Yucatán, a la cola productiva en México
PEDRO
ECHEVERRÍA V.
Mérida Yucatan, Palacio de Gobierno.
1. Me llamó la atención esto que ví publicado: En
diciembre, Yucatán tuvo una tasa de desocupación del 2.5 por ciento, mientras
que la media nacional fue de 4.2 por ciento, informó el Inegi. Es decir,
estamos maravillosamente bien. Los datos del Inegi destacan que a nivel
nacional el 60 por ciento de la población de 14 años y más es económicamente
activa, mientras que 40 por ciento restantes se dedica al hogar, estudia, está
jubilado o pensionado, tiene impedimentos personales o lleva a cabo otras
actividades. Del total de su población económicamente activa, sólo el 2.5 por
ciento estuvo desempleado durante el mes de diciembre. En Yucatán predomina el
empleo informal -sin las prestaciones de
ley- está presente en el 65 por ciento de la población ocupada y el promedio
nacional es de 59 por ciento.
2. La realidad es que en México a muy pocos les interesa las estadísticas
porque no creen en ellas. Se piensa que muchas veces las “arreglan” para
favorecer a intereses del gobierno que siempre busca ocultar cifras que le
perjudican: productividad, desempleo, pobreza, delincuencia, muertes, etcétera,
con el fin de que siempre se pueda informar de que “todo está bien” y así esté
contento con su caramelito en la boca. Antes de revisar las estadísticas pensé
en la última frase: “En Yucatán predomina el empleo informal (65 por ciento)
siendo el promedio nacional en 59. ¿Habrán contado como empleo informal o como
persona con ocupación a la vendedora de cacahuates o de chile con ganancias de
dos pesos o a quien un día de la semana trabajó dos horas como suplente? Sería
importante saberlo.
En Yucatán se está en la gloria... falso.
3. Yucatán -que durante el su auge henequenero (1890-1910) llegó a ser uno de los estados más ricos de la República, con un pueblo miserable) aparece en 2012 con alrededor de dos millones de habitantes siendo el estado 21 de la República; pero casi desaparece en la curva que habla del producto interno bruto (PIB) general por entidades. Mientras el DF produce 16.4, el Estado de México 9.2 y Nuevo León 7.2, el estado de Yucatán apenas contribuye con 1.5 del PIB general. Pareciera que el PIB está en relación con el número de habitantes pero en este reglón se cuelan Campeche, Querétaro y Quintana Roo con menos número de pobladores. Averiguar las causas es nuestra tarea, pero mucho más de los profesionistas dedicados a estos menesteres. 4. Dando una visión más particularizada el INEGI del
PIB en Yucatán se puede ver el resultado de las actividades primarias que
hablan de la agricultura, la ganadería y la pesca: Jalisco ocupa el primer
lugar con 10.5, Veracruz con 8.0 y Michoacán con 7.8 por ciento. Yucatán no
aparece como sí Guerrero al tener el 2.2; ello quiere decir que Yucatán no
compite ni en actividades primarias. Si pasamos a las actividades secundarias
que se refieren a las industrias, incluyendo el petróleo, encontramos a
Campeche con 12.3 del PIB, luego al estado de México con su potente industria
con 8.6 y a Nuevo León con 7.7. Yucatán no aparece, pero sí Querétaro (que tiene
menos habitantes que Yucatán) con 1.8 por ciento.
La cultura maya.
5. Si seguimos en actividades secundarias, pero sin
contar con el petróleo, entonces aparece el estado de México con 10.7, el DF
con 7.1 y en el último lugar al estado de Hidalgo con 2.6 por ciento; Yucatán
ni sus sombras. Pero Yucatán, al tener un 65 por ciento de su fuerza de trabajo
dedicada al empleo informal debería aparecer en la curva estadísticas de las
actividades terciarias. Pues tampoco aparece porque estas actividades rinden en
el DF en 23.8, estado de México 9.9 y Nuevo León 7.1; vuelve a aparecer
Querétaro con 1.8 por ciento. Esto quiere decir que la economía yucateca es
diminuta y es la causa por la que el pueblo yucateco no tiene presencia
económica o política a nivel nacional.
6. Moriría de gusto que el pueblo yucateco -que se
dice heredero de la gigantesca cultura maya- sobresalga luchando por sus
derechos por vivir una vida digna con alimentación y libertad para todos sus
habitantes para luego brindar su solidaridad a todos los pueblos que buscan
liberarse; pero no. Parece que los yucatecos piensan otra cosa: que los dejen
vivir en paz y en unión de sus dioses y seres queridos. Aunque la política y
los políticos los lesionen de manera directa y no tengan casi nada para saciar
su hambre, no pierden las esperanzas en el “castigo divino para quienes mal
obran”. ¿Para qué esforzarse si todo es lo mismo, si vamos a ser alimentación
para gusanos o cenizas? ¡Las estadísticas me valen un pura y dos con sal!
http://pedroecheverriav.wordpress.com
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