Alianza Estratégica (PAN-CSG)
Para pasar por ilustrado, el abarrotero ex gobernador
panista de Aguascalientes, Felipe González González, se plagió la frase. Al
ignaro coocacolero ex presidente
panista Vicente Fox le gustó, y la repitió como propia. Naturalmente, ninguno
de los dos le dio crédito a su autor, porque acaso lo desconocían.
Y dice así: “Un político ve por las próximas elecciones.
Un estadista, por las próximas generaciones”. Abraham Lincoln.
Ahora que los cesaristas
andan por ahí, descoyuntados, al Cesarín tricolor Camacho Quiroz le
picó la sinceridad y confesó: El PRI va a ganar las elecciones de 2015, “justamente
por las reformas constitucionales…”. (A propósito, si conociera el
pudor, el minúsculo menopáusico mental no debiera citar a un gigante del
pensamiento -don Jesús Reyes Heroles-, y menos fuera de contexto. El gran
tuxpeño dijo: Liberalismo Social y Estado Social de Derecho, no neomercantilismo
priista.)
El PRI, pues, retornó a Los Pinos, no para ver por las
próximas generaciones, sino para ganar elecciones. Entonces, que sus exégetas
no anden diciendo que sus reformas transformadoras
son para garantizar a los niños un mejor futuro. (Con un futuro sin
adjetivos se conformarían.)
Te doy
“legitimidad”, y tu, ¿qué me
das?
Dicho lo cual, vamos al grano. Ya no hay Revolución
mexicana qué conmemorar; menos, qué celebrar. Desde que la tecnoburocracia se apoderó de Molino
del Rey, se excavaron sótanos bajo el Monumento de la Revolución para ocultar
la Historia
nacional del último siglo. Y para que sus símbolos y mitos terminaran anegados,
como ocurrió hace dos años.
Luis H. Álvarez, padre de la patria.
En cambio, este diciembre puede festejarse el Primer
Cuarto de Siglo de la firma de la
Alianza estratégica
que, en otoño de 1988, pactaron Carlos Salinas de Gortari y el PAN. Éste,
ofreciendo legitimidad de gestión al
usurpador. Aquél, poniendo en charola de mucha plata las concertacesiones electorales. Y algunas más.
Todo empezó la noche del 6 de julio anterior. La del terremoto
político que perturbó el juicio de la nomenclatura priista, según
escribió Miguel de la Madrid.
Y El Maquío Clouthier murió en un
“carreterazo”
Aquella noche, nada serena y sí, bien oscura, Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano, Manuel de Jesús El Maquío Clouthier del Rincón y
doña Rosario Ibarra de Piedra armaron un Tri para denunciar el fraude electoral
Esa misma semana, antes de que El Maquío empezara el
acoso al Palacio Legislativo de San Lázaro (sede de los Colegios Electorales) y
a De la Madrid,
el PAN, jefaturado por Luis H. Álvarez, condenó la resistencia postelectoral
del robusto agrotitán sinaloense, quien
murió misteriosamente 14 meses después en un conveniente carreterazo en la carretera federal 15.
La quinteta que
-a espaldas de El Maquío- tiró
liana hacia Los Pinos, la integraron: El propio Álvarez, Diego Fernández de Cevallos (después éste sería conocido como La ardilla), Carlos Castillo Peraza, Abel
Vicencio Tovar y Bernardo Bátiz.
Todavía no calentaba su sillón en la residencia presidencial, cuando los
emisarios del pasadísimo se presentaron a rendirle pleitesía al ya ungido.
El gancho que
se presentó a los consejeros azules después de aquel encuentro primodecembrino, fue que le habían
arrancado al usurpador la carta compromiso de un nuevo régimen electoral, para ahora sí, implantar en México la
democracia verdadera. (“Para que no se repitan las algaradas del pasado verano”.)
Pablo Emilio
Madero: las mentiras del PAN
En Las mentiras del PAN, don Pablo
Emilio Madero (tío del actual Maderito
felpudo), ex jefe nacional del partido azul y también ex candidato a la
presidencia de la República,
escribió después que Álvarez y Vicencio Tovar les jugaron una cínica gambeta a
los cuadros dirigentes y legisladores del partido.
Diego el indescifrable
Sostuvo Madero que los citados negociadores en lo
oscurito pinolero les entregaron una “Carta de intención”, evidentemente falsa,
“suscrita” en Los Pinos, en la que Salinas ofrecería las perlas de la Virgen electorales, y lo
que finalmente llegó al Congreso de la
Unión fue una bolsa de cacahuates.
Lo que haya salido finalmente de San Lázaro y Xicoténcatl
como apócrifo “cambio democrático”, importó menos que el obsequio recibido
meses después. Salinas les entregó la primera gobernación estatal en la persona
del estadunidense Ernesto Ruffo Apple: Baja California.
Castillo Peraza: El tocayo cumple
“El tocayo cumple
su palabra”, exclamó eufórico Carlos Castillo Peraza, quien no se
compadeció de la traición que el PRI le jugó a Margarita Ortega, proclamada
ganadora la misma noche de las elecciones, por órdenes remitida desde
Insurgentes Norte, de la Ciudad
de México. El recule se dio en menos de 24 horas, erizando la piel a Luis
Donaldo Colosio, ca-sual-men-te asesinado cinco años después, casualmente en
Lomas Taurinas, Tijuana (BC).
Después, la
Alianza
estratégica perforó las esclusas legislativas: Contrarreformas
constitucionales: banca y crédito, agraria, clerical, del 82 constitucional
(que favoreció a Fox), y un largo etcétera hasta la vuelta de la esquina.
Contrarreforma petrolera de facto, en el Tratado de Libre Comercio.
A los 24 años, la Alianza estratégica pasó por la impurísima
concepción y parió su primer hijito. Lo bautizó Pacto por México… “para servir a usted, Mister Casa Blanca”. Feliz cumpleaños a ti, en tu primer cuarto de
siglo. (AGI).
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