Elección fallida, pierde morena
en la CDMX y escaños en la cámara baja.
Salvador González Briceño
Según datos del PREP, pierde Morena y entorpece a la Cuarta Transformación
Nada fortuito, pero así es la política. Como en toda contienda hay ganadores y perdedores. Solo que en esta jornada electoral del 6 de junio hay más perdedores que ganadores. Claro que, como dice el adagio, para el triunfo siempre hay héroes, no así para el fracaso porque nadie quiere asumir su parte.
LO QUE SIGUE tiene como referente los datos del PREP. Son cifras del Programa de Resultados Electorales Preliminares del INE, que salen de la captura y publicación de los datos plasmados en las actas de escrutinio y cómputo por los funcionarios de casilla. Datos no definitivos, pero indican tendencias claras de hacia dónde apuntan los resultados.
Claramente entre los perdedores están principalmente Morena y luego el presidente Andrés Manuel López Obrador. Con varias ramificaciones: casi 50 curules menos en la Cámara de Diputados, perdiendo la mitad de las alcaldías en la Ciudad de México —el otrora bastión de la “izquierda”, primero el PRD luego Morena—, y nada claro en varias gubernaturas.
En este terreno, de las gubernaturas, por ejemplo, Morena siempre aliado con el PT, está firme solo en BC y BC Sur, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. Pero endeble o para disputarse el resto en tribunales, salvo que los datos definitivos indiquen mayor claridad.
En el otro polo, gana la oposición conformada por la coalición PAN-PRI-PRD. Avanza en curules en la Cámara baja, en gubernaturas y alcaldías en la Ciudad de México, más allá de la Benito Juárez o Cuajimalpa. (Ver recuadro). Al conteo final se verá cómo queda cada partido en las presidencias municipales y las legislaturas estatales.
La derecha avanza con fuerza y la mira será ahora la presidencial en 2024
Lastres del PRI
¿Por qué pierde Morena? Porque si bien bajo la polémica a que nos tiene acostumbrado el presidente Obrador en sus “mañaneras”, polemizando con la oposición permanentemente —lo que ha permitido la unidad de la derecha en su contra—, él hace su trabajo de “gobernar para los pobres” y emprender cambios de fondo como el combate a la corrupción…
Otra cosa es el partido que lo llevó al poder. Metido como gancho en el saco del presidente, Morena nunca ha dado ancho como partido en el poder, como en su momento sí lo hacía sobre todo el PRI, la vieja escuela de todos los partidos en México tanto de uno u otro modo todos repiten los lastres de aquél.
Es decir, lo que podría atribuirse a Morena hasta las elecciones de 2018, cuando más que partido como movimiento social encausó la lucha política y electoral hasta encumbrar a su creador hacia el triunfo en la carrera presidencial —por lo demás, Obrador, ganador de las elecciones de 2006 cuando Felipe Calderón le arrebató el triunfo—, lo desperdició entre el 2018 y el 2021.
Esa es responsabilidad de los presuntos líderes, con Yeidckol Polevnsky a la cabeza; Mario Delgado también tiene su parte, así sea menor, como otros dirigentes pasajeros. Tan solo recordemos el caos para la definición de las candidaturas para el proceso que está culminando.
De no ser por el papel que este partido como mayoría en el Congreso de la Unión ha logrado, principalmente para apoyar las reformas que la Presidencia de la República ha necesitado para desenquistar al viejo sistema político y económico instaurado por el PRIAN —a partir de ahora se podrá ver con más claridad qué tanto se avanzó realmente en dicha tarea—, que pudo lograr con la mayoría calificada para reformas a la Constitución, algo que ahora no podrá sin negociar con la oposición.
La tendencia indica que Morena ha perdido escaños; 50 como decíamos, y solo tendrá mayoría relativa en alianza con el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México. Porque para los tres cuartos que necesitará en lo adelante para cambiar la Carta Magna, tendrá que negociar con una oposición más fuerte. (Ver los datos para diputados en la Cámara).
Luego entonces, a partir de ahora algunas reformas constitucionales no podrán salir tan fácil, sin la negociación o los votos de los partidos ahora unidos todos contra Morena y el propio presidente. ¡Qué decir que la coalición PAN-PRI-PRD se alió con la derecha empresarial para, primero desbancar a Morena del Congreso de la Unión, pero principalmente para restarle poder político y el Presidencial!
Meta de la derecha
Porque esa es la meta: desbaratar las reformas emprendidas hasta ahora por el actual presidente, porque los otrora privilegios enquistados desde la silla presidencial se terminaron al cerrar la llave de los manejos presupuestales turbios operados y/o permitidos desde Presidencia hacia el resto de los poderes; una práctica desde los tiempos de Carlos de Salinas a Peña Nieto.
Eso es lo que extraña la “oposición”, unida toda contra Morena y López Obrador, sin importar los intereses de la población o hipotecar el país con los intereses extranjeros, como el entreguismo a los Estados Unidos por varias vías.
Del presidente, pierde porque le dará más trabajo empujar las reformas, pero también porque a partir de ahora habrá en el país un ambiente político más fracturado y ríspido. Envalentonado el PRIAN por los triunfos alcanzados este 6 de junio, se lanzará al cuello del principal obstáculo para su regreso al poder: López Obrador.
Pero más allá, se verá más claramente el vacío que tiene el país con un partido que no es partido sino una camarilla con fuertes intereses; tan fraccionado como en sus peores tiempos el PRD, cuando perdió la mística de “izquierda” y se volcó solo a llenar los bolsillos de sus dirigentes, incluso hipotecando el proyecto o vendiendo el alma al diablo.
Pero de igual manera, Morena tendrá mayores retos como convertirse realmente en partido en el poder, y sus tareas serán por lo menos, resumidas, las siguientes: 1) Representar realmente los intereses de los ciudadanos; 2) Apoyar al Presidente en las tareas políticas —la política-política—, como en la polémica porque Obrador siempre está solo en la tribuna y su propio escaparate; 3) Prepararse o capacitarse para la elección de 2024, el mayor de sus retos para lo que debe comenzar ya.
¿O será que Morena, llamado partido, seguirá sin asumir sus grandes tareas como partido político mayoritario? Porque de continuar como hasta ahora ahí están los resultados, y la elección presidencial requiere que Morena sea el partido que la continuidad del proyecto de la 4T necesita, una demanda social generalizada.
Es decir, que para desarraigar al viejo sistema corrupto e impune del PRIAN, que seguro se siente ya de regreso al poder en la siguiente elección presidencial, se requiere un partido que les haga frente. Pues de no lograrlo, entonces sí, se habrá desperdiciado la oportunidad de profundizar las reformas que ha emprendido la 4T para desterrar los proyectos neoliberales de la derecha, esos que han hundido al país en la debacle permanente desde el salinato al peñismo.
Y porque para regresar al poder el PRIAN hará hasta lo imposible, y una vez llegando se volcará con todo a revertir las políticas del actual presidente que quiere cambiar al sistema de raíz.
Saltó ya la candidatura para el 24
El otro tema que no puede quedar fuera es de igual manera la candidatura de Morena para el 2024. Porque la nueva realidad política desde la intermedia exigirá poner atención en ello. Es decir, que si Morena considera tener ganada la elección presidencial del 2024 se equivoca, a juzgar por la derrota de ayer.
Para empezar el candidato que sea designado o propuesto —electo o por dedazo, lo cual también influirá—, para competir por la silla presidencial no podrá ser débil o con temas pendientes, como Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard, ambos señalados por una presunta responsabilidad en el reciente derrumbe de la Línea 12 del Metro.
Queda claro que en el camino de aquí al 2023 surgirán otros gallos, como Tathiana Clouthier o el mismo Ricardo Monreal. Porque otros como Martí Batres o el también mencionado Gerardo Fernández Noroña están más alejados. No obstante, como otros, éstos mismos podrían saltar a la palestra. Falta tiempo para el candidato, no para el partido. Inclusive para Morena es tarde ya.
Lo real es que para el 24 el candidato tendrá que ser tan fuerte como representativo de la 4T, porque de no ser así la derecha estará de regreso. Y con ello el trasnochado salinismo, proempresarial únicamente, siempre entreguista a los intereses extranjeros.
Así cambió el panorama el día “D”. Pero así es la política cuando los operadores fallan. Más cuando hay dinero “sucio” de por medio. Los perdedores están a la vista.
7 de junio 2021. (4:45 am)
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