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Edición 230 | ||||
Escrito por JULIÁN LEBARÓN | ||||
Martes, 23 de Marzo de 2010 11:28 | ||||
Otra Revolución
JULIÁN LEBARÓN
Carta escrita por un chihuahuense que ha sufrido, junto con otros miembros de su familia y su comunidad, el acoso y la violencia. Mi petición está dirigida a los que sienten que nuestro voto en elecciones populares nos compra el prologo y la experiencia de otra farsa o tragedia, a los que sienten que vivimos en una nación de lobos y ovejas, no de hombres y mujeres libres, pero no piden como merito y mucho menos derecho nada que no producen con su propia mente, talento o esfuerzos. Esta dirigida a los que cultivan el campo, a los que cuidan de sus animales, a los que obran en la construcción, las minas, el comercio, a los que trabajan en la industria, a las amas de casa que cuidan de los pequeños… a todos los que buscan vivir del trabajo honesto y han dejado de soñar, porque son derrotados por un sistema que no hace valer sus esfuerzos. Está dirigida a los que reconocen que cualquier política que no hace respetar la vida, la propiedad y la conciencia del individuo, es política de delincuentes y no importa cuántos sean en números; solamente un salvaje o un insensato aceptaría el concepto de que otros puedan disponer de su persona, su propiedad o su mente a su antojo; que la voluntad de otro es omnipotente. Un sistema donde gobiernan hombres y no leyes, es un sistema de caníbales morales y zopilotes que se alimentan de la desolación; la fuerza física no es un sustituto de la justicia. También está dirigida a quienes han visto o han sufrido en carne propia los ultrajes del asesinato, el secuestro o la extorsión…, a los que han sido víctimas de quienes arrojan el involuntario sacrificio de nuestro bien, para poder vivir en su mal…, de quienes escogen destruir la vida de los que viven para beneficio de los parásitos que no saben vivir…, peticiono a quienes resienten leyes que le prohíben resistencia al ultraje, en nombre de los derechos humanos del delincuente, que no tiene nada de derecho y mucho menos de humano. Incontables casos hemos sufrido en Chihuahua y en México y aún así En mi municipio de Galeana, Chihuahua, un hombre recto y amigo de la familia de muchos años, Miguel Ángel Mota, secretario de Seguridad Pública, rechazó ser sobornado por la delincuencia. El precio que pagó fue ser secuestrado de su casa en noviembre de 2008 por un comando armado con uniformes del AFI y amanecer de un lado de la carretera a medio kilómetro de LeBaron, con 17 balazos en la cabeza; no hubo ni reconocimiento por el Estado de Chihuahua y la investigación fue nula. Mi esposa perdió un hermanito, Alfredo Apodaca, que desapareció cuando el líder de depravados delincuentes, protegido por las autoridades del municipio de Ascensión, Chihuahua, le quería quitar su novia: calcinaron su vehículo tratando de borrar las evidencias y en complicidad con la autoridad se burlaban de la familia; nunca más hemos sabido de él. Yo Julián LeBaron he tenido la indignante experiencia de ser perseguido a alta velocidad hasta descomponerse mi vehículo, por sicarios encapuchados y armados hasta los dientes, que en medio de un pueblo vecino llamado Ignacio Zaragoza, rodeado de casas y testigos me bajaron de mi carro, me golpearon con sus armas frente a mi esposa y mis hijos, me amenazaron secuestrar, y aterrorizaron a mi familia; todo por la desafortunada razón, que les dio la gana. El 7 de julio de 2009 yo sufrí como nunca hubiera imaginado el secuestro y ejecución de mi hermano mayor y mejor amigo en el mundo Benjamín LeBaron, junto con otro gran amigo Luis Widmar. Dejaron dos viudas, diez huérfanos y un vacío inmenso en toda la comunidad, todo por querer resistir los ultrajes y la violencia. Mi propósito es grabar en la conciencia de todos los hombres y mujeres honorables que este México no les pertenece a los violentos y arbitrarios. ¿Les ayudaremos a fingir la realidad? ó alzaremos un estandarte al que pueden recurrir los honestos, el estandarte de la justicia y la razón. Mi deseo es actuar y representar, (como quisiera que lo hiciéramos todos), un punto de recogimiento para los que tienen hambre y sed de integridad y justicia, para ser y buscar espacios donde hombres y mujeres honrados puedan tener dignidad y auto respeto; los lugares que busco no son pueblos ni ciudades, pero sí el corazón de más de cien millones de mexicanos, ¡es hora de que ese león despierte! No para tener amor al prójimo, pero para que tengamos amor a nosotros mismos, aceptemos la responsabilidad de exigir nuestros sagrados derechos a la vida, a la propiedad y a la libertad de conciencia; si queremos los beneficios y las bendiciones de libertad y justicia tendremos que hacernos responsables de exigirla, el efecto y consecuencia sería la grandeza y honra Nacional de poder pensar y vivir en un feliz asilo dentro de nuestros cuerpos, mentes y hogares.
El costo al daño individual de la injusticia, es miope en comparación al costo social; pues la confianza es el motivador más efectivo del avance cultural, social y especialmente individual. Quisiera decirle al jefe del Ejecutivo de mi Nación con respecto a su declaración “¡Que ganas no le faltan, faltan hombres!”… que amo mi patria y que aquí en Chihuahua tiene uno.
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