![]() |
Edición 222 | ||||
Escrito por Abraham García Ibarra | ||||
Miércoles, 18 de Noviembre de 2009 11:14 | ||||
PAPELES AL VIENTO
Por encima del Estado social,
ABRAHAM GARCÍA IBARRA
“La quiebra de
Entremeses
Indecencia. En la reciente cuarta Semana de Justicia. El pasado 4 de noviembre, la primera sala de La historia “verdadera”. Cuando el Partido Acción Nacional (PAN), en su amargosa oposición, no tenía ni para pagar la renta del local que ocupaba su comité directivo, no dejaba pasar oportunidad, sin embargo, para montar, en sus encuentros masivos, modestos stands a fin de ofrecer literatura “políticamente correcta” a sus miembros y simpatizantes. Invariablemente el PAN -un redomado iconoclasta devastador de “la historia oficial”, de ahí sus ataques a los Libros de Texto Gratuitos-, en su oferta bibliográfica tenía como preferentes las obras de Lucas Alamán y Francisco Bulnes; éste (1847-1924), autor de Las grandes mentiras de nuestra historia y El verdadero Juárez. Por éstos días, preliminares de los centenarios de Derecho y moral
En una de sus abundantes e iluminantes ponencias -Derecho y moral-, Jürgen Habermas sostiene, en términos genéricos: “la legitimidad de la legalidad no se puede explicar a partir una racionalidad que sea intrínseca a la forma jurídica y desvinculada de la moral. Antes bien, la legitimidad de las leyes tiene que ser referida a una relación interna entre derecho y moral. Esto tiene validez, sobre todo para el modelo del derecho burgués formal, que se cristaliza alrededor de la forma semántica abstracta y general de la ley. Las propiedades formales de este tipo de derecho pueden ofrecer fundamentos legitimantes, sólo a la luz de principios de contenido moral”. Habermas está cuestionando a Max Weber. Por eso, cita el concepto de Estado social, respecto del cual afirma que no se trata tan sólo de que las leyes sociales aumenten en cantidad, sino de un incremento de la densidad y la calidad regulatoria de las prescripciones jurídicas. Con las necesidades intervencionistas de un aparato estatal activo, que dirige y compensa a la vez -explica- cambian mucho más las funciones y estructuras internas del sistema jurídico. El propio Weber, recuerda el autor citado, había sido testigo de las primeras manifestaciones del Derecho regulador del Estado social: “Este derecho resulta instrumentalizado a fin de cumplir tareas estructuradoras en el grado que quiera satisfacer las demandas de justicia social a través de redistribuciones compensatorias, pago de impuestos con un efecto estabilizador y acciones intervencionistas con consecuencias transformadoras”. Pero, en Weber, hay otra vertiente de pensamiento, cuyo rescate tomamos de Otto Heirrch von der Gablentz: “Ejército y policía son dos formas del Poder Ejecutivo (…) Con la ayuda del poder armado, el Estado ejerce el monopolio del empleo legítimo de la fuerza”. Esta teoría hizo caer en la fascinación al gobierno del PAN, particularmente el encarnado por el presidente designado -incubado en El bandolero social
Aires centenarios de nuestras revoluciones, ahora acudamos a Eric J. Hobsbawm (Rebeldes primitivos): “Bandoleros y salteadores de caminos preocupan a la policía, pero también debieran preocupar al historiador. Porque en cierto sentido, el bandolerismo es una forma más bien primitiva de protesta social organizada, acaso la más primitiva que conozcamos. En cualquier caso, en no pocas sociedades, lo ven así los pobres, que por lo mismo protegen al bandolero, le consideran su defensor, le idealizan y le convierten en un mito: Robin de los Bosques de Inglaterra, Janosik, de Polonia y Eslovaquia, Diego Corriente en Andalucía, que probablemente son todos ellos personajes que existieron y que han sufrido esta transfiguración. A su vez, el propio bandido trata de vivir conforme a su papel, aun cuando él mismo no sea un rebelde social consciente. “Como es natural, Robin Hood, el arquetipo del rebelde social -‘que robaba al rico para dar al pobre y que nunca mató, salvo en legítima defensa o por justa venganza’-, no es el único personaje de esta clase. El ‘duro’, que no está dispuesto a cargar con las cruces tradicionales que corresponden al Estado llano en una sociedad de clases: la pobreza y la sumisión, puede librarse de ellas uniéndose a los opresores o sirviéndoles, tanto como alzándose en su contra. En todas las sociedades campesinas existen bandoleros de los señores tanto como bandoleros campesinos, por no aludir a los bandoleros del Estado, aunque nada más reciba los honores de las coplas y anécdotas el bandido campesino… “La población casi nunca ayuda a las autoridades a capturar al ‘bandolero campesino’, sino que le protege contra ellas (…) Acaso convenga esbozar la imagen típica de la carrera del bandolero social Un hombre se vuelve bandolero porque hace algo que la opinión local no considera delictivo, pero que es criminal ante los ojos del Estado o de los grupos rectores de la localidad. El Estado se interesa en un campesino debido a alguna pequeña infracción de la ley, y éste se echa al campo porque no sabe lo que hará con él un sistema, que ni conoce a los campesinos ni los entiende, y al que los campesinos no entienden tampoco. “Desde luego, casi todo el que tome la contra a los opresores y al Estado, será con toda probabilidad considerado una víctima, un héroe o ambas cosas. Una vez huido el hombre, pasa pues a tener protección natural de los campesinos y también la que proporciona el peso de la norma local, que defiende ‘nuestra’ norma -la costumbre, la enemistad de sangre o lo que sea- contra la de ‘ellos’, y ‘nuestra’ justicia contra la propia de los ricos. En Sicilia, el bandolero gozará, si no se vuelve demasiado engorroso, de la benevolencia de La mafia; en Calabria del Sur contará con la de la llamada Onorata società. Y en todas partes, con el apoyo de la opinión pública”. Una de las conclusiones de este autor, es que bandolerismo social y organización mafiosa tienden a desaparecer cuando surgen (y son respetados) movimientos modernos como son las asociaciones campesinas, los sindicatos de trabajadores rurales y los partidos de izquierda. En estas circunstancias, aquellos grupos transgresores perduran como algo diferente de lo que cabe definir como movimientos sociales. Hasta aquí la cita.
Ni en la época de
¿También juezas aventureras?
De “Estado de derecho” se llenan la boca los de El 6 de noviembre, el Cuarto Tribunal Colegiado del Poder Judicial de Perdidos los estribos, el intemperante secretario de Trabajo de Calderón, Javier Lozano Alarcón emplazó a los dirigentes del SME a que se desistan de las acciones legales promovidas ante el Poder Judicial y acusó a los abogados de llevar a los trabajadores a una auténtica aventura. Si la sesgada intencionalidad del funcionario es empujar a los dirigentes sindicales a tomar el atajo y ponerse fuera de la ley, lo que deja de manifiesto es el propósito de encontrar una coartada para mandarlos a prisión, seguramente por sedición, para decir lo menos. En cuanto a los abogados, hasta el más lego estaría de acuerdo en reconocer que hacen lo que en otras circunstancias recomienda el propio gobierno: Que si creen que les asiste la razón jurídica, acudan a las instancias de competencia. Acusarlos de aventureros, esconde una doble y perversa implicación: Descalificar a las jueces que han dictaminado los recursos interpuestos, insinuando que sonsacan esa “aventura”. Flaco favor le hace Lozano Alarcón a su jefe en la eventualidad de que Por lo demás, las precarias argumentaciones gubernamentales sobre el móvil de extinción de Luz y Fuerza del Centro, recuerdan, por ejemplo, el discurso antisindical del secretario de Hacienda de Salinas de Gortari, Pedro Aspe Armella, respecto del caso específico de Mexicana de Aviación. Esta empresa, ahora privatizada, no ha logrado escapar de las turbulencias que configuran su quiebra técnica y sus dirigentes sindicales son sometidos al mismo brutal tratamiento que el que se asesta a líderes de mineros y electricistas, pero el ex funcionario salinista vuela a sus anchas en su propia empresa aérea. ¡Qué tal! “Si la revolución fuese sólo eso…”
Mes de la casi centenaria Revolución mexicana, denunciada desde su fundación por el PAN como una revolución capitalista-liberal. “Si Otras tartufadas históricas del PAN: Impedir que los líderes sindicales abusen de sus poderes y hagan caso omiso de los derechos de sus agremiados. Elecciones secretas dentro de los sindicatos, prohibiendo la reelección de los dirigentes y la obligación de éstos de rendir cuentas de las finanzas gremiales. (Postulados panistas escrupulosamente observados por los aliados del presidente designado: Elba Esther Gordillo Morales -maestros-, Carlos Romero Deschamps -petroleros-, Víctor Flores Morales -ferrocarrileros-, Valdemar Gutiérrez -Seguro Social-, Joel Ayala Almeida -burócratas federales, etcétera). En esa asignatura, el PAN hace suyo al clásico tan poco estimado: A los amigos, justicia y gracia. A los enemigos, justicia a secas. Nunca se diga, entonces, de esta agua no beberé. Porque, a la larga, el hartazgo abotaga los sentidos. Petróleo, ese oscuro objeto del deseo
Crear una Comisión Especial de Estudios sobre Seguridad Social para ampliar la cobertura y para sentar el sistema sobre una base actuarial razonable, era otra mascarada azul. (Por eso seguramente, el PAN se ha opuesto heroicamente a la subrogación-privatización de servicios y prestaciones del IMSS a sus afiliados y derechohabientes, y ha impugnado el Seguro Popular, institución esquirol que mama los recursos presupuestales que debieran corresponder a los institutos de Seguridad Social con derechos de antigüedad, más que devengados.)
Mejor hablar de su proyecto de Economía: Planificación económica, impuestos, redistribución de los ingresos y prohibición de los monopolios o carteles (sin tocar el de la legítima violencia del Estado). En materia de contribuciones al fisco, en 1962 el PAN se sublevó contra el impuesto de uno por ciento para la educación, “porque”, alegó, “impactaría más al pobre que al rico”. Y toda una joya de congruencia opositora: Proteger los derechos del subsuelo del país, en particular los yacimientos petroleros cercanos a la frontera con los Estados Unidos y los de la plataforma continental (1969); congruencia traicionada porque, en el poder, duele más el pellejo que la camiseta. Cuando el amparo era sacrosanto Y aquí, un tema de palpitante actualidad: En 1953, el PAN propuso una reforma al artículo 107 de
Ese es el partido que, a la sombra de Lucas Alamán y Francisco Bulnes, organiza los “festejos” del bicentenario de More articles by this author
|