VIGOROSO MOVIMIENTO POR LA REGENERACIÓN Y SUPERVIVENCIA DEL SINDICATO PETROLERO
Romper el cacicazgo de Romero Deschamps, principal objetivo
* Miguel Arturo Flores postula:
Democracia sindical
y soberanía nacional en la operación de la
industria
La gran incógnita que dejó abierta la reforma energética
-cuyo énfasis se ha cargado básicamente sobre la industria petrolera-, es la
verdadera suerte que ese proceso depara al Sindicato de Trabajadores Petroleros
de la República Mexicana
(STPRM) -y sus 113 mil afiliados-, cuyo prolongado cacicazgo ejercido por el
senador priista Carlos Romero Deschamps ha conducido a la histórica
organización a su desplazamiento en las relaciones obrero-patronales, la
corrupción y el desprestigio.
El líder Flores Contreras.
Después del centenario Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), consolidado en septiembre de 1960 con el decreto de mexicanización de la industria eléctrica dictado por el presidente Adolfo López Mateos -por el que pasaron el régimen y los activos de la empresa The Mexican Light and Power a la nueva Compañía de Luz y Fuerza Motriz (al tiempo Luz y Fuerza del Centro, extinguida en 2010 por Felipe Calderón)-, el STPRM, fundado en 1935, fue el frente de lucha más determinante enla Expropiación del Petróleo, decretada por Lázaro Cárdenas en 1938. En estricto rigor, la existencia de ambos poderosos
sindicatos nacionales quedó sujeta, desde 1992, a los designios del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado por Carlos
Salinas de Gortari, quien incluyó en ese instrumento globalizador el sector
energético mexicano. A partir de 2010, el SME se quedó sin contraparte
patronal, y ha mantenido más de tres años de azoras batallas por su
supervivencia. El STPRM ha quedado en
remojo.
El pasado 7 de enero, en entrevista con el diario La Jornada, el
secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida declaró que,
con la reforma constitucional -que impone a Petróleos Mexicanos (Pemex) un
nuevo estatuto jurídico-, el STPRM tendrá que reformar su régimen estatutario,
e incluso solicitar una nueva toma de
nota ante la dirección de registro de asociaciones sindicales. La “toma de
nota” es un procedimiento aplicado ordinariamente para el reconocimiento de la
dirigencia sindical.
Medio siglo de
continuidad caciquil
En el último medio siglo, con la tolerancia cómplice del gobierno en cada
etapa, el STPRM ha transitado del cacicazgo del difunto Joaquín La Quinta Hernández
Galicia al de Romero Deschamps, sin que la resistencia de las bases haya
logrado transformarlo en una organización democrática.
Joaquín Hernández Galicia.
En 2001, cuando se puso a flote el Pemexgate -originado en el trasiego de más de 500 millones de pesos de Pemex al sindicato, y de éste a la campaña presidencial de Francisco Labastida Ochoa-, se generaron expectativas de un nuevo modelo sindical, sustituyendo a la pandilla jefaturada por Romero Deschamps. Vicente Fox frustró esa saludable posibilidad, no sólo
fortaleciendo el poder del indiciado Romero Deschamps, sino desencadenando los
mastines contra las disidencias internas, empezando por la de los técnicos y
profesionales, a cuya mayor parte remitió a la cesantía. Con Felipe Calderón,
la triangulación contractual de personal con las compañías privadas
usufructuarias de Pemex no sólo rasuró
el clausulado del Contrato Colectivo de Trabajo, sino que frenó el crecimiento
del sindicato.
Romero y el orgullo de su nepotismo.
Desde entonces, se ha observado una larvada pero pertinaz resistencia, tanto de trabajadores en activo como jubilados, contra la dirección encabezada por Romero Deschamps, sin que el activismo opositor haya logrado los resultados deseados, aunque haya dirigentes que, sin ser reconocidos por la Secretaría del Trabajo, se ostenten como titulares de la Secretaría General. A esa vertiente de combate interno se ha sumado desde
hace cinco años el vigoroso movimiento Petroleros Activos en Evolución Por
un México nuevo, cuyo liderazgo se ha identificado en la persona de
Miguel Arturo Flores Contreras, quien impulsa una reformadora generación
sindicalista “que reencauce los valores de los trabajadores y los principios de
la democracia” en el STPRM, y postula la soberanía nacional en la gestión de la
industria petrolera, basados ambos objetivos en la transparencia sindical y una
nueva cultura laboral.
Alfonso Navarrete Prida.
Flores Contreras, egresado del Tecnológico de Ciudad
Madero, fuente histórica de la industria de hidrocarburos en Tamaulipas,
proviene de una familia de cepa petrolera y acumula una antigüedad de 23 años
de servicio activo como operador especialista en Control Distribuido, en la Planta Hidrosulfuradora
de Gasóleos U-500.
Dirigencia sin
representatividad y corrupta
Con una bien diseñada estrategia de incesante encuentro y
vinculación con las bases -su articulación con otros movimientos ciudadanos-, y
una agenda propositiva, asegura que ha logrado concertar apoyos en al menos 28
de las 36 secciones que forman la estructura del STPRM, en cuyo interior,
afirma, señorea “la falta de representatividad, la corrupción y la violación
constante a los derechos humanos y a la democracia…”.
Decálogo para la
acción transformadora
De las líneas de acción de un Programa Básico de Trabajo
-que va desde régimen interno del
sindicato hacia la nueva concepción y operación de la industria petrolera-, el
luchador sindical destaca:
1) restructuración
general sindicato;
2) Plan
de Seguridad Laboral a nivel nacional;
3) Conducir
la cultura laboral hacia la productividad y la competitividad;
4) mecanismos
para el mejoramiento del subsuelo y el medio ambiente;
5) acuerdos
con municipios, estados y gobierno federal para la generación de empleos,
extendiéndola aun en aquellas regiones donde no el sindicato no tiene
presencia;
6) atención
prioritaria a hospitales y clínicas y evaluación del personal médico para
garantizar un servicio de calidad;
7) restructuración
de terminales marítimas y el parque naval;
8) proyectos
de exploración, perforación en tierra y aguas someras y profundas (convenios
con instituciones educativas de investigación tecnológica para la formación de
científicos);
9) fortalecer
los mantenimientos en las diferentes plantas petroleras productivas,
descartando las obsoletas, para asegurar la productividad.
10) Dentro de la propia estructura
del sindicato, promover la creación de cooperativas y unidades productivas que
prolonguen la vida productiva del personal jubilado.
Confiado en la factibilidad y viabilidad de ese
decálogo, Flores Contreras asume el reto de la transformación, porque el
sindicato, sostiene, “debe evolucionar de forma paralela al proceso de cambio
estructural nacional e internacional, y adecuar sus características a las
nuevas condiciones de apertura económica y democrática que hoy se vive en México y en el
mundo”.
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