PRI:
gobernabilidad
o 2012
CARLOS RAMÍREZ HERNÁNDEZ
Antes de tiempo, presionado por la pérdida de posiciones de poder a nivel regional, con un nuevo tropiezo económico en el corto plazo, tensionado internamente por las precandidaturas de Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones y con el control político de las dos cámaras, el PRI se enfrenta a su gran dilema: contribuir a la gobernabilidad de un país sometido a presiones de todo tipo o dedicarse solamente a preparar su elección presidencial del 2012.
No se trata de una decisión menor, sobre todo porque las decisiones de gobernabilidad tenderían a fortalecer al gobierno panista de la república. Los tres problemas fundamentales necesitan de la colaboración -o, como hasta hace poco, de colaboracionismo- del PRI: reformas sobre seguridad, reformas sobre el Estado y aprobación de un presupuesto para el crecimiento económico de corto plazo. Sin la participación del PRI en la reorganización de estos tres temas, la situación nacional descenderá algunos escalones más en el sótano de la crisis generalizada.
Los indicios que ha dejado ver el PRI no son los mejores: control de la mesa directiva, adelantos de decisiones fiscales a la baja que ayudarán a la población pero no reactivarán la economía, y enfriamiento en las relaciones institucionales con el presidente de la República.
El desafío no puede ser más severo: La economía necesita crecer a tasas de 4 por ciento anual para más o menor paliar la caída de 2009; la lucha contra el crimen organizado exige reformas integrales de tipo judicial y de organización de las fuerzas de seguridad y de nueva cuenta el país enfrenta a la enésima exigencia de una reforma electoral que resuelva los problemas detectados en las elecciones legislativas del 2009 y las de gobernador del 2010.
El tema político del quinto año de gobierno calderonista se perfila caliente: Decisión de mantener o terminar con las alianza s PAN-PRD en la elección de gobernador en Guerrero, Nayarit, Baja California Sur y Estado de México. Priistas, panistas y perredistas tiene bastante claro el hecho de que la definición de candidaturas y el saldo electoral de la votación mexiquense va a enviar algunas señales de la tendencia de las presidenciales del 2012.
El PAN y el PRD van a enfrentar en el corto plazo realineamientos internos fundamentales para las presidenciales, dejando ver la posibilidad de una alianza electoral PAN-PRD para aislar al PRI en las elecciones del Valle de México -Estado de México y DF, repartiéndose posiciones cada uno- y un acuerdo de gobernabilidad para las presidenciales.
De nueva cuenta, como en el 2000, los candidatos del PAN y del PRD tratarán de afianzar una alianza para un solo candidato pero con una agenda conjunta antipriísta. El mensaje contra las alianzas del gobernador Peña Nieto en su quinto informe pareció tener como contexto no sólo el Estado de México sino el Valle y sobre todo la presidencial. A pesar de la tendencia adelantada del PRI y sobre todo de Peña Nieto en las encuestas, los priistas saben que, después de la ventaja en las estatales y la derrota en tres p lazas, nada está escrito como resuelto.
Prácticamente dos años antes de las elecciones presidenciales, el PRI tendrá que decidir su corto plazo como determinante del mediano plazo.
|