PINO PÁEZ

(Exclusivo para Voces del Periodista)

Entrega Inmediata

A Luis Alberto Hernández García
(Cómo pesa la embarcación de sus saludos)

Más veloces que correspondencia supersónica son los harvadianamente autóctonos seres de Polakía en su entrega inmediata de soberanía: unos empeñan el petróleo con la misma humildad de quienes en el Monte pignoran a Satán su anímica prendita, tras acapulqueñas contriciones de contracciones carteriles de la chiquilina semana mayor; otros firman tratados con abnegación de doncellitas a punto de horizontalizar virtudes; están asimismo los no cocaleros sí cocacoleros... que mímicos alquilan labio y cerebelo a ventrilocuaces titiriteros del imperio, obedecen los polichinelas más moviditos y diligentes que un guajolote bailando el Zopilote mojado en la paradójica pista de un comal donde las ascuas emergen una mefistolada.

Primera entrega o la debilidá de don Jelipe

La estancia aquí del presidente francés, Nicolás Sarkozy, rebasa el anecdotario de un mero protocolo y las crónicas certeras en su registro puntual de que al mandatario galo -por la gala de su esposa Carla Bruni- una jauría de mirones querían ponerle las sienes de perchero.

Entre los señores Sarkozy y Calderón hay un par de similitudes: posturas asaz conservadoras y que a uno y otro, en sus respectivas metrópolis, la muchedumbre les rechifla por doquiera se los tope como si el otoño los asediara. Don Nicolás desplegó en estos lares la soberbia eurocentrista, sabedor que su anfitrión, en términos “politólogos”, es más débil  que guiños de lamparita a punto de fundirse. Por eso exigió entre regaños y manotazos que su invitador envíe tropas por el mundo sometido en resoluciones de una ONU sometida, y se re-signen sin resignación convenios que a colonialismo hieden.

La impresión inicial causada en algunos, de los reclamos del europeo en pro de la extradición de la señorita Florence Cassez encarcelada por secuestro... fue que se preocupa por sus paisanos, a diferencia del michoacano a quien cherifes y legatarios del Ku Klux Klan le matan coterráneos “confundiéndolos” con puerco espín, o el asesinato contra una jovencita mexicana experta en arte culinario que denunció expoliaciones laborales de un trasnacional comedero de postín en Filipinas, sin que don Jelipe asome por lo menos la teatralidad de un berrinchito.

Don Nicolás, respecto a lo de soldados mexicanos en “misiones” internacionales, tiene quienes localmente lo secunden, por ejemplo, Enriquito Krauzito, quien en un principio sin principios animó a Salinas de Gortari a destinar contingentes militares contra Sadam Hussein en obediencia a Bush padre, mas rapidito se desanimó don Carlos al atestarse calles y explanadas en protestas que crecían en espiral. Y Jorgito Castañedita que ahora se manifiesta en sarkosiano sentido, aunque en su etapa de canciller chiqueadísimo por la juait jaus, con Bush jijo tuvo entre pucheros que apechugar la negativa de idéntico ordenamiento por los mismos tumultuarios causales, mientras su patrón con su sombra desmontada se ocultaba en un quirófano.

Par de fichitas: Vargas Llosa y Krauze

Segunda entrega o teatro, puro teatro                      

En cuanto a la “defensa” sobreactuada del señor Sarkozy por aquella prisionera, la chafísima dramaturgia de su puesta en escena su propio historial le arruina la tramoya: en el gabinete de Jacques Chirac fue el ejecutor directo de la represión contra franceses de origen árabe, en una extremoderechosa acción similar a la del periférico Pinochet, con un cargamento de racismo del que don Nicolás no podrá sacudirse ni con los resoplidos de una tromba. No defiende a mademoiselle Florence, la defensa es a sí mismo, intenta desbastar, así sea en algunas rebabitas, su impopularidad (multitudes a su regreso le obsequiarían huelgas generales y una sinfonía de trompetillas), de ahí las usiglianas gesticulaciones no en tribunas mexicanas sino ante reflectores y flashes parisinos. Litiga frente a cámaras, “aboga” por la estereotipia femenina “du premier monde”, blanca, suculenta anatomía, rostro angulado por cinceles de Rodin, belleza pues que occidente avala, tan distante y distinta a los de génesis arábiga y africana que con pasión sin compasión macaneara. Un canon de tal naturaleza occidental sólo puede ser víctima de oscuridades en alma y tez tercermundistas, emergentes, en vías de desarrollo que sin ferrocarril se descarrilan... eufemismos con que el discriminador intenta suavizar lo áspero del otro, del cuasi prójimo pero nunca próximo, el que trae la inferioridad no apretada pero sí aprietada en la lúgubre delación de los cachetes.

Por los terruños de Renoir y la Bardot, generó sonreíres y escupitinas una obrita teatral muy iluminada, con el primer actor Genaro García Luna bajo la dirección de Televisa, en una producción desde Los Pinos: Acto uno, camarógrafos anclan el ojo de cristal en botas afis y pefepas más lustradas que la Luna de octubre de Los Hermanos Michel. Acto dos, espaldas de la ley son ahora las enfocadas, se encorvan pa’ inventar una joroba en que caben todos los misterios. Acto tres, entra la autoridá en un caserón ‘onde sólo se oyen acompasados ruiditos que no son del pecado. Epílogo sin telón, una güerota sale esposada sin matrimonio, junto a un novio cabizbajo como si pretendiera esconder la feis en un latido, el reportero informa con una voz muy quedita, de manantial rejego que a cuentagotas susurra su caída... el rescate de secuestrados, al tiempo que don Genaro destina a la lente una miradita de melcocha.

La escenificación del teleteatro no culminó allí. Se reveló que todo fue connivencia entre policías y magnates de pantalla chiquitita, el actorazo fue denunciado por índices más fogosos que caguamos en celo, empero, los dedos acusadores a don Genaro le hicieron lo que el vendaval al prócer, es más, fue ascendido a la cúspide en peldaños de vorágine. El señor García mostró y demostró su intocabilidad de fantasma desde que era subordinado consentido de Wilfredo Robles, al que le entregaron la Federal Preventiva recién desempacadita a fin de que entrase a la UNAM  y encarcelara centenares de estudiantes, sí, el mismo don Wilfi procesado por una transa de trenza muy larga en compra de helicópteros, sí, el mismito ‘ñor Robledo a quien el virrey Enriquito Primero de la Peñita inventó una “Comisaría” ex profesa para  masacrar pobladores de San Salvador Atenco, sí, el mesmo-mesmo familiar de Mario Villanueva, residente de antaño en la casa de gobierno de Quintana Roo, y residente de hogaño de la casa de Almoloya. En paráfrasis del gran Pompín ¡Qué bonita famiglia!

Tercera entrega o sííís de chaparreras que no son las del calzón

Genaro García Luna asimismo, a sí mismo, posee sus sííís: sí, es el comediante que intentó hacer pasar por verdadera la comedia aquélla; sí, es el que una vez descubierto su libreto, se zafó de la ollota donde se guisa barbacoa con la materia prima de chivos expiatorios, quedando en tan hirviente aposento sólo y solo el reportero Pablo Reinah, a quien poco antes le dieron un premio nacional de periodismo, cierto, estar en la olla, más que dicho, es sitial para lo más débil en la soledad del hervidero... 

Sí, don Genaro ha sido acusado de torturador, por ejemplo, de Jacobo Silva Nogales quien al igual que su compañera Glorias Arena Agís lleva un decenio en prisión por combatir tanta desigualdad. (Uno y otra están próximos a salir al ganar un amparo, empero, se teme les fabriquen otros cargos y una vez afuera, de inmediato los reingresen para que de la “libertad” no queden ni las comillas.)

Genaras y genízaras conculcaciones ampliamente relatadas a derechos fundamentales, tanto al Comandante Antonio, nombre de Jacobo en el resistir de la sierra y Coronela Aurora, de Gloria, en denominación también serrana, de la que -entre paréntesis bien emparentados- hay una obra musical del gran Silvestre Revueltas intitulada precisamente Coronela Aurora, con aportaciones de Blas Galindo, como que premonitoria e intuitiva estuviese ya la dedicatoria; sí, el señor García es recipiendario de denuncias en vastedad, incluso por quienes han surgido de la misma corporación militar disfrazada de polecía, sí, el señor Luna, es el que contrató para la PFP al vástago de la entonces presidenta de México Unido Contra la Delincuencia, María Elena Morera, en nómina de “asesor” jurídico, con sueldo superior a los 40 mil mensuales, pese a no haber terminado aún sus estudios; sí, Genaro García Luna goza de la protección desmesurada de don Jelipe, sí, sí, sí, sííí...                                   

No es pues la señorita Cassez la defendida sino la imagen del “defensor”, al que sus amanuenses y maeses de ceremonias aplauden por ridiculizar a un senado cuyo único mérito es estar bien cenado, se le ovaciona allá entre tinteros y reflectores por su alzamiento gutural contra suplicantes de la chaparrísisma Cámara Alta y la también liliputiense cancillería que imploraban a don Nicolás un cachito de silencio con más ruegos que los de Rogaciano el Huapanguero.

Monsieur Sarkozy sin banquetas se dio un banquetazo de publicidá, un implacable festín de chaparrez y, para estar a tono, se sintió Napoleón III, El Chirris, al que Víctor Hugo achaparrara en imperioso soldadito de maqueta. Cosas de chaparros que no se miden en anatomía, chaparreadas nomás de espíritu que no vuelan pero se vuelan desde el aeropuerto de sus tacones. 

                                                                        pinopaez76@yahoo.com.mx