McDonald's, de
la comida basura al trabajo porquería ESTHER VIVAS*
En McDonald's, la calidad de su comida es tan baja como
los salarios que paga. Alimentos low cost
para consumidores con ingresos bajo mínimos. La misma mano de obra que explota,
a quien paga un salario de miseria, es la misma que, con tan pocos ingresos, sólo
le quedan los McMenús de 4,90€.
Empresa transnacional
Una legión de trabajadores pobres, que salen
muy baratos, pero con retribución suficiente para pagarse un Big Mac o una Cheeseburguer. Negocio redondo.
Lo que comemos, aunque no lo parezca, viene condicionado
por la clase social. Quien más tiene, puede optar a una comida de mayor
calidad. Quien estudia, porque se lo puede permitir o mediante becas, tiene más
criterio a la hora de juzgar el actual sistema agrícola y alimentario.
Cuando, hoy, nos quieren ignorantes y buscan convertir la
educación en un privilegio, esto implica condenarnos a la pobreza, a trabajos
precarios y a una alimentación deficiente. Unas pocas empresas, como
McDonald's, están dispuestas a aumentar sus beneficios con ello.
Varios informes señalan que a menos ingresos peor
alimentación. El Libro Blanco de la
Nutrición en España, 2013, indica cómo la crisis
modifica los hábitos de compra empujando al consumidor a opciones más
económicas. El consumo de galletas, chocolates, bollería y pastelería es de los
que más ha aumentado en los últimos tiempos. Con la crisis, la dieta de quienes
menos tienen se deteriora rápidamente. Se compra poco y barato y se come mal.
Problemas de obesidad
No en vano, en Estados Unidos quienes sufren mayores problemas de obesidad son
las comunidades afroamericanas y latinas. Las mismas que configuran el ejército
de precarios y trabajadores de las cadenas de comida rápida.
En el Estado español, las comunidades autónomas con
mayores índices de pobreza, como Andalucía, Canarias y Extremadura, concentran
las cifras más elevadas de población con exceso de peso.
McDonald's, sin embargo, no es la excepción sino la norma. Burger King,
Kentucky Fried Chicken, Subway, Pizza Hut son otras multinacionales que siguen
dicho patrón. Anteayer, sus trabajadores en Estados Unidos se rebelaron.
Más de cien ciudades, como Nueva York, Chicago, Boston,
Detroit, Houston, Los Ángeles, acogieron huelgas y protestas de los empleados
del sector de la comida rápida. Su demanda: un aumento salarial. Pasar de los
7,25$ (5,3€) la hora a los 15$ (11€).
Las condiciones laborales en estos centros son tan
precarias, de las peores, que muchos de sus trabajadores tienen que recurrir a
otros empleos y aún así dependen de las ayudas sociales para llegar a fin de
mes. En verano pasado, hubo ya una primera movilización. Ahora, se ha extendido
a más ciudades.
Una jornada histórica. Las movilizaciones en el sector
son escasas, debido a las dificultades para organizarse en el lugar de trabajo.
Cualquier intento de coordinación sindical es fuertemente reprimido. Pero estas
protestas apuntan a un nuevo tipo de lucha que suma a trabajadores precarios,
sindicalistas y activistas vecinales. Todo un ejemplo.
En el Estado español, McDonald's también ha sido foco de
protesta. Sus prácticas laborales, a la par que "culinarias", son
internacionales. En 2007, en el McDonald's Estación en Granada empezó una lucha
sindical que dura hasta el día de hoy. Sus trabajadores se organizaron para
exigir condiciones laborales dignas. Despidos, reducciones de contrato, presión
psicológica, vacaciones impuestas, lista negra... fue la respuesta.
La lucha continúa en pie. Y a pesar de la presión de la
empresa y la discriminación sindical, se han conseguido mejoras laborales para
el conjunto de la plantilla. Una protesta que ha contado con apoyos y jornadas
de movilización contra McDonald's en el resto del Estado.
*Público.es
More articles by this author
|