Antecedentes: Desde el nacimiento de Miguel de la Madrid Hurtado(MMH), su vida fue cubierta por el signo de los asesinatos cuando su padre, un notario público de Colima, fue ultimado por razones que nunca fueron descifradas. La viuda llegó a México, donde fue acogida por Don Jesús Reyes-Heroles, el célebre ideólogo del PRI, quien también fue ejecutado metafóricamente por los extravíos y las exacciones de sus dos hijos (Jesús Jr. y Federico). La madre del entonces huérfano Miguel tenía excelentes lazos familiares del lado de Ernesto Fernández Hurtado (ex director de Banxico y de Bancomer en la época de su estatización por López-Portillo.)
Hechos: Antes de evocar el triple parricidio que acaba de sufrir MMH de parte de los tres hijos que procreó biológica y políticamente hablando (su hijo genético Federico, su secretario particular Emilio Gamboa Patrón y Carlos Salinas de Gortari, a quien le legó la presidencia arrepentida), sería conveniente ubicar el momento de gran descerebración, más que de putrefacción política que soporta México en plena caída libre, en relación a eventos similares que acontecen en otras partes del mundo. En Gran Bretaña, Michael Martin, el equivalente de Gamboa Patrón en la Cámara de Diputados de allá, renunció a su cargo debido a una vulgar divulgación escandalosa sobre el despilfarro del presupuesto. Cabe señalar que el parlamentario británico es el primer líder que renuncia en más de 300 años. Pero cabe más destacar que, pese a todas sus perfidias habidas y por haber, Gran Bretaña aún conserva bastante gloria, honor y dignidad, atributos que todavía existen en este mundo globalizado que tanto cacarea el fracasado neoliberalismo mexicano.
En una escala mayor, recientemente el ex presidente de Corea del Sur, Roh Moo Hyun, señalado en un caso de corrupción, prefirió suicidarse a vivir la deshonra del oprobio de la opinión pública. En el México neoliberal sucede excepcionalmente todo lo contrario y aquí los personajes más putrefactos y pestilentes de la kakistocracia (“el gobierno de los peores”), ni renuncian a sus cargos ni se suicidan, sino que todavía pretenden desde sus altas funciones ejecutivas aniquilar a la nación mexicana entera.
Cualquier analista mediano, menos los amanuenses del sistema intensamente lubricados durante 27 años del fallido neoliberalismo, con el simple hecho de analizar tres libros y la explosiva entrevista de Carmen Aristegui a MMH, se puede entender en forma integral el estado de descomposición sulfurosa que vive México: 1) Los Cómplices del Presidente, de Anabel Hernández (por cierto, amenazada nada sutilmente por uno de los implicados), quien reseña la íntima vinculación al más alto nivel del poder panista, en donde destacan el occiso gallego Juan Camilo Mouriño Terrazo y el polémico “ingeniero” Genaro García Luna, expuesto feamente por las “narco-mantas”; 2) Derecho de Réplica, del aventurero argentino Carlos Ahumada, quien expone con lujo de detalle y verosimilitud el “complot” en contra de AMLO, tele-dirigido con la participación de Televisa (donde es socio Enrique Krauze Kleinbort, amanuense de varios presidentes neoliberales y obsceno publicista de Cemex y del modelo neoliberal chileno), por Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox Quesada y el panista Diego Fernández de Cevallos; 3) El Despojo, de Roberto Madrazo Pintado, quien se pinta solo y que, pese a su degradación muy bien ganada a pulso, delata que Ernesto Zedillo Ponce de León y Vicente Fox Quesada apadrinan al Cártel de Juárez y al grupo de El Chapo Guzmán, respectivamente; y 4) el próximo libro de Editorial Grijalbo de la muy solvente conductora, a nuestro juicio, la mejor de Latinoamérica, Carmen Aristegui, quien por alguna razón adelantó parte del explosivo contenido en donde MMH no solamente se arrepiente de la designación de su hijo político Carlos Salinas de Gortari, sino que ,además, arremete contra el hipotético “Cártel de la Familia Salinas de Gortari”, presuntamente vinculada al narcotráfico y a los peores grados de corrupción en Pemex.
Sería un error de juicio únicamente centrarse en uno de los tres libros y/o exclusivamente en la entrevista de Carmen Aristegui, por lo que, a nuestro muy humilde entender, habría mejor que ver todo el cuadro de las exposiciones escritas y orales; y conste que no estoy defendiendo a Salinas, pero ni el propio MMH se salva al haber abierto un boquetazo de todo el sistema político mexicano, sin excepción, en donde no es rescatable ningún presidente desde hace, por lo menos, 27 años y donde quedan expuestos en el narcotráfico y la exagerada corrupción el mismo De la Madrid Hurtado, mediante las transacciones pestilentes de su secretario particular Emilio Gamboa Patrón, así como Ernesto Zedillo y Vicente Fox, en una cadena presidencial ininterrumpida de contubernio. Quizá en esto radique la explosividad de la confesión de MMH, quien tuvo un brote de lucidez pre-mortem al contemplar el hundimiento del Titanic neoliberal mexicano y del que tardíamente desea desvincularse. No es momento para ahondar en el presunto narcotráfico del sexenio de MMH, donde brilla intensamente la efigie de Emilio Gamboa Patrón, ni nos adentraremos a la hipotética compra-venta de armas de Federico De La Madrid Cordero, presuntamente vinculado al coahuilense Jaime Camil (progenitor del carismático conductor y actor de Televisa), quien gozaba del padrinazgo del más elevado funcionario de una Secretaría que no nombramos por “seguridad nacional”. El sexenio de De la Madrid es tan putrefacto como el de Salinas, el de Zedillo, el de Fox y el casi trienio del panista Calderón Hinojosa (el “presidente de las manos limpias y el empleo”.)
El primer parricidio que sufrió MMH fue propinado por su propio hijo Federico, quien lo obligó a retractarse en forma indigna y a auto-describirse como un discapacitado mental, una maniobra ejecutada conjuntamente por Emilio Gamboa Patrón y Carlos Salinas de Gortari, de acuerdo a fuentes periodísticas ,en las que brillaron extrañamente por su ausencia las televisoras.
El segundo parricidio que sufre simultáneamente MMH, quien quizá pase a la historia por su heroica confesión a la excelente periodista Carmen Aristegui más que por sus actos en el Ejecutivo, fue perpetrado por su ex secretario particular Emilio Gamboa Patrón, un especialista de la perfidia de los caños y desagües de las inmundicias del sistema político mexicano y quien fue el heraldo de amenazar de muerte a su exjefe como a sus familiares, si hacemos caso a una “Rayuela” del periódico La Jornada, para orillarlo a retractarse reptilmente. Nada nuevo de qué asombrarse del “patrón” de conducta repetitiva de Gamboa Patrón, quien tanto daño le ha hecho al país desde la presidencia hasta su paso en diferentes secretarías de Estado y ahora desde el liderazgo de la Cámara de Diputados, donde co-participó en la entrega de Pemex a las transnacionales. La traición permanente forma parte de la caracterología del perverso yucateco y ex diseñador industrial de la Universidad Iberoamericana. Sin contar sus (vín)culos con el presunto narcopederasta Kamel Nacif Borge, de cierta manera, Gamboa industrializó el diseño de la traición en México a los más altos niveles desde hace 27 años: ¡Toda una generación de ignominias!
El tercer parricidio de MMH fue ejecutado por Carlos Salinas de Gortari, quien, además de dirigir el operativo de “control de daños” (al unísono de la complicidad desde el Senado con Manlio Fabio Beltrones Rivera y Francisco Labastida Ochoa, otros dos entreguistas de PEMEX), se dio el lujo de ostentarse como el nuevo neurólogo y neumólogo del sistema político mexicano al pretender que el enfisema que padece MMH le afectó la “tercera parte de su cerebro” y, como consecuencia, sus facultades mentales. ¡Que dureza!
Desconocíamos la correlación entre enfisema y daño cerebral que ha descubierto el siempre hiperactivo Salinas, pero cualquier facultativo acreditado en Psiquiatría no se hubiera atrevido a despedazar públicamente en una forma tan anti-ética y anti-estética, ya no se diga tan anti-profesional, a quien le heredó la banda presidencial. Por una vez en su vida, Salinas se hubiera visto mas digno si hubiera guardado el silencio, función que se le dificulta como al mismo Fox. Quizá debió haber optado por otra maniobra contraofensiva sin llegar a desprestigiar y degradar en lo más bajo de los infiernos la capacidad cerebral de su mentor. Con todo nuestro debido respeto al nuevo neurólogo y neumólogo de moda, Salinas, pero en ningún momento de la entrevista con Carmen Aristegui se le notó incongruencia o incoherencia o desarticulación alguna al ex presidente desahuciado por los multimedia que controla Carlos Salinas de Gortari. En consulta directa con nuestros amigos psiquiatras -mucho más acreditados que Federico, Gamboa Patrón y toda la familia Salinas de Gortari juntos-, llegamos a la conclusión presuntiva de que, por lo menos, el “juicio crítico” de MMH se exhibía muy intacto y hasta lúcido; a reserva de practicarle los análisis clínicos y de laboratorio correspondientes a todos los implicados sin excepción para ver quien goza de mejores facultades mentales, se puede incluso inferir que De la Madrid presentaba la integridad mental que se expresa singularmente en tres áreas específicas del individuo que demuestran en su conjunto indiviso su identidad y funcionamiento inalienables y cuya ruptura y/o interrupción secuencial delatarían una emergente psicopatología: tiempo, lugar y persona.
Tiempo: La secuencia cronológica de todos los eventos es impecable. Lugar: Conocía muy bien su ubicación y las distancias del centro y la circunferencia de su espacio vital en el presente y sus circunstancias vividas en el pasado. Persona: En ningún momento perdió la capacidad de reconocer su identidad y su calidad como individuo definido.
Una cosa es padecer enfisema y otra daño cerebral. De allí que Federico, Gamboa y Salinas hayan incurrido en un triple parricidio simultáneo de quien les dio vida, haya sido o no mediocre.
Conclusión: Una mala noticia para los parricidas aludidos: no consiguen su perverso objetivo y, por el contrario, han resucitado del sepulcro (más que cuna) desde que nació MMH, quien nunca como ahora estará más vivo en la conciencia de la opinión pública mexicana.
Pese a su ignominiosa retractación tele-dirigida, en su asombrosa confesión MMH se elevó a los máximos niveles de conciencia personal y universal con el mejor acto de toda su vida: al haber sido el único ex presidente mexicano en haber osado a decir lo que otros temen (y, mucho menos, se arrepientan de sus oprobiosos actos lesa-nación) y, sobretodo, al haber realizado un acto de contrición de su peores crímenes (la creación de Federico, Gamboa y Salinas). Y en ese sentido, merece no solamente la redención pública, sino, sobretodo, nuestra máxima admiración que es extensiva a la grandiosa periodista Carmen Aristegui, quien también pasó a la historia.
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