El PRI rinde banderas ante Washington
“…tendría que declararse por segunda vez la Independencia de la América Latina, esta vez para salvarla de los Estados Unidos”. José Martí
NO NOS REMONTAREMOS a 1889-1890 cuando -en Conferencia
Panamericana-, el presidente de Argentina, Miguel Ángel Juárez Celman encabezó
la resistencia contra los designios de Washington que, presa del delirio de su Destino manifiesto, pretendió uncir a
América Latina al yugo comercial de los Estados Unidos.
Fox, lacayo de Bush.
“Tratar de asegurar
el comercio libre entre mercados carentes de intercambio, sería un lujo utópico
y un ejemplo de esterilidad”,
argumentó suavemente entonces el canciller argentino Roque Sáenz Peña.
¡Que tiempo de patriotas, aquellos!
Coloquémonos en temporada neoliberal: En la gusanera Miami, en diciembre de 1994,
Bill Clinton recalentó la iniciativa decimonónica para relanzarla como Área de
Libre Comercio de las Américas (ALCA), fallida, hasta ahora.
Apenas un año antes, el usurpador Carlos Salinas de
Gortari había entregado la soberanía económica de México a los intereses de los
Estados Unidos y Canadá, con la firma del Tratado de Libre Comercio. (Ahora
TLCAN). Precisamente, ALCA fue propuesta por Clinton como extensión continental
del trilateral tratado firmado por Salinas, quien, dicho sea de paso, introdujo
secretamente en ese acuerdo los hidrocarburos nacionales.
A remolque de George W. Bush, Vicente Fox pretendió, en
noviembre de 2005, liderar a fortiori
la imposición de ALCA: Se topó -casualmente en Mar del Plata, Argentina-, con
Néstor Kirchner y Lula da Silva; pero,
sobre todo, con Hugo Chávez, a quien le armó incluso un mitote diplomático. En
los bronces ha quedado el ¡Comes y te vas! que el locuaz guanajuatense
le asestó al comandante Fidel Castro, previo a la Cumbre de Monterrey,
convocada con el mismo fin.
Para entonces, Fox -experto en lamer el bridón- de hecho
ya había dado la espalda a América Latina. En marzo del mismo 2005, en Waco,
Texas, con el propio Bush y el Primer Ministro de Canadá, Paul Martin
-siguiendo la línea salinera-,
estampó su firma en la Alianza
para la Seguridad
y la Prosperidad
de América del Norte (ASPAN). Por supuesto, en el apartado IX está el tema de
Energía: Desarrollo de un mapeo de
recursos energéticos… ¿Sólo para la contemplación de los cartógrafos?
Visión milenarista, la de la
Casa Blanca, le bastó menos de un siglo
para acorralar a México desde el norte y por el sur. PAN podrido resulta, pues, que ahora nos enteremos que en los
últimos meses de su ensangrentado mandato, el panista Felipe Calderón metió a
México en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), para congraciarse con
Barack Obama y satisfacer el reclamo fundacional del PAN contra la Expropiación
Petrolera.
Otra vez por supuesto, PAN-Calderón aceptaron
pedestremente abrirle a los Estados Unidos (la otra pinza es Japón) la
industria petrolera mexicana. El Imperio movió los intereses petroleros para el desgarramiento de México durante la
década armada de hace un siglo. Cien años después, el PRI rinde banderas,
cediendo a los intereses imperiales el codiciado oro negro.
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