Es difícil precisar cuántas personas han muerto bajo la política de terror impuesta por ISIS, el grupo terrorista que apoya al califato recién creado en Oriente Medio. Bajo el nombre de Estado Islámico controla a Siria y el norte de Irak, y lejos de buscar el diálogo con Occidente y promover la tolerancia con quienes no piensan como ellos, han asumido una postura intransigente: o la conversión al Islam o la espada.
Estos mismos grupos han difundido por las redes sociales, para causar miedo, imágenes de gente torturada, decapitada y crucificada. El problema de la persecución de cristianos en estos países no se resolverá nada más mediante acciones violentas, como lo ha dicho el Papa Francisco, o al condenar las ensangrentadas acciones del califato, sino mediante una adecuada interpretación del Corán.
Ahora, una nueva amenaza se cierne sobre miles de cristianos que fueron obligados a dejar sus casas en el norte de Irak, bajo la sentencia de muerte pronunciada por ISIS. El invierno se aproxima y la nieve caerá sobre los frágiles campamentos de cientos de familias que se han refugiado en las montañas del Kurdistán, donde las temperaturas bajan a los cero grados.
Estos grupos de cristianos y aun de musulmanes que no están de acuerdo con la forma de proceder de Estado Islámico y que por ello son perseguidos, esperan un milagro: la solidaridad internacional, pero ni la ONU, ni los Estados Unidos o la Unión Europea han hecho lo suficiente para atender las necesidades más apremiantes de estos refugiados, y mucho menos, para que puedan volver a sus casas.
Hay instituciones como la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre, AIS, que han intensificado sus campañas para hacerles llegar lo indispensable para sobrevivir, pero la situación es alarmante ya que hay más de 200 mil personas desplazadas a causa de la ofensiva del IS.
La localidad de Ankawa, en las afueras de Erbil, capital del Kurdistán Irakí, acoge actualmente unos 70,000 cristianos que han abandonado todas sus pertenencias.
El Patriarca Caldeo de Babilonia y Presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Irak, Louis Raphael Sako, ha dicho que “las familias, que han encontrado refugio en iglesias y escuelas, están en mejores condiciones que aquellos que todavía duermen en la calle y en parques públicos, cuya situación es lamentable”, pero hay otros puntos de refugio en donde las necesidades están desbordadas y falta agua, alimentos, medicinas y ropa adecuada para enfrentar el invierno.
En Donhuk, el número de refugiados supera los 60 000 y su situación es peor que en Erbil. Los desplazados también han llegado a Kirkuk, Sulaymaniyah, e incluso a Bagdad, la capital. “El alcance del desastre es extremo”, reconoce Mons. Louis Sako; “cinco obispos han tenido que huir de sus diócesis y todos los sacerdotes y religiosas han abandonado sus misiones en los pueblos de alrededor de Mosul.”
El patriarca ha dicho que “la posición del presidente Obama, de solamente aportar ayuda militar para proteger Erbil, es decepcionante”; muestra su preocupación por las negociaciones entre el Kurdistán y el gobierno central de Irak y lamenta que no se lleve a cabo una acción rápida por la recuperación de Mosul y la llanura de Nínive. “Los yihadistas de Estado Islámico reciben nuevos efectivos provenientes de diferentes países de todo el mundo y siguen teniendo bajo control la ciudad petrolífera de Zumar, y los yacimientos petrolíferos de Ain Zalah, Batma, junto con los de Al-Raqqa y en Deirez-Zor en Siria”, reporta Ayuda a la Iglesia que Sufre, quien ha hecho propia la petición de los obispos de Irak y han lanzado una nueva campaña de recaudación de 100,000 euros para las familias refugiadas que son atendidas por la Iglesia local.
En México, en conferencia de prensa con la organización Comunicadores Católicos, diáconos adscritos a la Iglesia Ortodoxa de Antioquía, confirmaron el dramatismo que viven miles de cristianos, y recomendaban que se agilizaran los trámites de visas a aquellas personas que pudieran abandonar esas latitudes, con miras a reunirse con familiares o amigos de Occidente. Sin embargo, lo que claman los cristianos, es el que se den condiciones de seguridad para que puedan volver a sus casas en la tierra que los vio nacer, pues antes de que el Islam surgiera en la Península Arábiga, en el siglo VII, había cristianos tanto en Siria como en Irak.
En efecto. La ciudad de Erbil ha sido un histórico enclave cristiano que desde el año 100, ya contaba con un obispo. En Erbil, de acuerdo con la obra “Vidas de los Santos” de Buler, en el año 346 fueron martirizados 350 cristianos; ahora, miles de ellos corren el mismo peligro y rezan porque cese esta ola de persecución que protagoniza el Estado Islámico a quien ven como el undécimo Nerón de la historia. Según datos proporcionados por esta Fundación Pontificia, “cuando Sadam Husein fue derrocado en 2003, había más de 60,000 cristianos residentes en Mosul, la capital de Nínive. En la actualidad, como mucho son 200, principalmente, los demasiado pobres o débiles para huir. Este microcosmos refleja el estado del cristianismo en todo Irak. Antes de la invasión militar de Estados Unidos en 2003, el país contaba con 1.4 millones de cristianos. En la actualidad, son ya solo 300,000, y a raíz del rápido avance del Estado Islámico, esta cifra está disminuyendo rápidamente. El Patriarca Caldeo Louis Sako calcula que, en un futuro cercano, solo quedarán 50,000 cristianos en Irak.”
Mons. Antonio Chedraoui, Arzobispo Metropolitano de la Iglesia Ortodoxa de Antioquía para México, Centro América y el Caribe, ha dicho que Siria enfrenta una revolución en la que participan extranjeros islamitas, y en efecto, Reino Unido reconoció que al menos 500 ingleses han viajado a Irak para apoyar al Estado Islámico; en tanto el presidente Obama solo ha ordenado ataques estratégicos para detener el avance de los islamistas, donde Estados Unidos tiene intereses particulares.
Ban Ki Moon, Secretario General de la ONU, tibiamente ha dicho que “los ataques sistemáticos contra la población civil a causa de su origen étnico o filiación religiosa pueden constituir un crimen contra la humanidad”, y el Consejo de Seguridad de la ONU también condenó, aunque de manera tardía “la persecución sistemática por parte del Estado Islámico a las minorías religiosas”.
La Unión Internacional de los ulemas Musulmanes, liderado por Youssef al-Qaradawi de Qatar, también sentenció: “La matanza de personas inocentes, musulmanes o no musulmanes, por algunos grupos como las milicias del Estado Islámico (EI)… es un delito y viola la sharía” o Ley Islámica, y la Organización de la Cooperación Islámica, portavoz de 57 estados miembros, afirmó que “las amenazas contra ciudadanos cristianos inocentes en Mosul y Nínive es un crimen que no puede ser tolerado y no tiene nada que ver con el Islam y sus principios que proponen justicia, caridad, equidad, tolerancia y coexistencia”.
Si Irak y Siria fueron cuna de la civilización y cultura universal, hoy preocupan y avergüenzan las atrocidades que se cometen en estos países; entre las víctimas hay niños, mujeres y ancianos que han sido torturados, sacrificados o vendidos como esclavos. Actitudes que de ningún modo pueden ser justificadas.
Los Franciscanos en Tierra Santa
Hace pocos días, el sacerdote franciscano Hanna Jallouf, fue arrestado con otros veinte cristianos por un grupo de yihadistas, porque están involucrados en actividades de ayuda a las minorías cristianas en Knayeh y Yacoubieh, al noroeste de Siria que controlan milicias anti-régimen.
“No se trató de un secuestro, sino de un castigo aplicado por disposición del Tribunal Islámico de Darkush. El padre Hanna está confinado en su pueblo, en espera de la sentencia del Tribunal islámico que lo tiene bajo investigación por cargos de colaboración con el régimen de Assad”, difunde Ayuda a la Iglesia que Sufre en su página Web.
Los franciscanos son los representantes del Papa en los lugares sagrados del cristianismo, en países que son bíblicos, donde ahora habrá cuando mucho, el 2 % de la población cristiana.
En el siglo XIII, San Francisco de Asís se entrevistó con el sultán de Egipto, al-Malik al-Kamil, y obtuvo del sultán al-Mu'azzam de Damasco, permiso para visitar Siria y Tierra Santa. Por aquella acción, el Papa Clemente VI promulgó en 1342 dos bulas: Gratiasagimus y la Nupercarissimae, en las que encomendó a la Orden Franciscana la custodia de los Santos Lugares.
A la fecha, ellos están presentes en 49 lugares bíblicos: en Jerusalén, en la Iglesia del Santo Sepulcro; en 19 templos de Galilea, 27 en Judea, dos en Siria y uno en Jordania (Monte Nebo); atienden29 parroquias y 79 iglesias y capillas; tiene la dirección de 16 escuelas con unos 10 000 alumnos —entre cristianos (60 %) y no cristianos— con 400 profesores; además, atienden cuatro casas de hospedaje para peregrinos, tres residencias de tercera edad y dos orfanatos.
Acciones concretas de ayuda
El Papa Francisco ha convocado a jornadas especiales de oración, y ha pedido a los cristianos que eleven sus plegarias por la paz en Irak y Oriente Medio, además de que presten ayuda urgente a quienes han dejado todo por conservar su fe.
Como ocurre en Siria e Irak, en el mundo hay 200 millones de cristianos que son perseguidos y 50 millones más que padecen discriminación. El 75 % de las actuales persecuciones religiosas en el mundo las enfrentan los cristianos.
La Comisión Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre surgió en 1947 y a la fecha atiende problemas pastorales y de emergencias en 140 países y apoya 5,000 solicitudes al año.
Tiene oficinas en 20 países, incluyendo a México desde mayo de 2014, no obstante desde 1964 también ha brindado apoyos materiales a la Iglesia en nuestro país y frente a cierto tipo de emergencias, como ocurrió luego de los sismos de 1985. La siguiente oficina que abrirá AIS estará en Corea del Sur.
En México se pueden hacer donativos a través de la página web de Ayuda a la Iglesia que Sufre, www.ayudaalaiglesiaquesufre.mx; por teléfono, (55) 4161 3331; o a través de las cuentas bancarias de Bancomer 0196372457, Clabe interbancaria 012180001963724576 y Banamex 70066995141, Clabe interbancaria 002180700669951417.
Panorama mundial
Uno de los países con menos libertad religiosa es Corea del Norte, donde quien infrinja la ley puede ser arrestado y ejecutado en público. Se estima que entre 50 mil y 70 mil cristianos han sido internados en campos de “reeducación”.
Otro país muy difícil es Somalia, donde cientos de católicos sobreviven entre 10 millones de musulmanes, cuyos líderes han declarado que el país no es para los no islámicos.
En Afganistán, después de la guerra con Estados Unidos, persiste el riesgo del islamismo radical y los enfrentamientos tribales, que dejan a los cristianos en medio de luchas en los que acaban siendo las víctimas.
Arabia Saudí, donde están las dos ciudades más sagradas del Islam: La Meca y Medina, recibe a millones de peregrinos musulmanes, y a pesar de su privilegiada situación económica, también es un país muy complicado para los cristianos, debido a que están prohibidas las demás religiones.
En las Islas Maldivas se persigue a los pocos cristianos que viven en el archipiélago. Ser ciudadano equivale a ser musulmán. Sus leyes impiden la conversión a otras religiones.
Otros países donde hay persecución de cristianos son: Pakistán, donde talibanes dispararon a una niña de 14 años. MalalaYousafzai, por defender el derecho de las mujeres a estudiar, ha sido designada Premio Nobel de la Paz 2014. Y, nuevamente amenazada de muerte por otro grupo radical (N.R).
En Sudán, Mariam Ishaq fue condenada a muerte por no convertirse al Islam (Ver VOCES 319); además, sufren persecución religiosa en Eritrea, Libia, Nigeria, Uzbekistán, República Central Africana, Etiopia, Vietnam, Qatar, Turquemenistán, y Egipto, entre otros países.
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