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Ciudad Juárez
maldecida por la
perversión feminicida
ROGELIO GÓMEZ MEJÍA
“Cuando más bondadosamente tratamos a quien nos odia, más armas le damos para que nos traicionen…”
Comeille
Da tristeza saber que cuando la miseria humana se ensaña en un círculo social azotado por las bajas pasiones, la ambición incontrolable, la perversión infamante, la injusticia y la indolencia; todavía haya quien remate la nobleza de los sentimentales incrédulos de que todo se haya deshumanizado con el látigo de despectivo escepticismo que revela su inconsciencia, como lo hizo el diputado juarense priísta, Enrique Serrano Escobar ante el fervor religioso demostrado por ciudadanos de aquel infortunado lugar, quienes prendieron veladoras y manifestaron mensajes de protesta contra el gobierno chihuahuense, indignados por el vil asesinato de Marisela Escobedo Ortiz y la haraganería de sus autoridades para combatir el crimen y la descomposición social.
Serrano Escobar no tuvo empacho en expresar su desacuerdo de esa acción ciudadana y vomitó desvergonzadamente que en lugar de encender veladoras frente al palacio de gobierno donde ejecutaron impunemente a Marisela Escobedo Ortiz, fueran a la catedral y se pusieran a rezar, olvidando incluso que un día después de la bestial acometida, los impunes asesinos incendiaron la maderería de su pareja Jorge Monje Marroquín y secuestraron a su hermano Arturo al que mataron sin compasión, a sabiendas también que Marisela protestaba por el plagio y muerte de su hija Rubí, sin que el gobierno de José Reyes Baeza Terrazas haya hecho algo, y menos ha hecho César Duarte Jáquez al que Serrano Escobar le hizo un flaco favor con su pretendida “defensa”, cuando éste ha mostrado total incompetencia para rescatar la tranquilidad de los chihuahuenses.
Por si fuera poco, y apenas unos días después de los fatales sucesos que ensombrecieron nuevamente el horizonte de la sufrida sociedad de Ciudad Juárez, unas bestias sin entrañas segaron la vida de la liberada poetisa Susana Chávez, orgullosamente gay, quien en su excitada vida volcaba sus escondidos sentimientos en acercarse sin temor a malvivientes y adictos en franciscana obsesión por entender su desgracia, que su colega Luis Alberto Valdez interpretó como una mujer que; “tras vivirlo todo, aprendió a no tenerle miedo a nada” y en su osadía, perdió la existencia inconsciente quizá del terrible grado de descomposición social de una sociedad penetrada por el terrible cáncer de la abyección humana, a la que ha llevado a un gran sector de su población, la injusta repartición de la riqueza, la infame explotación empresarial, la pobreza lacerante, la indolencia gubernamental, el desamparo legal y los abusos, atropellos, depredaciones, impunidad y corrupción de las corporaciones policíacas, jueces y ministros que la han convertido en una ciudad de excepción casi sin esperanzas de redención… ¡Sólo los buenos, que son más, podrán rescatarla!
Bala perdida
Muchos quisieran, casi estoy seguro, que esa admirable tenacidad de la PGR, de la Policía Federal del pretendidamente infalible Genaro García Luna y de los jueces federales para perseguir y encarcelar al ex diputado michoacano, Julio César Godoy Toscano, para su mayor desgracia medio hermano del gobernador de la resabiada entidad, demostraran igual celo para pacificar, enjuiciar y encarcelar a tantos violadores de todas las leyes en localidades de atroz existencia como la arruinada Ciudad Juárez, digo.
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