, SI SE MIRA BIEN, el horno no estaba para pastelitos. Aunque el número 1963 como que no suena, y pareciera ser una cifra vana, aburrida, de esas sin eco que no llaman a nada, fue todo lo contrario. Ese resultó ser un año muy movido, te viraras para donde te viraras.
Para decir poco, el mundo acaba de salvarse por los pelos y las barbas, sobre todo las barbas, de una conflagración nuclear que hubiera sido la primera y sin dudas la última, ya que el hongo atómico no borrarÃa del mapa sólo a la islita rebelde, sino que borrarÃa al mapa en sÃ, todo, completico, sin dejar tÃtere con cabeza que lo pudiera contar.
Muy, muy lejos del Caribe, en el mismÃsimo epicentro europeo, visitarÃa Kennedy apenas unos meses después el Checkpoint Charlie del Antifaschistischer Schutzwall (el Muro de BerlÃn, según los que al final escribieron la historia), soltando luego su famosa frasecita: “Ich bin ein Berlinerâ€, queriendo decir “yo soy un berlinésâ€, aunque para otros que sà conocen de a de veras el alemán (a mà no me crean) lo que eso realmente quiere decir no es sino: “yo soy una dona cremosaâ€.
Ich bin ein berliner
Haya dicho o querido decir lo que fuera que fuese, de todas maneras antes de terminar el año morirÃa baleado por solo un par de proyectiles, que si hemos de creer el cuento que de eso se ha contado oficialmente, tienen que haber sido disparados por Billy “el Niño†o por “Bufallo Billâ€, pues nunca antes ni después nadie logró hacer tan buena diana, a tanta distancia y produciendo tantos estragos en el cuerpo del asesinado.
En tanto, otra frase cruzaba el planeta, mucho más profunda y contundente. La sembró Martin Luther King ante más de un cuarto de millón de personas, y hablaba para ellos y por todos ellos y los que vendrÃan después: “I still have a dreamâ€, y es el mismo sueño que tenemos todavÃa.
Tengo un sueño
En ese mismo sesenta y tres, Tito -Josip Broz según su acta de nacimiento- se declaró Presidente Vitalicio en Yugoslavia, también se fundó la Organización de la Unidad Africana y, para colmo, a bordo de la Vostok 6, la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova se convertÃa en la primera mujer en orbitar varias veces la Tierra desde el espacio exterior.
Asà las cosas, quien quiera más es un goloso. Pero hubo más: Comenzando el verano, una novela rara, muy rara, saldrÃa de la imprenta. Su tÃtulo hasta última hora fue “Mandalaâ€, pero finalmente su autor decidió cambiarlo por Rayuela.
Esa novela, y todo lo demás, está cumpliendo ahora sus cincuenta años.
Cortázar la escribió queriendo dejar en ella “la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escrituraâ€. Y por impreso dejaba recomendaciones que no habÃa que seguir al pie de la letra, sobre cómo debÃa, o podÃa, ser leÃda su obra: de atrás para adelante, a saltos, al azar, solo algunos fragmentos, o de la manera convencional si el lector se arriesgaba.
Yo nunca corrà el riesgo. Más de veinte años después de escrita fue que supe de ella, y conozco más de uno que aún no se ha enterado, ni falta que le hace. Yo llevo otros veinte años más leyenda, a cómo puedo, a raticos, a como se me ocurre, disfrutando algunas partes mucho muchÃsimo, y aburriéndome soberanamente con otras.
Pero, pero, pero: Es la novela de ese año, de 1963, y probablemente, de muchos de los años que siguieron, porque es enciclopédica y al tiempo es banal, contando desde el origen y surgimiento de las tijeras, con pelos y señales, hasta el sufrir de una madre por el hijo que muere.
Meterse con ella, con Rayuela digo, es meterse con la historia, a pulmón. Pero con la historia cuando es contada en su fragmentación, desde los individuos, que viven como si afuera no se estuviera acabando el mundo, o como si ellos no se hubieran enterado.
Y de hecho, no se ha acabado, ni el mundo, ni Rayuela.
Ya pasaran otros cincuenta años, ya veremos qué se escribe entre tanto, si aún se sigue escribiendo, y si alguien habrá podido para entonces desentrañar todos los misterios allà atrapados.
< Prev |
---|