CONTANTE Y SONANTE
Éramos muchos… y parió la abuela
PRIMERO, LA CONDICIÓN HUMANA: Aun teniendo por inevitable
la monstruosa metodología del reparto de la riqueza nacional “por cabeza” en
los términos que la estadística oficial lo iguala -poner tablas, por ejemplo a Carlos
n con Carlos Slim-, resulta que el ingreso promedio anual del mexicano para
lo que va de 2013 fue reportado por el Inegi en 10 mil 689 dólares. Respecto
del primer semestre de 2008, año en que estalló la crisis financiera mundial,
“cada mexicano” ha perdido 361 dólares.
Es el resultado de la ecuación de contar 15.77 billones
de pesos del Producto Interno Bruto (PIB) anual, y prorratearlo entre poco más de
118 millones de compatriotas, entre los que se encuentran millones de
famélicos.
La brutal diferencia radica en que, en esos cinco
años, en tanto Carlos Slim ha alternado
con Bill Gates el primer sitio entre los hombres más ricos del mundo, en los
hogares de los Carlos n se han
agregado en el mismo periodo al menos unos ocho millones de nuevos estómagos
que alimentar. Para su perra suerte, ya no funciona -como nunca ha funcionado-
aquello de echarle más agua a los
frijoles, menos ahora en que el frijol se ha convertido, literalmente, en
un artículo de lujo.
Como se sabe, cientos de miles de familias mexicanas
subsisten desde hace al menos dos décadas con las remesas que les envían los
transterrados en los Estados Unidos. Esos envíos han tenido una caída de cerca
del 10 por ciento en lo que va del año, en relación con 2012.
Para ilustrar nuestro optimismo, un reporte informa que
la cuenta corriente de la balanza de pagos -por la que pasa la cobertura de las
operaciones internacionales- ha perdido 11
mil 328 millones de dólares, un incremento adverso de 228 por ciento
respecto del mismo periodo de 2012.
En lo que corresponde a la balanza comercial -el registro
del valor de las exportaciones contra las importaciones-, datos procesados como
definitivos indican que esa balanza tuvo en los siete primeros meses de 2012 un
superávit de dos mil 662 millones de dólares. Para 2013, la oración se vuelve
pasiva: El déficit alcanza ya tres mil
299 millones de dólares. La variante del paso de lo positivo a lo negativo
implica casi seis mil millones de dólares.
No sólo: Cuando la balanza comercial arroja un saldo
deficitario, un consuelo que le queda a los estadígrafos depende de si esa
diferencia se observa en la adquisición de bienes de capital o de producción.
Esto es, bienes para producir otros bienes. Verbigracia: maquinaria pesada.
Es el caso que, para el periodo analizado, buena parte del gasto para importaciones se
aplicó a bienes de consumo final.
Alimentos, por ejemplo, que ya tienen el rango de consumo suntuario. En el
renglón, sin desagregarlo, el gasto en
compras al exterior se incrementó 8.3 por ciento.
En números absolutos, el reporte respectivo informa que
el gasto para importación de productos no
petroleros, significó para la economía mexicana una sangría de 22 mil 227 millones de dólares. Qué tal
si se le suma el pago por importaciones de gasolinas. Mejor lo dejamos de ese
tamaño.
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