Es fundamental la instrumentación, como imperativo estratégico, de una nueva política exterior mexicana de Estado con una visión al futuro: 2018-2024. Es el gran desafío para el próximo presidente Andrés Manuel López Obrador y su canciller Marcelo Ebrard.
Imperativo estratégico:
Una nueva política exterior mexicana (2018-2024).
Eduardo Roldán*
EL REDIMENSIONAMIENTO de la política exterior mexicana es una categoría analítica que nos permite analizar el fenómeno político nacional inserto en el ámbito internacional desde una perspectiva global; es decir multidimensional e integral.
POR ELLO SE DEBEN integrar plenamente los principios, objetivos e intereses de México, en virtud de que nada debe hacerse en contra del interés nacional. Pues el ascenso hacia una sociedad moderna plena, exige como condición fundamental, el cumplimiento de todas las acciones gubernamentales en base a la legalidad y la legitimidad instalada en el consenso de la colectividad.
El redimensionamiento de la política exterior implica la continuidad en cuanto a los éxitos obtenidos en el pasado, la diversificación de las áreas geográficas de acción y cuantas veces sea indispensable la modificación de las prioridades según sean fundamentales al interés nacional.
En la coyuntura de cambio que se avecina resultará importante que cada acción emprendida en el sector externo sea exitosa, a fin de evitar desgastes internos y externos innecesarios. No debe confundirse la actividad con la efectividad. Puede haber grandes y largos viajes y discursos sin logros concretos. De ahí pues la necesidad de la planeación y prospectiva de una política exterior de Estado de corto, mediano y largo plazo con objetivos concretos, intereses nacionales, regionales y multilaterales claramente definidos.
Es imprescindible analizar en prospectiva los escenarios o futuros posibles y conocer su grado de ocurrencia para orientar la acción de México en el ámbito internacional; a fin de alcanzar la sustentabilidad operativa y financiera en el mediano y largo plazos y maximizar el valor de las oportunidades internacionales.
El establecimiento de un gabinete de política exterior es fundamental para integrar las proposiciones de todos los sectores de la rama ejecutiva que intervienen en el proceso de toma de decisiones sobre política exterior. Es deseable que con esta medida se acabe, de una vez, con la sectorialización de la política exterior en general y de la política económica exterior en particular; y se coordinen realmente los sectores bajo el mando del Ejecutivo.
Para cualquier decisión y acción que se tome en materia de política exterior se tienen que tener en cuenta todos los factores y posibles repercusiones internas y externas. Hay que evitar acciones a destiempo y juicios innecesarios, para que los mismos no se reviertan contra México.
Por todo lo anterior resulta indispensable tener una estrategia multidimensional bilateral y multilateral al respecto. En toda democracia la gestión gubernamental transversal, hoy llamada gobernanza, supone un diálogo franco y amplio con todos los actores, las fuerzas políticas y sociales. La nueva gestión gubernamental requerirá de legitimidad –la tiene como resultado de la elección abrumadora-, credibilidad, honestidad, una verdadera certeza jurídica, transparencia, distribución equitativa de la riqueza para seguir creciendo con gobernabilidad. Para lograr esto se requerirá combatir fundamentalmente las causas de los problemas para controlar o disminuir los efectos. En el pasado se dio prioridad al combate de los efectos con resultados desastrosos, en particular en materia de seguridad. Por ello, se tiene que ver en su relación causa-efecto
Una necesaria conexión
Sí visualizamos todo en una matriz multidimensional –como se muestra en la siguiente gráfica elaborada por mí-, podríamos señalar que las secretarías de Estado tendrían que conectarse transversalmente entre ellas y verticalmente con el Ejecutivo.
Todas ellas estarían vinculadas a la cancillería mexicana en sus diferentes facetas relativas a los problemas nacionales a los cuales se les busca dar soluciones; y así articular una política exterior que se beneficie de las acciones políticas económicas y culturales de nuestras 80 Embajadas, 70 Consulados y seis Misiones permanentes ante organismos internacionales en el exterior con el fin de obtener apoyos y beneficios de los organismos internacionales y de los 193 países con los que tenemos relaciones diplomáticas. El objetivo es dar solución a los problemas nacionales. Aprovechemos la fuerza que nos da nuestra presencia en organismos multilaterales como la ONU, la OIT, la UNESCO, la FAO, la OMM, la ONUDI, etc. y beneficiémonos al máximo de sus apoyos, ayudas y sus expertos para favorecer a la población mexicana. Casi 60 % del presupuesto de la SRE se va en pagar cuotas internacionales. Somos muy buenos para pagar y malos para recibir.Los apoyos y beneficios de esas organizaciones internacionales nos ayudarían a resolver graves problemas nacionales: educación, pobreza, desempleo, seguridad, derechos humanos, etc.
De esta manera se crearía un círculo virtuoso que nos ayudaría a actuar de manera integral en la resolución de nuestros problemas nacionales. Todo ello significa que efectivamente la política exterior no es más que la continuidad de la política interior,así se daría realmente un vínculo indisoluble entre lo interior y lo exterior para beneficio de la nación en su conjunto.
Es indispensable e impostergable la integración de la promoción económica, comercial, de inversiones, cultural y turística al exterior bajo el seno de la SRE. Esta acción permitiría absorber las áreas de promoción externa de PRO México, de Bancomext, de la Secretaría de Economía, de la Secretaría de Cultura y de la Secretaría de Turismo. Ya que con esta medida se estarían ahorrando miles de millones de pesos y con efectividad integral, eficaz y coordinada se promovería integralmente a México en el exterior. De esta manera se evitarían dispendios innecesarios como acontece hasta hoy. Dicha integración, bajo los términos antes señalados, se haría a la Agencia Mexicana de Cooperación internacional para el desarrollo: AMEXCID.
Todas esas acciones traerían por consecuencia una visión integral y estratégica en la promoción de México y de su imagen en el exterior de una manera ordenada. Dicha decisión impediría seguir enviando mensajes descoordinados y poco nítidos a los 193 países con los que mantenemos relaciones diplomáticas. Se evitarían al máximo falsas percepciones y nos abstendríamos de caer en contradicciones sectoriales, despilfarro de recursos financieros y dispendio de recursos humanos. Lo anterior en virtud de que la nueva política exterior debe ser una política de Estado vigorosa y proactiva de manera permanente. En síntesis, esta sería la instrumentación de lo que denominó como política minimax: mínimo de recursos con el máximo de resultados.
RETOS PARA PROTEGER, PROYECTAR E INCREMENTAR LOS INTERESES DE MÉXICO EN EL EXTERIOR: 2018-2024.
-. Redimensionar la política exterior de México.
-. Establecer una política exterior de Estado.
-. Fomentar la legalidad, la estabilidad económica y la certeza jurídica sustentadas en la legitimidad que tiene el nuevo gobierno: 2018-2024.
-. Empatar la política interna con la externa en virtud de que la política exterior no es más que la continuación de la política interior. Todo ello basado en un análisis prospectivo.
-. Fomentar la identidad nacional y generar consensos.
-. Recobrar la dignidad y el posicionamiento de la nación en la esfera internacional.
-. Promover el desarrollo interno y su vínculo con el exterior.
-. Fortalecer los valores éticos del servicio exterior mexicano (SEM).
-. Integrar a la SRE, en la AMEXCID, todo lo relativo a la promoción internacional de México en el exterior: las áreas de promoción externa de ProMéxico, Bancomext, de las secretarías de Economía, Cultura, Turismo se integrarían a la AMEXCID. Así se fortalecería de manera organizada y coordinada la presencia internacional de México. Se reducirían costos y plazas de personal.
-. Aplicar en la SRE la propuesta o política MINIMAX: mínimo de recursos con el máximo de resultados. Dicha política de promoción externa en manos de la cancillería en Brasil, Canadá, etc. ha tenido excelentes resultados.
-. Seguir pagando las cuotas a organismos internacionales de manera eficiente, pero con un costo-beneficio.
-. Aprovechar al máximo a los organismos internacionales (ONU, UNESCO, FAO, ONUDI, OIT, OEA, etc.) sus apoyos, ayudas y sus expertos para beneficio de la población mexicana. Casi 60 % del presupuesto de la SRE se va en pagar cuotas internacionales. Somos muy buenos para pagar y malos para recibir. Los beneficios de esas organizaciones internacionales nos ayudarían a resolver graves problemas nacionales: educación, pobreza, desempleo, seguridad, derechos humanos, etc.
-. Fomentar y ayudar en la preparación de los jóvenes mexicanos para que concursen por plazas en organismos internacionales y ocupen las cuotas que corresponden a México. Muchos de ellos obtienen excelentes resultados en el concurso de admisión al SEM, pero debido a la insuficiencia de plazas no ingresan.
-. Establecer un gabinete eficiente de política exterior en la Presidencia de la República para evitar dispendios y políticas exteriores deshilvanadas de cada secretaría. Como ha sucedido en el pasado. Sería el eje coordinador del sector
-. Facultar a la SRE para que nombre a los Jefes de Unidad, Coordinación o directores generales de asuntos internacionales en todas las dependencias federales y sean dirigidas por miembros del SEM. Se tendría una verdadera política exterior coordinada. Actualmente la SHCP nombra a los directores generales de programación y presupuesto en todas las secretarías y las ha coordinado con resultados eficientes.
-. Definir con claridad los intereses nacionales, su adaptabilidad y flexibilidad a las transformaciones del mundo para dar coherencia a la política exterior.
-. Establecer una política exterior que defienda causas y no países. -. Observar los principios constitucionales sin que ello sea camisa de fuerza: es el mejor pragmatismo. -. Dar prioridad absoluta a la defensa de los mexicanos en el exterior. -. Profundizar la diversificación bilateral y multilateral.
-. Fortalecer la diversificación política, económica, cultural real. Estamos muy nor-tea-dos y des-orien-ta-dos. La nueva realidad internacional señala, en el umbral 2050, a China como la primera economía, EE.UU. como la segunda, India, como la tercera e Indonesia como la cuarta, etc.
-. Priorizar América Latina y el Caribe. -. Exigir respeto y un diálogo constructivo con EE.UU. -. Valorar las posibles consecuencias del activismo en Foros multilaterales para no comprar temas que no son de nuestro interés nacional directo y que pudieran tener un potencial daño a la nación.
-. Consolidar la tesis de que la política exterior debe ser palanca de apoyo al desarrollo nacional y garante ante el mundo de la seguridad y de los intereses nacionales.
-. Socializar la política exterior: difundir los beneficios que obtiene la sociedad mexicana de las acciones que hace la SRE en el exterior y en el interior del país: becas, pasaportes, naturalización, protección a mexicanos, registro de empresas, etc.
-. Difundir dichas acciones utilizando los medios impresos y audiovisuales: conferencias en todo el territorio nacional, ensayos, artículos periodísticos, elaborar tarjetas-balazo informativas de lo que se hace y ejecuta en la SRE.
-. Publicitar hechos históricos de la política exterior y la defensa de México en el exterior.
-. Acreditar diplomáticos con rango de Ministros como Embajadores en ciertas regiones del mundo para tener una presencia y cobertura amplia. Serían embajadas unipersonales en África y Asia Pacífico. Se aplicaría la política del MINIMAX. Se daría un uso eficiente del personal del SEM para hacer un trabajo político. Sólo tendrían una secretaria local polivalente. y con una descarga de procesos administrativos burocráticos. La presencia de México en África y Asia Pacífico es débil, pero con estas acciones se fortalecería. Existen sólo ocho embajadas de México en África. Pero EE.UU., Rusia, China, Francia, entre otros países tienen embajadas en casi todos los 55 países africanos. Brasil tiene 39, Cuba 30, India 23, Argentina 18, Ecuador 11, Venezuela, 11. Casi el 30% de los votos en la AGONU son de países africanos.
-. Restablecer la reunión bianual de Cónsules honorarios de México. Han sido de gran apoyo y ayuda para la difusión y ejecución de la política exterior de México. Se les tiene descuidados.
-. Usar extensiva e intensivamente las nuevas tecnologías digitales (Instagram, Twitter, Facebook, etc.) en Consulados, Embajadas y en el territorio nacional para socializar información de la política exterior.
-. Establecer lineamientos sobre la ciberseguridad de la información que procesa la SRE.
-. Digitalizar y modernizar toda la administración de la SRE: facturas electrónicas, notas verbales, invitaciones, etc.
-. Promover la inscripción con letras de oro “Servicio Exterior Mexicano” tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Esta acción reconocería la defensa histórica de la nación que ha hecho el SEM. Tendría un efecto solidario y de unidad.
-. Hacerse representar, la SRE, por un embajador mexicano en las fiestas nacionales de los países acreditados en México.
-. Promover en las escuelas públicas mexicanas con nombre de países hermanos conferencias, donación de libros y eventos culturales.
-. Dejar de ser, sólo coordinadora, la SRE y ser más ejecutora de las acciones de México en el exterior.
-. Incrementar la diversificación económica. México ha firmado 12 acuerdos de libre comercio con 46 países, pero su comercio está concentrado en EE.UU.
-. Reequilibrar las platillas de las embajadas y consulados. Muchas de ellas sobrecargadas de personal, pero con pocos resultados.
-. Establecer un horario laboral y así evitar desgastes inútiles.
-. Crear una nueva estructura del SEM para el 2018-2024, a fin de darle confianza, certidumbre, competitividad, transparencia y estabilidad
-. Establecer una mejora continua del SEM en el ingreso, egreso, ascenso, rotación y retiro.
-. Fomentar y fortalecer las reuniones virtuales regionales de consulados y embajadas.
-. Establecer reuniones virtuales de los Consulados honorarios.
-. Designar embajadores en misión especial para cambio climático, seguridad energética, ciberseguridad, bioseguridad, etc.
-. Diseñar estrategias de diplomacia pública, diplomacia digital y hacer un uso extensivo de las TIC´s.
-. Reorganizar transversalmente los trabajos y crear nuevos esquemas de representaciones.
-. Revisar las homologaciones, re homologaciones, y los programas de rotación, traslados con el fin de evitar el desorden, la fatiga emocional, la baja productividad y dar certidumbre al personal del SEM.
-. Rescindir los contratos del personal por designación política (artículo 7 de la Ley del SEM). Actualmente hay más de 24 titulares de Embajadas que no son del SEM, más de 27 titulares en Consulados y 3 titulares en Organismos internacionales. Representan un 38 % del total de plazas que debieran estar ocupadas por personal del SEM. Además, hay otras plazas en el exterior ocupadas por personal de otras secretarías del Ejecutivo. Es importante terminar con el dispendio, con el nepotismo y el clientelismo político en beneficio de México.
Fuente: Elaborado por el embajador Eduardo ROLDAN.
Cambios internos indispensables
Para lograr todo anterior se tiene que rehacer o redimensionar la política interior y exterior de México con una visión integral, en virtud de que la política exterior no es más que la continuación de la política interior. El hecho fundamental es que si no se realizan losprofundos cambios necesarios al interior del país, y se da solución a los problemas económicos, sociales, políticos con una mayor visión democrática, las fortalezas de México seguirían disminuyendo frente al exterior.
El desafío del próximo gobierno que ejercerá el poder, de 2018 a 2024, será la gobernabilidad.Será indispensable, como conditio sine cuanon, el de luchar para mejorar la vida socio profesional de los compatriotas, proteger su poder adquisitivo, garantizar la vivienda, luchar contra la corrupción, fortalecer el respeto a los derechos humanos, emprender profundas acciones contra la desigualdad, desterrar la impunidad, lograr el imperio de la ley, transparentar la rendición de cuentas, luchar contra la inseguridad, la inestabilidad social y evitar la degradación del tejido social y de las normas sociales de convivencia.
Reitero en toda democracia la gestión gubernamental transversal, hoy llamada gobernanza, supone un diálogo franco y amplio con todas las fuerzas políticas y sociales. Insisto no sólo hay que resolver la cuestión relativa a la productividad y a la competitividad. Reafirmo la nueva gestión gubernamental requerirá de legitimidad –la tiene como resultado de la elección abrumadora-, credibilidad, honestidad, una verdadera certeza jurídica, transparencia, distribución equitativa de la riqueza para seguir creciendo con gobernabilidad.
En este mundo convulso, México no está excluido de ello, el deterioro de los gobiernos se agudizó, hecho que se vio reflejado -en lo que Raymundo Rivapalacio denomina- “una condición de anomia nacional, que es el estado de desorganización social como resultado de la ausencia o degradación de normas sociales, que ya no son respetadas ni por los individuos ni sus gobiernos”. Es el desafío del nuevo gobierno, pues en el mundo se vive de partidocracias, en “democracias sin demócratas” salpicadas de corrupción que sólo buscan beneficio personal económico y político sin interesarles en lo más mínimo los ciudadanos y mucho menos el trabajar por el “bien común” de la sociedad. Por ello, el desencanto generalizado en varios países con la democracia.
Ante la barbarie, se debe buscar la consolidación de una sociedad mexicana más justa. Es el gran desafío del próximo gobierno de México frente al mundo del siglo XXI y XXII. México será más fuerte en la negociación frente a EE.UU. la UE y Asia Pacífico, etc., si enfrentamos primero esos desafíos internos, de casa, con seriedad e inteligencia.
En estos momentos de incredulidad del ciudadano común hay que darle valor a la palabra, y que la palabra corresponda a los hechos y que los hechos correspondan a la palabra para restañar conjuntamente todo el tejido social. Se tiene que hacer una reflexión muy profunda en virtud de que cómo es posible que en pleno Siglo XXI en México, con 126 millones de habitantes, el 1 por ciento de la población concentre el 43 por ciento de la riqueza nacional. Esto se ve reflejado en la gran brecha que hay entre el norte y el sur de México: el norte rico y el sur pobre. El 47 por ciento del PIB per cápita está en los estados del norte y centro de México y el 7 por ciento del PIB per cápita está en los estados del sur-sureste.
Se tiene la obligación de hacer un cambio de modelo de desarrollo, un modelo de política económica sostenible para incrementar las cadenas de valor y fortalecer las economías regionales. Hay cosas que no han funcionado. Se Tiene un mercado interno desaprovechado. De los 126 millones de mexicanos, el 50 por ciento de ellos se encuentra en niveles de pobreza. El desempleo se ubica en casi 5% frente al promedio de 3.1 en 1994. Hay 6.9 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Los famosos “ninis”.
Concuerdo con el gran educador y diplomático mexicano, Jaime Torres Bodet, quien pensaba que “…el progreso de una minoría, por distinguida que a sí misma se estime, no es el progreso de la nación ni de los ciudadanos ni de los mexicanos en su conjunto y en su plenitud”. Se requiere de una nación unida y justa.
Todos esos lastres han debilitado a México en su interior y en el exterior. México necesita recuperar su propia capacidad de inversión y crecimiento. México lleva 20 años haciendo ajustes presupuestales y privatizando y ese modelo no resulta en términos de crecimiento, seguimos estancados. Para crecer se debe gastar, pero de manera transparente, equilibrada y con sentido social.
Los empresarios nacionales deberán mirar hacia Asia Pacífico, África y Medio Oriente. Se tiene que innovar para afrontar los problemas existentes de manera distinta a las formas en que se han enfrentado en el pasado. Mirando hacia el futuro con una nueva ética en el sector público y en el sector privado y con gran inteligencia.
MEXICANOS EN EL EXTERIOR.
ESTOS SON TIEMPOS DIFÍCILES que nos manifiestan la unidad existente entre democracia política y democracia económica; y además muestran que no se puede hablar más, sólo de una sin tomar en cuenta la otra. Para lograrlo se requiere de la participación de la verdadera sociedad civil organizada, demandante y participativa. como fuente última de cohesión social, pero no de la ficticiamente creada. Más allá de las estructuras clientelistas. Se debe regresar la seguridad multidimensional a la ciudadanía y, no menos importante, hacer énfasis en inversiones de carácter productivo en el campo, y de impulsar una política inteligente y propositiva en los rubros educativos, comerciales y de innovación tecnológica. Estos son los verdaderos pilares de un desarrollo nacional sostenible y sustentable.
La fortaleza de un país reside en darse a respetar y así se le respetará en el exterior. La imagen de México no se mejora sólo pagando millones de dólares a una compañía extranjera para mejorarla como si fuera marca. La fortaleza se logra también siendo un país donde se genera la unidad y los consensos nacionales.
Se tendrá una mayor legitimidad al interior del país, si se instrumentan políticas en busca de una mejor distribución de la riqueza nacional con un nuevo modelo de desarrollo nacional, con el establecimiento de fondos regionales y de cohesión social, con un modelo de política económica sostenible y sustentable, se incrementan las cadenas de valor, se fortalecen las economías regionales, se profundiza la verdadera reforma educativa de excelencia, y se establece una verdadera reforma hacendaria para equilibrar las desigualdades sociales; y se rediseña una política para diversificar nuestras importaciones y exportaciones, sólo así seremos menos vulnerables.
El gran desafío que el próximo gobierno, los políticos, los funcionarios y los negociadores deben de plantearse y estar plenamente convencidos de que este momento histórico que vivimos no es el fin de la historia, es el reinicio de la historia.
Prioridades y regiones
Estamos viviendo una nueva configuración del poder internacional. Ésta no es más que un nuevo período mundial donde se han estado generando cambios dramáticos en las concepciones geopolíticas y geoeconómicas en la búsqueda de un nuevo ajuste del equilibrio de poderes militares-político-económicos, de coordinación, cooperación o confrontación entre las grandes potencias del orbe.
EE.UU. está reinventándose y a la búsqueda del tiempo perdido -como diría Marcel Proust-, y a la búsqueda de supuestos culpables y chivos expiatorios de los problemas internos y externos en que se encuentra, donde ha sido fácil encontrar culpables a México, Canadá, UE, China etc. de la pérdida de poder económico de la nación estadounidense.
Las nuevas derechas en el mundo han leído la mente de las clases medias desamparadas y de los olvidados por los sistemas políticos decadentes y así han ido y están ganando las elecciones dichas fuerzas políticas. Tenemos que entender -como señala Tito Maciá-, que “los ciclos y la sincronización de las causas que generan los cambios sociales a través de la historia provocan grandes migraciones humanas en las que se inician éxodos importantes, colonizaciones, despoblaciones y movimientos de masas”. La recesión de la economía mundial ha reaparecido como un gran fantasma, la polarización creciente en el mundo entre el Norte rico y el Sur pobre persiste y la desigualdad aumenta, donde 8 personas detentan el 50% de la riqueza mundial. La carrera armamentista sigue creciendo en particular en el Noreste Asiático. Asimismo, el problema de la migración mundial, del narcotráfico y del terrorismo internacional en lugar de disminuir ha aumentado. Como dijera Albert Einstein: “El mundo es un lugar peligroso, no por las personas que hacen el mal, sino por aquellas que no hacen nada por evitarlo”.
México tiene que darse a respetar
“EE.UU. sólo respeta a quien se da a respetar”. En este entorno, basta señalar que de 1994 a 2018, la proporción de comercio de México con EE.UU. prácticamente sigue siendo igual.
Estamos concentrados en un grupito de naciones y no nos diversificamos. En los últimos cinco sexenios se ha hablado de la diversificación y realmente el patrón de dependencia comercial con Estados Unidos se ha mantenido entre 70 y 80%.
l comercio aumentó en casi 500% con los socios del TLCAN. Estamos muy nor-tea-dos. Seguimos des-orien-ta-dos. Hay que ver más al oriente. Llegó la hora de corregir.
Tenemos que orientarnos con una firme y determinante estrategia hacia las nuevas áreas del desarrollo mundial.
Se tiene que “redireccionar” el destino de las exportaciones, así como aprovechar la Cuenca del Pacífico como un socio creciente en la economía nacional y tomar ventaja de Europa para hacer crecer las exportaciones hacia ese continente.
La política hacia EE.UU. debería ser la de aislar a las fuerzas anti mexicanas y trabajar a fondo con los aliados que tenemos dentro de EE.UU.
Los tenemos en el sector político, económico, religioso, cultural etc. Ante esta situación tenemos que ser contundentes en la defensa de los derechos humanos de los mexicanos y su trato legal justo. Tenemos que reivindicar la relación México-EE.UU. en un marco de frialdad emocional pero con una firmeza en la defensa de nuestra seguridad e intereses nacionales. Estoy cierto que el nuevo gobierno no confundirá la coordinación con la subordinación como sucedió en el pasado.
Tenemos que mantener la relación con los miembros del TLCAN, Unión Europea, América Latina, etc. pero diversificarnos en serio hacia los países del Asia Pacífico, de Medio Oriente y África, etc. Estas regiones son vitales para promover el libre comercio y los procesos de integración para nuestro desarrollo, ya que nuestro comercio exterior representa el 63% del PIB.
En el pasado, el hegemón económico fue Europa, hoy todavía es EE.UU., en el futuro será China. La economía china sobrepasará a la economía de Estados Unidos. De acuerdo al análisis prospectivo de PriceWatehouseCoopers, China se convertirá en la primera economía a nivel mundial en el 2050, con un PIB de 50 millones de millones de dólares, la de EE.UU. tendrá un PIB de 34 millones de millones de dólares y la India un PIB de 28 millones de millones de dólares. Si no entendemos esto estamos perdidos. Para finales del 2018, el Fondo Monetario Internacional tiene previsto que la zona económica de América Latina va a crecer 1.6%, México 2.3%, Brasil 1.8%, Estados Unidos 2.9%, Canadá 2.1%, los países de la Unión Europea 2.2%, China 6.6%, en tanto los países asiáticos van a crecer 6.9%. El motor de la economía mundial será la región Asia Pacífico liderada por China. Por eso, debemos fomentar la diversificación real y seria. Y no sólo de palabra.
Todo ello nos debe llevar a entender que el crecimiento y desarrollo económico en la región asiática es primordial y motor del desarrollo económico en el mundo actual. De ahí su importancia para fortalecer la relación comercial con dichas regiones. Por ello, los grandes ejes de esta nueva relación con EE.UU., China, Rusia, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, la India, Tailandia, Vietnam, países árabes, países africanos, etc. debieran ser el comercio, la inversión, el intercambio educativo masivo, la innovación tecnológica, la seguridad, la lucha contra el lavado de dinero, el narcotráfico, el tráfico de armas y las cuestiones energéticas. Nuestra acción debe de ser contundente, determinante y sin confrontaciones actuando con inteligencia, diligencia y estrategia.
Reitero hay que tener una estrategia multidimensional bilateral y multilateral al respecto. Aprovechemos la fuerza que nos da nuestra presencia en organismos multilaterales como la OMC, la OIT, la ONU, la OMM, etc.
África es el segundo continente más poblado del mundo. Cuenta con una población de 1,300 millones de habitantes. Lo integran 55 países, cada uno de los cuales representa características diferentes. África cuenta con 55 votos (casi 30 % del total) en la Asamblea General de la ONU. Es imposible impulsar una candidatura mexicana ante un organismo internacional o una propuesta en el seno de Naciones Unidas sin el apoyo del continente africano. De ahí la enorme necesidad de fortalecer nuestra presencia con dicha región.
El objetivo del gobierno mexicano hacia África, a partir del 2018, debiera ser el de iniciar una nueva estrategia diplomática para el continente y para la región Asia Pacífico. Ésta abarcaría temas diversos como la apertura de nuevas embajadas, el diálogo político, la identificación y ejecución de proyectos de cooperación técnica, educativa, cultural, comercial y de inversión. De no hacerlo, México desaprovecharía importantes oportunidades económicas, políticas, diplomáticas y culturales. En pocas palabras, es indispensable tener una visión integral y hacer además un trabajo político de filigrana con organismos internacionales y con otros países aliados de México. China es una de las opciones que tiene México para incentivar sus exportaciones.
Se deben aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece México con la reciente creación de las Zonas Económicas Especiales que serían de gran oportunidad y de mutuo beneficio para esos países y para México. Todo ello para enfrentar con una estrategia integral y multidimensional el mundo del presente y del futuro.
México en el umbral 2030
Tomando en cuenta el análisis anterior, me imagino a México en el 2030, con un servicio civil de carrera de excelencia; con plena vigencia del Estado de Derecho; con calidad de vida para todos los mexicanos; con liderazgos profesionalizados; con profundo conocimiento de lo que somos y nos valoramos; con un gran orgullo de ser mexicanos del siglo XXI; dentro de la revolución de las conciencias y la revolución del conocimiento; con pleno ejercicio de la libertad y el respeto a los derechos humanos y a la tolerancia; un México de consensos; con la ciudadanización de las instituciones; con plena responsabilidad social de los partidos políticos y de sus políticos y de los empresarios; donde los políticos tradicionales o arcaicos con un mínimo de sentido común –como dijera Antonio Gramsci– se conviertan en verdaderos estadistas; donde cada mexicano tenga un nivel mínimo de formación educativa de 16 años, con pleno dominio del español, inglés, de la computación, y una amplia cultural general.
Me imagino a México en el 2030 libre de corrupción, con una distribución equitativa de la riqueza nacional; con trabajo de equipo social y político; con mucha autoestima y responsabilidad personal y social; con plena confianza, credibilidad, honestidad y transparencia, con absoluto respeto a los derechos humanos, al imperio de la ley, sin impunidad, con un desarrollo humano sostenible y sustentable.
México está obligado a reinventarse. Como dijo el filósofo chino Lao Tze: “si no cambias el rumbo puede que termines exactamente dónde te encuentras”. El próximo gobierno, a partir del 2018 hasta el 2024, en conjunto con todos los sectores sociales tendrán que hacer la tarea para reinventar a México. Solo de esa manera México saldrá fortalecido internamente, orgulloso de sí mismo con una política exterior de Estadosólida que defienda verdaderamente la seguridad y los intereses nacionales y así sea altamente respetado en el mundo.
Hoy México vive no solo un cambio de régimen sino un cambio de época. En este quiebre histórico el de “la revolución de las conciencias” -como diría José Francisco Bernal, un gran amigo e intelectual mexicano-, los mexicanos confiamos en “un presidente inteligente para decidir y en un presidente patriota para actuar”.
* Internacionalista, diplomático, escritor y analista político.
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