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Edición 236
Escrito por ABRAHAM GARCÍA IBARRA   
Martes, 15 de Junio de 2010 15:17

Los “cuernos de chivo” no dan tregua

Calderón Productions:

Moronga Western

 

ABRAHAM GARCÍA IBARRA

(Exclusivo para Voces del Periodista)


Rogelio Sada Zambrano: El PAN está convertido en un cadáver

Al Presidente designado sólo le

Restan 29 meses en Los Pinos

Testigos desde barreras e historiadores coinciden en que una de las características más identificadas en la mentalidad de la ultraderecha que combatió al Estado posrevolucionario en los años treinta del siglo pasado, era la mística de la sangre. Pero las milicias del espíritu, como un panegirista bautizó, por ejemplo, a las tropas del Sinarquismo abascaliano, entendían aquel instinto, primero, como la exposición de sí mismo al martirologio. En las campañas electorales de Manuel de Jesús El Maquío Clouthier del Rincón, todavía nos tocó escuchar a un delirante orador, muy solicitado y citado, repetir ante la muchedumbre: No se trata de educar a los hijos para el buen vivir, sino de educarlos para el bien morir.

 

Podría establecerse, con cierto grado de acierto, que ese tipo de combatiente era formado en una sicología en la que habría de esperar vida después de la vida en el reino de los cielos, de suerte que el sacrificio terrenal era un tributo consustancial a la conquista de aquella recompensa posfechada. Sin embargo, ni en la Cristiada y sus movimientos residuales, ni en los zafarranchos electorales que se dieron hasta principios de los cincuenta; ni en la represión del 68 y 71, y menos en el levantamiento zapatista de enero de 1994; en todos esos violentos sucesos sumados, repetimos, el baño de sangre no alcanzó la magnitud del que han sufrido los mexicanos desde que llegó el presidente designado Felipe Calderón Hinojosa al poder.

 

 

7

 

¿Quién asume la responsabilidad, ya no política o penal, sino simplemente moral, por haber maquinado el paso de Calderón Hinojosa a la Presidencia de México? Vicente Fox Quesada no, porque, según diagnóstico de especialistas en siquiatría de El Vaticano, era ya un incompetente mental, carne de manicomio. ¿El Partido Acción Nacional (PAN), que lo nominó para ese encargo? No, porque, en 2005, el PAN era ya una franquicia en remate al mejor postor ¿Los miembros de la plutocracia nacional e internacional que, al través de sus corporaciones, financiaron su campaña? ¿Los consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE), que hicieron malabares retóricos para consentir la violación de las normas legales y tecnológicas antes, durante y después de las campañas? ¿Los venales magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que leyeron la Constitución mexicana como anuncio impreso en  envoltura de papel sanitario, y el código electoral federal como mera lex simulata?

 

Escrutinio inane. Huelga recordar que, como lo han señalado repetidamente expertos mexicanos en recientes foros para la Reforma del Estado, el mayor y más cínico déficit de nuestro régimen político es la inexistencia de responsabilidad constitucional del gobernante. En tratándose de la casta burocrática mexicana, en este pueblo no hay culpables. Lo afirmaba el maestro emérito de la UNAM, Raúl Cervantes Ahumada (+): México es un país inconstitucional; aún más: Anticonstitucional.

 

Los gelatinosos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sedicentes guardianes de la observancia de la Constitución, ahítos en sus apetitos económicos desfilan alegremente de la mano de la acerdada banda de usurpadores. Hace unos días, en el canal televisivo del Poder Judicial (“el poder de la transparencia”) escuchamos en la conclusión de la ponencia de un jurista colombiano invitado: Vivimos la crisis de la razón jurídica -se nos aclara que el concepto pertenece a un jurisperito italiano. Lo mismo da: Aquí no hay a quien perturbe esa detestable realidad, porque la etiqueta de Estado fallido es una marca que llegó para quedarse, aunque todos los días, desde lo alto mediático, se pregone el gran esfuerzo por regenerar nuestras astrosas instituciones.

 

 

Como Dora la cazadora:

¿A dónde vamos…?

 

Fiel a su espejo diario, con la Patria en llamas, el presidente designado, que con muy poca elegancia gusta de enfundarse la verde de la selección mexicana de fútbol, se fue a Sudáfrica para estar en el primer partido del Mundial entre México y el país anfitrión. Allá, más que como urgentísimo talismán, la hizo de chamoi. Aquí, durante la trasmisión de ese encuentro, desde el Zócalo de la Ciudad de México, en vivo, en directo y a todo color, se escuchó expectorar a un frustrado e iracundo aficionado: ¡Hijos de puta! ¡Están igual que el América! No se pueden pedir peras al olmo.

 

 

2PARAABRAHAM

 

Para tratar de justificar ese frívolo y oneroso viaje del estadígrafo Calderón Hinojosa, el mandatario que históricamente más dinero público gasta en promover su deliciosa imagen, semanas antes la Presidencia de la República abrió en la red una encuesta sobre esa urgencia del viajero frecuente. En la misma red, se dio como resultado que participaron en dicha “encuesta” unos dos mil 500 internautas. La Presidencia de la República dio a conocer que, obviamente, la mayoría de los opinantes aprobó la voluntad presidencial. Flaco favor le hicieron sus empleados al presidente designado: Éste tiene en Los Pinos una servidumbre de unos tres mil burócratas. A la vista de los datos de la propia oficina de la Presidencia, ni siquiera la totalidad de esos empleados quiso participar en esa ociosa “encuesta”.

 

¡Ah! Pero el mandatario  no abandonó los imperativos que obligan a su mandato: En pleno vuelo a Sudáfrica, expresó su profunda indignación por la muerte de dos compatriotas a manos de la Patrulla Fronteriza estadunidense, y “exigió” al gobierno de Barack Obama una investigación tan profunda como su indignación. Ya estando Calderón Hinojosa en el estadio Soccer City, echándole “porras” a los ratoncitos verdes, las venas de México seguían abriéndose y por su territorio corría la sangre de 77 personas en una jornada record desde que Calderón Hinojosa lanzó a las Fuerzas Armadas a un combate sin gloria y sinfín. En las horas siguientes, se agregaron otras 44. Parte de guerra, incluyendo al hijo de Joan Sebastian (aquí todavía hay clases): 121 bajas mortales en combate, en escasas 48 horas.

¿Qué son, sin contar los heridos, otros 121 mexicanos masacrados, en sólo 48 horas? Unas cuantas muescas más en los cuernos de chivo. Apenas un día de campo. ¡Vayan los compatriotas (si el dinero de los contribuyentes les financia el viaje) a Río de Janeiro, Nueva Orleans o Washington, y sabrán lo que es amar a Dios en tierra de herejes!. 121 muertos sólo en la guerra narca. Apenas unas partículas sin nombre en el atroz inventario de decenas de miles de cadáveres regados por las calles o echados en improvisadas fosas comunes en algún socavón minero del país. Que no quede huella, que no, que no…

 

Monterrey, una prueba

de la eficacia guerrillera

 

¿Que una de las  principales metrópolis económicas de México, la más afamada mundialmente, Monterrey, es estrangulada y subvertida por más de medio centenar de narcobloqueos en una eficaz logística guerrillera y que la rúbrica se estampe con la sangre de otros siete acribillados? Pues que paguen los regios el precio de su soberbia. Parafraseando a Vicente Guerrero: El fútbol es primero. ¿Que, en los primeros cuatro meses de 2010, en el Estado de México -a unos cuantos kilómetros de la residencia presidencial-, comparados con el mismo periodo de 2009, los secuestros se incrementaron 64 por ciento; que el robo de transporte de carga aumentó 30 por ciento y el robo de automóviles 25.6 por ciento. Que el número de feminicidios continúe galopando a la alza? Si Enrique Peña Nieto quiere ser Presidente de la República, que sepa de una buena vez cómo masca la iguana.

 

¿Que comandos de Los Zeta irrumpen el penal de Aguaruto, Sinaloa, y degüellan a seis indefensos presidiarios, o un grupo de 40 sicarios toma en el mismo estado la comunidad de Baburia, incendia viviendas y automóviles, y levanta media docena de lugareños? ¿Que en la otrora apacible patria de Amado Nervo, Tepic, la macabra semana culmina con nueve nuevas victimas? ¿Que el humillado Jefe Diego sigue perdido en las manos de un “misterioso” grupo “de mucho poder”? Las condolencias pueden esperar. Lo importante es el apoyo “moral” a la selección futbolera. En fin…

 

Esos “tópicos” cotidianos son parte ya del paisaje mexicano. Nada qué ver con lo que ocurre -allá sí en grande- en Río de Janeiro, Nueva Orleans o Washington.  Pero pintura también del paisaje nacional, es la confirmación de la ruptura de la unidad de mando en el gobierno federal. Si la descomposición  y choque interno en el aparato represivo del Estado se manifestó en los primeros signos de desencuentro entre los mandos de las secretarías de la Defensa Nacional, de la Marina Armada y de Seguridad Pública, y la Procuraduría General de la República, mientras que el presidente designado vuela que vuela, deja la víbora chillando entre sus subordinados, que para nada respetan la autoridad coordinadora del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, visto ya como mero fantasma en las tinieblas de Bucareli, desde donde contempla las “luchas intestinas” de los otros.

 

 

foto1color

Explosivos como para volar la

sede de los poderes federales

 

Es el caso que, en las mismas horas en que el presidente designado posaba con la verde y el Estado Mayor cerraba las maletas para el vuelo a Sudáfrica, la Secretaría de Marina anunció el sensacional y aterrorizante hallazgo de 20 toneladas de explosivos en los cuartos de una casa de huéspedes en la Colonia Roma, de la Ciudad de México. Colocado y detonado con inteligencia, ese volumen de explosivos, de serlos, bien podría haber arrasado la sede de los poderes federales. Grave asunto.

 

Pero… la subprocuradora de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, de la Procuraduría General de la República, Marisela Morales Ibáñez saltó al ruedo mediático para asegurar que lo de la Armada de México era puro cuento. Que lo encontrado era “sólo” glicerina (sustancia que se utiliza en la elaboración de cosméticos y jabones); ácido nítrico (cuyos nitratos se usan para fabricar fertilizantes) y parafina (materia empleada para la fabricación de velas). A lo que la Secretaría de Marina replicó que el descubrimiento se basó en información proporcionada por agentes de seguridad de los Estados Unidos y que el operativo (en el que se arrestó a cuatro personas, liberadas luego por la PGR) se hizo cumpliendo órdenes del “alto mando”.

 

De ese deplorable espectáculo, chusco si no tuviera disolventes implicaciones políticas, queda:

 

Primero, ¿quién autoriza a agentes de seguridad de los Estados Unidos para andar husmeando en el centro de la Ciudad de México? Segundo, ¿Tiene nombre el “alto mando” que ordenó dicho operativo? Tercero, ¿ahora se pretende combatir a las minorías ridículas haciendo el ridículo?

 

Esas preguntas bien pueden desecharse con dispensa de trámite, pero hay una cuarta que no puede ignorarse, so riesgo de que se incremente el grado de ingobernabilidad. Dada la zona de oscuridad constitucional en lo que toca a la suplencia en caso de ausencia del Presidente la República, aun si lo es por el simple afán viajero, ¿quién queda a cargo del poder de mando (la autoridad es otro valor-facultad que no viene al caso) en situación de conflicto?

Si uno, ilusoriamente, creyera que la ley responde a esa cuestión, uno creería, con base en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, que el segundo civil en jerarquía para atender el conflicto sería el secretario de Gobernación. Así, suponemos, debiera ser, si la ley no fuera letra muerta. Pero como lo es, la única sospecha remite a la discrecionalidad del jefe del Poder Ejecutivo federal.

 

El fascistoide Lozano

¿Presidente suplente?

 

Si esa discrecionalidad presidencial se volcó en favor del fascistoide secretario del Trabajo Javier Lozano Alarcón, ¿Por qué Calderón Hinojosa no la hizo o la hace explícita? De otra manera, si el pendenciero funcionario actúa por iniciativa propia, estaríamos ante un aberrante  fenómeno de usurpación sobre usurpación.

 

El sórdido y fétido caso de Cananea merecía (merece) un hilar fino para prevenir riesgos ciertos de una tragedia colectiva. No es misión política que se pueda confiar a un sujeto con tacto de artillero. Sin embargo, así ha sucedido. Y con Cananea, simultáneamente, la perversa e inhumana provocación en Pasta de Conchos, Coahuila, con los cadáveres de los mineros víctimas del homicidio industrial hace cuatro años. Y subyacente entre ambos polos, esos sí explosivos, la crisis de Luz y Fuerza del Centro-Sindicato Mexicano de Electricistas, al que el pleno de la Suprema Corte de Justicia ha dado palo. Son muchos fierros en la lumbre en manos de un incendiario enfermizamente compulsivo, portando la antorcha humeante de la voluntad totalitaria.

 

¿Por qué el tráfico de arma sí y

el contrabando de dólares no?

A sabor del discurso público ocasional, a falta de una auténtica diplomacia patriótica. se supone que, en las críticas circunstancias mundiales del momento, primadas por el cataclismo económico, la prioridad del gobierno de México son las sanas y productivas relaciones bilaterales con su par de los Estados Unidos. Pero el Presidente anda de PANbolero, sudando la camiseta verde, y ni por enterado de que en Campeche estaba programada la enésima Reunión Interparlamentaria México-Estados Unidos.

 

En ese ya rutinario y estéril foro anual, de suyo desestimado por El Capitolio, como era de esperarse, se ventiló el tema de la seguridad fronteriza que, dicho en buen cristiano, es el de la Seguridad Nacional del vecino imperio. El tema se planteó en sus dos vertientes básicas, relacionadas con la bárbara violencia en la franja divisoria: De aquí para allá, el tráfico de drogas. De allá para acá, el contrabando de armas y de dólares.

 

Calderón Hinojosa, frente a esa problemática criminal, como ocurrió en su reciente visita a Washington, ha apelado a la coartada del vasto y tolerado  mercado de consumo para tratar de justificar el narcotráfico. En la segunda vertiente, se ha esforzado por hacer una conveniente y precisa disección, para exigir freno al contrabando de armas desde los Estados Unidos. Pero, por las mismas rutas y sobre los lomos de las mismas mulas, fluyen clandestinamente de regreso unos 30 mil millones de dólares de rendimientos del tráfico de drogas, cada año.

 

Ese dato se conoce, tiempo ha, por el Departamento del Tesoro y comisiones especializadas del Congreso de los Estados Unidos, y por  el sistema bancario internacional. Querría decir que, en una década de presidencias ejercidas por el PAN, México habría recibido un volumen de excedentes de unos 300 mil millones de dólares, que son “esterilizados”; es decir, “lavados”, al través del Banco de México y la red de bancos extranjeros que operan en el país. ¿Por qué Calderón Hinojosa no ha exigido a Barack Obama parar ese contrabando, con la misma energía que exige parar el tráfico de armas? Hasta la pregunta es necia: Se hundiría, aún más, una raquítica economía prendida con los alfileres de la demagogia etílica.

 

 

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Otra víctima que sucumbe

bajo el calderonato: el PAN

México vive (¿vive?), pues, bajo subyugación y la fascinación del largometraje Moronga western. Una de sus víctimas protagónicas es el Partido Acción Nacional (PAN). El PAN está convertido en un cadáver. Lo hemos dicho y repetido muchas veces, pero en esta ocasión quien lo afirma es Rogelio Sada Zambrano, empresario de estirpe regia y compañero de combates del difunto Manuel de Jesús El Maquío Clouthier del Rincón en el ochenteno Ejército Democrático, que tuvo su cuartel general en Monterrey.

 

La Jornada (13-VI-2010) presenta una entrevista con aquel personaje con esta entrada, con crédito a Sanjuana Martínez: “Miembro de la saga de empresarios de una las familias más acaudaladas de México, Rogelio Sada Zambrano, político, pintor, ingeniero y filólogo, dice sentirse decepcionado del PAN, del presidente Felipe Calderón y de la democracia actual. ¿La razón? Haber luchado en favor de algo que sigue sin funcionar en el país: El sufragio efectivo”.

 

No se puede, por nuestra parte no necesitamos, decir más. Dicho el epitafio, sólo se requiere cantar los responsos.



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