{vozmestart}10,000 muertos
y ni se inmutan
RAMI SCHWART
Desde la Revolución Mexicana hace 100 años no se veía tal violencia en el país. Según el periódico Reforma, van 10 mil ejecutados en lo que va del 2010, más que en todo el sexenio de Vicente Fox y casi tantos como en 2008 y 2009 juntos. De seguir la tendencia, vamos a concluir el año con más de 12 mil ejecuciones ligadas al crimen organizado y eso no incluye miles de desaparecidos cuyos cuerpos no van a ser encontrados jamás. El 45 por ciento de los asesinatos registrados este año ha ocurrido en dos estados: Chihuahua, con dos mil 797 ejecutados, y Sinaloa, con mil 795. Le siguen Guerrero, con 786; Durango, con 700, y Tamaulipas, con 653 muertos al estilo del narco. Y muchas ciudades y estados están batiendo todos los records de violencia. Tal es el caso de Nuevo León, Tijuana y hasta el Distrito Federal que nunca habían visto tal violencia.
Sólo un estado tiene saldo blanco que es Yucatán y hasta estados que en años anteriores no tenían este problema hoy lo tienen. Tal es el caso de Tlaxcala, Baja California Sur, Campeche o Aguascalientes. Aunque las autoridades lo nieguen y digan que la violencia está focalizada, la realidad es que ésta ha llegado a todos los rincones del país.
Chihuahua, por ejemplo. Muchos operativos, se quitó a la policía, se metió al ejército, se hizo el plan Todos somos Juárez y ¿cuál es el resultado?. De 148 ejecuciones que hubo en el 2007 (un promedio de una cada dos días y medio), este año van dos mil 800, casi 10 diarias y este año seguramente el estado va a acabar con tres mil ejecuciones, igual que Medellín en sus peores épocas.
Nuevo León, otrora símbolo de progreso y tranquilidad lleva 524 ejecuciones, doble de las registradas en los tres años anteriores. En Tamaulipas la cifra del 201 0 es tres veces mayor que la de 2007, 08 y 09 sumadas. Y así sucesivamente. Sinaloa, que tradicionalmente ha sido un estado bañado de sangre, lleva casi mil 800 ejecuciones este año, más que los tres años previos sumados. Durango es la nueva estrella en el firmamento con 700 ejecuciones al igual que Guerrero, que con el hallazgo de la narcofosa ya rebasó los ochocientos. Y así sucesivamente. Sonora, Baja California Sur, Coahuila, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Edomex, Morelos, Puebla, Queretaro, Oaxaca, Chiapas y Quintana Roo todos estos estados batiendo records en materia de ejecuciones y otros como el DF, Veracruz, Hidalgo o Campeche podrían batir sus records en lo que resta del año.
El diario Reforma afirma que de los ejecutados 52 son militares, 637 son policías de las diversas corporaciones que hay en el País, 798 personas fueron previamente torturadas y cabezas han aparecido separadas de su torso. 674 incidentes han ido acompañados de narcomensajes de amenaza o reivindicación de algún grupo criminal. Y ha habido al menos 25 masacres de más de 10 ejecutados cada una, la más reciente, el hallazgo de lo que parecen ser los 20 michoacanos levantados en Acapulco hará cosa de un mes que fueron encontrados en una narcofosa en un cocotal cercano a Acapulco. La violencia ha alcanzado a cientos de niños y mujeres inocentes. En lo que va del año casi 700 mujeres han perdido la vida a manos de la violencia desbocada que vive nuestro país. Y son ya también cientos de muertos de aquellos que el gobierno llama “daños colaterales” que van desde chamacos en fiestas hasta pacientes en centros de rehabilitación, desde ejecutados en retenes militares hasta muertos por balas perdidas.
Pero lo peor del caso no son los más de 10 mil muertos que llevamos este año sino tres cosas mucho peores: La primera, que hemos perdido la capacidad de asombro. Hoy ni las peores matanzas nos conmueven, ni las peores tragedias nos impresionan; ni siquiera 10 mil muertos son capaces de conmovernos como sociedad ni de conmover a los políticos, comenzando con el Presidente Calderón. Lo segundo es que no ha caído un solo culpable, no parece haber un solo caso resuelto de los 10 mil que han muerto. Seguro muchos han pagado sus fechorías con su propia vida, pero no a manos de las autoridades encargadas de investigar sino de los mismos narcos. Pero lo peor es que no se ve luz al final del túnel, no hay visos que esto esté mejorando, al contrario. Y no sólo en los hechos; tampoco en el discurso parece haber un reconocimiento del tamaño de la crisis, por el contrario, desde el secretario de Economía hasta el de Turismo; desde el Presidente hasta el director el Banco de México, todos mantienen el discurso del avestruz, de aquí no pasa nada, del “business as usual” como dicen los americanos y sólo cuando un personaje como Hillary Clinton critica la estrategia o nos compara con Colombia. Eso sí les duele, mucho más que los muertos, los desaparecidos, los torturados, decapitados o los daños colaterales, que no parecen ni inmutar ni elevar el nivel de conciencia de nuestras autoridades. Ni la segunda revolución mexicana parece despertar la conciencia de quienes nos gobiernan. {vozmeend}
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