¿Un asteroide asesino estuvo a punto de diezmar al planeta?
Hace 65 millones de años, un pacífico día como cualquier otro, un cometoide de proporciones respetables golpeó este planeta, en la zona de la península de Mayab —la cual los españoles llamaron Yucatán—, un sitio luego conocido como Chicxulub, de hecho ese es ahora el nombre que pusimos al cometoide ese... después de eso ya nada fue igual: el 80% de las especies del planeta pasaron a la extinción entre ellas los espléndidos dinosaurios.
De paso, la nube de polvo que se produjo con el choque descendió sobre todo el planeta, así que hay un cachito de Mayab dondequiera que uno se encuentre.
Los maya, siempre han insistido en que están en todas partes... y por lo menos en lo que respecta al polvo producido entonces tienen toda la razón, polvo e iridio.
Entre los pocos sobrevivientes estaban los mamíferos quienes prosperaron y evolucionaron: Algunos eran primates que a su tiempo evolucionaron, lo demás es historia.
Como en un tiro al blanco nos llegan piedritas y piedrotas
El asteroide DA14 cumplía, según los agoreros, todos los requisitos para convertirse en un excelente proyectil para el bombazo del día final, el 15 de febrero de 2013 y, esto disparó las búsquedas en Google sobre el asteroide DA14 y el “planeta Nibiru” como fue aleatoriamente bautizado, hasta que la NASA redujo las probabilidades de una colisión a cero. Pero aunque los agoreros se equivoquen el 99.9 de las veces sin que les importe el ridículo, ellos siguen diciendo que un día cualquiera de estos la muerte nos llegará del cielo, como les ocurrió a los dinosaurios con el cometoide Chicxulub… el cual fue muy real, no como las “profecías mayas” que no pasaron de ser más que una broma, aunque muchos se lo creyeron, como los italianos de Xul. Víctimas del efervescente contagio con las ‘profecías’ del cataclismo apocalíptico en 2012.
Rusia ya no tiene una “cortina de hierro”, pero incluso si la tuviera, ésta no hubiera servido de algo contra el meteorito Chelyabinsk. El pedrusco espacial —más pesado que la Torre Eiffel—, se precipitó como una bala de cañón en la atmósfera unos días después de que los agoreros estuvieran monitoreando otra piedra espacial que pasó cerca (a unos 300,000 km.) y, se desintegró en el aire con efectos similares a los de una mega explosión nuclear. Su onda de choque expansiva dañó más de 7.000 edificios y envió a 1.500 personas directo a los hospitales. Por fortuna la “guerra fría” ya no estaba en su apogeo pues de lo contrario los rusos, creyéndose víctimas de un ataque ‘capitalista’, seguramente habrían lanzado una represalia y eso si hubiera sido el fin. Ese constante bombardeo desde el espacio ha dejado cicatrices, pero la erosión producida por la atmósfera (que a su vez actúa como escudo) ha borrado la mayoría de las huellas, pero basta con mirar la Luna, carente de atmósfera para darse cuenta de lo intenso de “las pedradas”.
Aquel día en Tunguska
Curiosamente es la segunda vez que algo así sucede en Rusia (que no en la extinta URSS), más de 100 años atrás, en 1908, el meteorito de Tunguska estalló en el aire e impactó en la taiga siberiana… no hubo heridos por lo deshabitado del sitio tampoco volaron los ICBM, pero fue un buen susto. Desde entonces ese evento ha sido motivo de las más diversas hipótesis, desde las serias a las descabelladas y las de plano alucinadas y ridículas.
El 30 de junio de 1908, la Siberia oriental se vio afectada por una explosión 2.000 veces superior a la bomba nuclear que destruyó la ciudad japonesa de Hiroshima en 1945, destruyendo 2.200 kilómetros cuadrados de taiga siberiana y millones de árboles.
La devastación fue enorme, una bola de fuego tan brillante como el sol fue vista cruzando el cielo, los observadores oyeron a 300 kilómetros de distancia las explosiones ensordecedoras. Los árboles fueron aplanados en un patrón radial sobre un área de 850 kilómetros cuadrados, las vibraciones sísmicas fueron registradas por instrumentos a 900 kilómetros de distancia. Los incendios duraron semanas.
Con todo lo espectacular que estas cosas han sido, no son sobrenaturales ni accidentes con seres de otros planetas, aunque si eventos extraterrestres. Todos los días el planeta recibe considerables toneladas de polvo y pequeñas piedras provenientes del espacio, por lo general esta pedrea pasa desapercibida, excepto en las noches despejadas cuando se ven ‘estrellas fugaces’. En ocasiones un pedrusco grande no se desintegra por completo y se estrella en el planeta, esto fue lo que ocurrió en Yucatán hace 65 millones de años y en Rusia en 1908 y 2014.
¿Qué algo como lo de Yucatán podría exterminarnos? Si, sería posible si la piedra fuera muy grande y llegara a conformarse un evento de extinción total… pero es algo impredecible y en realidad durante toda la existencia de la especie humana nos han pasado cerca cometas, cometoides, asteroides, aerolitos amén de las toneladas de polvo y piedritas que nos llegan a diario sin que nos enteremos.
Ahora, los profetas del desastre anuncian un cataclismo modelo el que se dice diezmó a los dinosaurios (los sobrevivientes evolucionaron a aves, recuérdelo cuando deguste una pierna de pollo), para el 15 de septiembre de este año del señor 2015… Por supuesto tal predicción es ridícula y carece de sustento alguno.
Pero según los agoreros será en pleno desglose del tercer informe de gobierno de EPN, y para estropear los tradicionales festejos por el natalicio de Don Porfirio Díaz Mori…
En 1999 el modista Paco Rabanne predecía que la estación espacial MIR caería sobre París iniciando así el fin del mundo con el eclipse de sol que le acompañaría.
En 2000 los errores informáticos debidos al cambio de siglo traerían la oscuridad a nuestra sociedad colapsando las comunicaciones, la economía y la vida tal y como la conocemos.
En 2001 tuvimos un aluvión con cientos de malos presagios que iban desde la venida de las naves espaciales previstas por la iglesia del advenimiento del séptimo día, hasta las locas predicciones de Gordon Michael Scallion y sus tecnologías desde el continente perdido de la Atlántida. Curiosamente nadie dijo algo acerca de unas torres en Nueva York.
En 2002 Ted Porter anunció que la segunda venida de Cristo se produciría el 23 de abril, exactamente a las 06:13 (hora de Jerusalén). Seguimos esperando.
En 2003 la secta japonesa Pana Wave anunció que un planeta errante y sin nombre (que falta de imaginación), sería el causante del fin de nuestro planeta.
En 2004 el norteamericano Arnie Stanton realizaba su particular interpretación de Lucas 21:25 y vaticinaba el impacto contra la Tierra del cometa Toutatis.
En 2005 y según lo previsto en su libro “Mysterious Numbers of the Sealed Revelations” (Números misteriosos de revelaciones selladas), el iluminado John Zachary anunciaba el fin del mundo exactamente el 05 de octubre.
En 2006 nos volvimos a escapar por los pelos de un armagedon de los gordos porque según el escritor y periodista Michael Drosnin, autor del libro “El código secreto de la biblia”, el mundo se acabaría por culpa de un holocausto atómico.
En 2007 Everett Vasek anunció la segunda llegada a España de Jesucristo para agosto, a pesar de que es un mes bastante caluroso y casi todos estarían de vacaciones en la playa.
En 2008 le tocó el turno a una facción de los testigos de Jehová que haciendo cálculos vaticinaron la llegada de su salvador el 21 de marzo, una fecha bastante más adecuada que la anterior pero que, desafortunadamente, también resultó errónea, los testigos vaticinan el fin del mundo todos los años, quizá alguna vez le atinen, si no les mata el aburrimiento.
En 2009 la profeta Lori Adaile Toye y su Fundación “Yo soy América” preveía la inundación global del mundo. La buena vidente incluso vendía mapas con Estados Unidos sumergido en su página web.
En 2010 se ponía fin al mundo según las predicciones de la orden hermética “The Golden Dawn”.
En 2011, el apocalipsis más curioso nos llegó de la mano de miles de vallas publicitarias distribuidas por todo el mundo que, alquiladas por la cadena radiofónica “Family Radio”, anunciaban el fin del mundo para el 21 de mayo… Tras esa fecha los responsables continuaron con las vallas aunque les tuvieron que cambiar la fecha, retrasando el cataclismo mundial para octubre… y fallando de nuevo.
En 2012 tocó empacho maya. Su calendario nos augura las peores condiciones y algunos atrevidos habían conectado el fin del ciclo maya con una explosión solar que devastaría la Tierra justo el 21 de diciembre (para que no se festejara la navidad).
En 2013 y por si los rayos solares mayas hubiesen fallado, se pudo echar mano de las predicciones que el monje ruso Rasputín realizó antes de morir y que fijaban el fin de los tiempos para ese año.
En 2014, a pesar de que sería raro que el astuto Rasputín fallase, seguro que no nos salvamos de los malos augurios que la profeta Joanna Southcott lanzó antes de su muerte y que anunciaba para este año el apocalipsis descrito en el evangelio de San Juan.
Y por fin llegamos a 2015 en el que nuevamente la biblia y sus códigos secretos vuelven a las portadas de los periódicos para destruir el mundo, el 15, 22 o 28 de septiembre, los pitonisos no han llegado a un acuerdo.
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