No se podrá parar el Covid-19 sin proporcionar agua a las personas en situación de vulnerabilidad, expertos de la ONU. Además, se advierte una recesión económica mundial aunada a la actual contingencia.
Coronavirus, pandemia de la pobreza y acceso al agua
Mauricio Laguna Berber
En una reunión de relatores especiales y expertos de la Organización de la Naciones Unidas (ONU), realizada, en Ginebra, Suiza, realizada la última quincena de marzo, advierten que: Dado que lavarse las manos con jabón y agua limpia es vital en la lucha contra el Covid-19, por ello, los gobiernos de todo el mundo deben proporcionar un acceso continuo a suficiente agua para las poblaciones que viven en las condiciones más vulnerables.
“LA LUCHA MUNDIAL contra la pandemia tiene pocas posibilidades de éxito si la higiene personal, la principal medida para prevenir el contagio, no está al alcance de los 2 mil 200 millones de personas que no tienen acceso a servicios de agua potable”, señalan los expertos.
EN UN COMUNICADO expresan que solicitan a los gobiernos que prohíban de inmediato los cortes de agua a quienes no puedan pagar las facturas de agua. También es esencial que proporcionen agua de manera gratuita mientras dure la crisis, a las personas que viven en la pobreza y a las afectadas por las dificultades económicas que se avecinan. Se debe obligar a los proveedores tanto públicos como privados a cumplir estas medidas fundamentales.
Los expertos y expertas de la ONU coinciden que, para las personas más privilegiadas, lavarse las manos con jabón y agua limpia —la principal defensa contra el virus— es un gesto sencillo. Pero para algunos grupos en todo el mundo es un lujo que no pueden permitirse.
Los expertos ven con beneplácito las medidas anunciadas por algunos gobiernos, para mitigar el impacto de la pérdida de empleos que probablemente resulte de la pandemia, y pidieron políticas para garantizar el acceso continuo al agua y el saneamiento.
“Las personas que viven en asentamientos informales, las personas sin hogar, las poblaciones rurales, las mujeres, los niños y niñas, las personas mayores, las personas con discapacidad, las personas migrantes, las personas refugiadas y todos los demás grupos vulnerables a los efectos de la pandemia deben tener un acceso continuo a agua suficiente y asequible. Sólo así podrán cumplir las recomendaciones de las instituciones sanitarias de mantener estrictas medidas de higiene”, señalan expertos y relatores de la ONU.
También ven con preocupación que las personas económicamente vulnerables se conviertan en víctimas de un círculo vicioso. El acceso limitado al agua las hace más propensas a infectarse. La infección da lugar a enfermedades y medidas de aislamiento, lo que dificulta que las personas sin seguridad social sigan ganándose la vida. Así, su vulnerabilidad aumenta, lo que da lugar a un acceso aún más limitado al agua. Los gobiernos deben aplicar medidas para romper este ciclo.
Los relatores de la ONU, reunidos el mes pasado en Ginebra, son entre otros el Relator Especial sobre los Derechos Humanos al Agua Potable y el Saneamiento, Sr. Léo Heller; el Experto Independiente sobre la promoción de un orden internacional democrático y equitativo, Sr. Livingstone Sewanyana; la Relatora Especial sobre los derechos de las personas con discapacidad, Sra. Catalina Devandas-Aguilar; el Relator Especial sobre el derecho al desarrollo, Sr. Saad Alfarargi; el Relator Especial sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible, David R. Boyd.
“Desde nuestros mandatos, seguimos insistiendo en la necesidad de asegurar que 'nadie se quede atrás'. Los gobiernos deben prestar especial atención a los grupos en situación de marginalidad, a los que rara vez se sitúa en el centro de las políticas públicas relacionadas con el agua y el saneamiento. En relación con el Covid-19, este mensaje es aún más crítico”, expresaron.
Seguridad privada en acción
Por otro lado, las Agrupaciones de Seguridad Unidas por México (ASUME) solicitan al sector gubernamental integrarse a los Comités Nacionales de Emergencias y de Seguridad en Salud, para hacer mejor su labor y apoyar hasta donde la norma les permita, en las tareas de las siguientes etapas de confinamiento por la propagación de la pandemia Covid-19.
La organización que adhiere a las 32 asociaciones más representativas del sector de la seguridad privada en el país, invoca también la suspensión temporal de programas como el “Hoy No Circula” o similares, con el objetivo de que se les permita “brindar las condiciones mínimas necesarias en materia logística y de servicio de personal especializado para la eficaz continuidad de la operación”, además de que se garantice el servicio de un transporte público sanitizado y con rutas suficientes para el fácil traslado de sus trabajadores.
Los empresarios de la seguridad privada, que tienen a Armando Zúñiga Salinas como su presidente, se manifiestan listos para proteger y resguardar las instalaciones estratégicas del sector público y privado como son dependencias de estado, puertos y aeropuertos y empresas a través de guardias de seguridad, así como la custodia de mercancías, traslado de valores, seguridad tecnológica e informática, video-vigilancia, rastreo satelital, control de acceso biométrico y analógico, además del blindaje, entre otros.
Los hospitales y centros de salud (públicos y privados), cadenas de suministro y alimentación, energía, laboratorios químicos, farmacéuticos y almacenes, entre otros, son las áreas estratégicas que deben ser protegidos en esta emergencia sanitaria, además de las empresas que deben quedar en pie a lo largo y ancho del país para no detener el desarrollo económico.
En el mismo tenor, un informe sobre Covid-19 publicado el pasado 23 de marzo por la Organización Mundial de la Salud ubicó a México en estatus de transmisión local del virus, es decir, la fase dos.
En el reporte, la OMS informó que, hasta el 23 de marzo, México registraba 316 casos confirmados, 793 sospechosos y mil 667 negativos; sin embargo, Ricardo Cortés, director de Promoción de la Salud, aseguró que el país aún está en transición entre la fase uno y la dos.
El reporte especifica que la transmisión local se da en lugares donde la fuente de infección está dentro del mismo territorio y no sólo son casos importados.
Más crisis económica que muertes
Resulta pertinente destacar un análisis publicado en el diario británico The Independent, la tercera semana de marzo, donde advierten que, la pandemia de coronavirus dejará a más personas en bancarrota que muertas y que lo que está en juego actualmente es el orden mundial.
Omar Hassan, especialista en desarrollo económico y cofundador del UKMENA Hub, organización privada del Reino Unido, que brinda apoyos a pequeños empresarios, y desarrolladores en productos de innovación, apunta que la pandemia de coronavirus actuará en escalada, primero hacia la clase trabajadora y de ahí devendrá el golpe macroeconómico que culminará en una nueva correlación de fuerzas.
“Podemos recordar el coronavirus como el momento en que los hilos que mantienen unida la economía global se despegaron”, escribe el experto.
Desde una visión micro, las medidas de restricción afectan la movilidad de las personas en países con casos de coronavirus, eso llevará a las personas a recluirse y en la clase trabajadora eso se traduce en despidos y el quiebre de negocios.
El efecto de que las personas estén en casa y no laborando, y con ello sosteniendo economías, ha comenzado a mostrarse. “Los billones de dólares eliminados de los mercados financieros esta semana serán solo el comienzo”, escribe Hassan.
El experto señala que el Covid-19 y otros factores, como la guerra petrolera entre Rusia y Arabia Saudita, así como la cada vez más tensa situación de Siria, son una mezcla que está estirando la liga de la correlación de fuerzas entre oriente y occidente.
El especialista indica que la guerra de precios de petróleo tiene una consecuencia grave en este momento: “gran parte del sector petrolero estadounidense simplemente no existirá si los precios del petróleo se mantienen en mínimos históricos”, eso podría llevar a la recesión económica a varias naciones.
“Esto es mucho más que coronavirus, precios del petróleo o incluso la economía global. Se trata del equilibrio de poder entre Oriente y Occidente (…) Las superpotencias emergentes de Rusia y China fueron testigos de lo que muchos vieron como la irrelevancia estadounidense en Siria. Y ahora están tratando de consolidar su visión de un mundo verdaderamente multipolar”, dice el experto.
Al Nuevo Mundo, pandemias minaron 95% la población
MÁS ALLÁ DE BUENAS o malas intenciones, lo cierto es que la población indígena sufrió un descenso drástico después de la llegada de los españoles en pocas décadas, causado por enfermedades que para ellos eran desconocidas.
Antes de la llegada de los españoles se ha estimado tradicionalmente que la población del continente se encontraba entre los 40 millones y los 100 millones. No obstante, el hispanista venezolano Ángel Rosenblat argumenta en su estudio La población de América en 1492: viejos y nuevos cálculos (1967), que la cifra no pasaría de 13 millones, concentrándose los principales grupos en las actuales regiones de México y de Perú, ocupadas por el Imperio azteca y el Inca respectivamente.
Si bien el debate sobre cuál era la demografía original sigue abierto, si consta que la disminución demográfica fue dramática: el 95 por ciento (100 millones de personas) de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón, según el investigador estadounidense H. F. Dobyns.
La sangría demográfica hay que buscarla en dos factores: El traumatismo de la conquista (las bajas causadas por la guerra, el desplome de las actividades económicas y los grandes desplazamientos poblacionales), y sobre todo las enfermedades.
Los habitantes de América habían permanecido aislados del resto del mundo y pagaron a un alto precio el choque biológico. Cuando las enfermedades traídas desde Europa, que habían evolucionado durante miles de años de Humanidad, entraron en contacto con el Nuevo Mundo causaron miles de muertes frente a la fragilidad biológica de sus pobladores. Un sencillo catarro nasal resultaba mortal para muchos indígenas.
Las epidemias contra aztecas e incas
Fueron las grandes epidemias las que provocaron el mayor impacto. Cuenta Jared Diamond en su libro Armas, gérmenes y aceros, que los indios de las islas de las Antillas, cuya población en el momento de su «descubrimiento» se calcula que superaba el millón, fueron exterminados rápidamente por la enfermedad, el expolio, la esclavitud, la guerra y el asesinato ocasional. De las islas las epidemias saltaron, con los españoles, al continente.
Una epidemia de viruela que se desató en Santo Domingo entre 1518 y 1519 acabó con prácticamente toda la población local. Esa misma epidemia fue introducida por los hombres de Hernán Cortés en México, a través de un esclavo infectado y devastó a los aztecas justo tras el fracaso del primer ataque español en 1520, causando además la muerte de Cuitláhuac, el emperador azteca que sucedió brevemente a Moctezuma.
La epidemia de viruela en América fue seguida por la de sarampión, entre 1530-1531; el tifus, en 1546; y la gripe, en 1558. La difteria, las paperas, la sífilis y la peste neumónica también golpearon fuerte en la población.
Incluso la malaria y la fiebre amarilla, que se suponen de forma errónea como naturales de América, fueron causadas por microbios originarios de los trópicos del Viejo Mundo, introducidos en América por los europeos y los esclavos africanos.
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