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Edición 251

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PAPELES AL VIENTO

Democracia y libertad, retrata Mister Blake

Excremento y monstruosidades,

diagnosticó Manuel Gómez Morín

 

En política, lo que parece es.

Axioma

 

 

 

A mediados de enero pasado, el Instituto de Antropología e Historia emitió un comunicado en el que dio a conocer el hallazgo, en Tamtoc, San Luis Potosí (cultura Huasteca), de cinco entierros de al menos siete personajes de alto rango social, presuntamente correspondientes al periodo de entre 900 y 1521 de nuestra era. Sus estudios servirán para conocer las costumbres funerarias de esa época. En el año 3000, ¿cuántas narcofosas o migrafosas serán descubiertas en nuestro país para documentar las costumbres funerarias en la cultura mexicana de principios del tercer milenio?

 

 

abraham

 

Lodos de aquellos polvos

 

Sobre rieles ya la feroz pugna por la presidencia de México, vale un ejercicio de memoria. Pensar que el proceso sucesorio de 2012 será diferente al de 2006, es como creer a Mister Blake cuando dibuja el marco de democracia y libertad “que hoy existe en México”.

 

Estaba por arrancar el periodo preparatorio de las elecciones generales de 2006, a cargo del Instituto Federal Electoral (IFE), cuando la “clase” “política” quedó estupefacta al hacerse pública la renuncia, por razones “estrictamente personales”, del magistrado presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife), tercero en ese encargo, Eloy Fuentes Cerda. Con un voto (de siete) de diferencia (cuatro contra tres), sus homólogos nombraron en la presidencia a Leonel Castillo González. Fuentes Cerda, sin embargo, mantuvo su condición de magistrado.

 

Acotación pertinente: El Trife, cuya cúpula decisoria opera como “Sala Superior”, tiene la facultad constitucional, definitiva e inapelable, de calificar las elecciones presidenciales y de hacer la declaratoria de Presidente electo. Siete magníficos, pues, son los únicos que, en la democracia a “la mexicana”, tienen el derecho jurisdiccional de decidir quién gobernará a los mexicanos, con independencia de los atributos éticos de esos jueces y de cuántos electores hayan emitido el voto en los comicios correspondientes, asunto cuantitativo que el IFE se encarga de decantar, no siempre a satisfacción de los votantes.

 

Pues bien: Una de las versiones más citada, sobre los motivos reales de la renuncia del magistrado presidente del máximo tribunal electoral, fue en el sentido de que existía un proceso abierto de compulsa por malos manejos en la administración de ese organismo. Moneda corriente, cuando de burocracia con manos sobre los recursos públicos se trata.

 

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Vicente Fox

 

Cuando los amigochos no llegan

 

Para efecto de unas elecciones generales constitucionales a fin de formar los poderes públicos -en las que el menú tiene como platillo fuerte la elección de Presidente de la República-, importa más la versión dominante sobre la dimisión de Fuentes Cerda: Según esa versión, el magistrado presidente había caído en inusual conflicto con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que estaba por sentenciar un recurso de queja de magistrados regionales, cuya toma de posesión había sido diferida por Fuente Cerda, con la excusa de que, si esos magistrados sólo trabajan en años electorales, no había prisa para hacerlos entrar en funciones. La hipótesis de ese momento se inclinaba por el supuesto de que la Corte fallaría a favor de los magistrados quejosos.

 

Esa especie se reforzó con una imputación a Fuentes Cerda -en cuya gestión habían sido cesados 156 empleados del Tribunal: El magistrado presidente estaba molesto porque en la nómina de magistrados de las salas regionales aparecía una mayoría de leales al anterior presidente del Trife, José Fernando Ojesto Martínez Porcayo, “y nadie cercano a Fuentes Cerda”.

 

Estamos hablando de la institución electoral que tiene en sus manos la atribución definitiva e inapelable de, literalmente, nombrar al Presidente de México; lo que es decir, que tiene en sus manos la suerte de los mexicanos durante los siguientes seis años que siguen a esa decisión. Seis años, entonces, de la historia de México, que no son pocos ni poco trascendentes. ¿Se vale que la mezquindad burocrática cargue de sombras un proceso constitucional, cuando éste apenas está por acometerse?

 

Recordar, nomás, que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación fue el responsable de dictaminar la elección de Vicente Fox Quesada (éste, como candidato presidencial, había acusado de marranadas a los magistrados que le negaron insertar su retrato en las boletas electorales). Fox, repasemos, fue abanderado por la Alianza para el Cambio, pactada por el Partido Acción Nacional con el impresentable Partido Verde Ecologista de México y en la recta final recibió el apoyo del insospechable Partido “Auténtico” de la Revolución Mexicana.

 

A toro pasado -como conviene a las cuestiones “de Estado”-, el Trife encontró inequidad electoral en las elecciones de 2000, al bucear tres años después en el financiamiento privado de la campaña a cuenta de los Amigos de Fox, capítulo que, después de la tolvanera coyuntural, ha quedado tácitamente como cosa juzgada luego de las multas impuestas por el IFE al PAN y su aliado el PVEM. Acerca del Pemexgate, pregúntesele al to-da-vía secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps, benefactor por encargo de la candidatura priista de Francisco Labastida Ochoa.

 

Leonel Castillo abajofirmante

 

Retomando el hilo conductor del tema: Se va de la presidencia del Trife Fuentes Cerda y lo releva el magistrado Leonel Castillo González. Con este carácter, en septiembre de 2006 este último defiende y suscribe el dictamen que da el triunfo de Felipe Calderón Hinojosa, a quien, después de descontar en el cómputo final 298 mil 204 votos para candidatos no registrados y anular 900 mil 873 votos (casi un millón 200 mil votos en total), se le asigna una diferencia de 0.56 por ciento de la votación válida, para declararlo presidente.

 

3 de marzo de 2009, Morelia, Michoacán: El ex magistrado presidente del Trife, Castillo González declara: En México, la desconfianza en los procesos electorales, no es gratuita. Tiene que ver con una experiencia histórica (la de 2006) que no siempre existió.

 

 TEMA ABRAHAM

 

En declaraciones periodísticas, Castillo González habla del conflicto entre el IFE y las empresas televisoras, latente casi tres años después del proceso electoral de 2006, debido al uso abusivo de la concesión en el tratamiento faccioso de las campañas presidenciales de ese año. Se refiere -sin ponerlo en palabras explícitas- a una falsa dicotomía: Equidad electoral-Libertad de Expresión, esgrimida ésta por los propietarios del duopolio televisivo. Habla también de la propaganda negra y la mala fe que primaron esas campañas. Obviamente -como se argumentó en el dictamen para la declaración de Presidente electo-Castillo González se remite a las insuficiencias y deficiencias del Código Federal de Procedimientos y Procesos Electorales (Cofipe) para sancionar esas desviaciones.

 

Si la ley no basta, peor para la ley

 

“La ley por si sola”, pretende razonar Castillo González, “nunca en la historia ha sido suficiente. La realidad rebasa siempre la norma. Por eso está la facultad de los tribunales para interpretarla. Nunca es deseable”, especula, “una elección con resultados cerrados, porque genera enconos y sospechas”. (Las sospechas sobre el fraude electoral de 2006, acotamos nosotros, fue compartida en los meses posteriores, por casi un tercio de la población.)

 

Afirman los clásicos que “el que hace la ley, hace la trampa”. “In-ter-pre-tar” la ley, sostiene Castillo González, como facultad de los tribunales. ¿De qué tamaño es esa discrecionalidad? ¿Quién la mide? Veamos: El histórico dictamen que reconoce como válidas aquellas elecciones del 2 de julio de 2006 dice, por ejemplo: “Esta sala superior no pasa por alto que las declaraciones analizadas del presidente de la República, Vicente Fox, se constituyeron en un riesgo para la validez de la elección que, de no haberse debilitado su posible influencia con los diversos actos y circunstancias concurrentes, podrían haber representado un elemento mayor por considerarlas determinantes para el resultado final de no haber concurrido otras irregularidades de importancia que quedaron consideradas”.

 

En ese monumento a la ambigüedad retórica, la unanimista Sala dictaminadora de los siete magníficos asegura que en el proceso concurrieron otras irregularidades de importancia que, si bien “consideradas”, tampoco animaron siquiera a un voto particular que al menos tuvieran efectos reparadores ulteriores. Respecto de Fox, los magistrados intérpretes de la ley reconocen el potencial riesgo de “las declaraciones” de Fox. ¿Y de sus actos qué? La gestión del desafuero como jefe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, para impedirle aparecer como candidato en 2006, ¿no fue un acto sustantivo de los jefes de los poderes Ejecutivo y Judicial; en éste caso el presidente de la Corte Mariano Azuela Guitrón? A mayor abundamiento, Fox, ya dejado el cargo, alardeó de su venganza contra López Obrador y blasonó de sus dos sucesivos triunfos en campañas presidenciales: La propia en 2000 y la de Calderón Hinojosa en 2006; confesión ésta que reafirmó públicamente hace algunas semanas.

 

Transgresores pero inocentes

 

Otra perla magistral de los magistrados intérpretes: Crónicas de aquellos días informan que en el dictamen “se tuvo por acreditada la transgresión de la legislación electoral en que incurrió el Consejo Coordinador Empresarial y la confirmación de la propaganda negativa del Partido Acción Nacional… (La Jornada). “Propaganda negativa” del PAN, le llama suavemente el dictamen. Se trata de la propaganda negra a la que se refiere el ex magistrado presidente del Trife en la entrevista comentada.

 

En cambio, para los inefables magistrados, la coalición por el Bien de Todos no pudo probar sus denuncias de hechos ni pudo comprobar “el impacto electoral que tuvieron”. Y más: otro “factor justificante” que pudo incidir en la baja de las preferencias del candidato (de la coalición), fue su propio comportamiento. “Otra posible conducta (de López Obrador, aparte de no haberse presentado a debate entre candidatos), también del dominio público, consiste en que el candidato de referencia se expresó irrespetuosamente en contra de las instituciones o las personas que desempeñan cargos públicos, particularmente en contra de las de extracción partidaria de su principal opositor”. (¡sic! sorprendido por la claridad sintáctica de los redactores del dictamen). Por esos renglones trascritos, sabemos que el octavo dictaminador de la Sala Superior fue el famoso y confiable dominio público.

 

Aquél de las víboras prietas

 

En última lectura, qué veleidosos y de tan castos oídos resultaron los magistrados del Trife. Expresiones irrespetuosas, le imputaron a López Obrador. ¡Cállate, chachalaca!, es la ocurrencia más estridente del tabasqueño contra el jefe del Ejecutivo. En la elección anterior, Vicente Fox acusó a los propios magistrados de marranos, a los funcionarios de Los Pinos identificó como víboras prietas, tepocatas, etcétera, y de su principal opositor (Francisco Labastida Ochoa) se burlaba motejándolo de chaparro, mandilón, lavestida, etcétera. A López Obrador le imputaron la transgresión del Manual de Carreño.

 

En la fecha que citamos, Castillo González participó en las Primeras Jornadas Académicas con Michoacanos en la Judicatura Federal, organizadas por el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán. Asistió con el carácter de magistrado del IV Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito en el Distrito Federal. Como se ve, recompensas burocráticas no faltan a quienes ponen su empeño al servicio de la patria.

 

El 0.56, la famosa ecuación

 

A fin de cuentas, los magistrados intérpretes le dieron a Calderón Hinojosa el rango de Presidente designado, con el ya histórico 0.56 por ciento. Éste, en los últimos aquelarres del PAN, ha querido “cargarle las pilas” a sus correligionarios al arengarlos para el zafarrancho de 2012, poniéndose él mismo como modelo de combatiente, pues, les dice, contra todo pronóstico pudo remontar las encuestas que no le favorecían y se alzó finalmente con el triunfo.

 

Vana euforia trasnochada, la del michoacano. Las encuestas, empezando por la agencia de Jesús Reyes-Heroles González Garza (al que nombraría director de Pemex), GEA-ISA, el 4 de mayo de 2006 le daba 41 por ciento, contra 25 de Roberto Madrazo y 31 de López Obrador (16 y 10 puntos porcentuales de diferencia), si bien el 18 de junio le daba 38 por ciento, contra 23 de Madrazo y 36 de López Obrador. El 3 de mayo, Mitofsky-Televisa le daba 35 por ciento, contra 27 de Madrazo y 34 de López Obrador. En la misma fecha, Reforma le daba 40 por ciento, contra 22 de Madrazo y 33 de López Obrador, aunque para el 22 de junio daba un empate a 34 por ciento entre él y López Obrador. En fin, el resultado sancionado por el IFE-Trife, algoritmo aparte, dio verosimilitud a la sospecha de fraude contra el redentorista tropical. ¿De donde saca Calderón Hinojosa el mito de su imbatibilidad?

 

Escatología y teratología

 

En este espacio, hemos citado con frecuencia un texto de Manuel Gómez Morín, fundador del PAN, escrito el 2 de octubre de 1927 desde Londres. Las líneas que hoy nos interesa recordar son las siguientes: “China y México son sitios remotos, fuera de la comunidad de iguales (…) Pueblos extraños material y espiritualmente, de donde salen de vez en cuando notas de color; pero de donde llegan, sobre todo, espantosas noticias de una pobre humanidad ensangrentada y viendo en el lodo. Países donde no hay política, sino escatología o teratología. No el noble entendimiento o pugna de hombres por afanes humanos, sin enfangamiento de corrupción, de ignorancia y de pasiones, o manifestación de monstruosos y disformes fenómenos colectivos”.

 

Hemos acotado anteriormente, que escatología (del griego skor, eskatos, excremento y logos, tratado) significa tratado de los excrementos o (skatos, último) doctrina referente a la vida de ultratumba. Hoy agregamos que teratología (del griego tera, teratos, monstruo, y logos, tratado) es parte de la historia natural que estudia las anomalías y las monstruosidades del organismo. Esos dos abominables e impactante términos, los empleó el fundador del PAN para expresar su repugnancia por la situación de México en 1927. Sin embargo, tres cuartos de siglo después, en una década de PAN-Gobierno, el estado de barbarie que vive nuestro país deja como espectáculo infantil la Matanza de Hutizilac (Morelos), en la que el candidato presidencial Francisco Serrano y generales acompañantes fueron torturados y masacrados por Claudio Fox.

 

Enfangamiento de corrupción, de ignorancia y de pasiones, escribió Gómez Morín. Son los cuadrantes de la carta de navegación que ha escogido el PAN hecho gobierno, como el camino correcto. Vicente Fox afirmaba que el suyo era el primer gobierno democrático de la historia de México. Mister Blake, transformado en tragabalas, asegura que México vive hoy en una Arcadia de democracia y libertad. La democracia, subrayó, llegó para quedarse. Será por eso que México es centro de la envidia de las naciones que se dicen civilizadas.

 

En el nombre de Dios

 

Ahí está, el pacifista Calderón Hinojosa (el del 0.56 por ciento), que nunca ha empleado el concepto guerra para describir la hazaña de liberación de los mexicanos del yugo del narco, en una “lucha” que él orgullosamente comanda. Ahí están, capitaneados por el jefe de gabinete Mister Blake, los secretarios encargados de despacho, sobre todo el fascista Javier Lozano Alarcón, en conciliador diálogo con los dirigentes de los partidos de oposición y los líderes del movimiento social. Ahí están, los del Instituto Nacional de Migración, imitando a San Francisco de Asís, tendiendo su amoroso manto a los migrantes. Ahí está, la socia Elba Esther Gordillo Morales, educando para la paz a los niños mexicanos con cartillas para reclutarle familias a su partido, el de la Nueva Alianza. Ahí está, la samaritana Daniela Romo, en el Canal de las Estrellas, diciendo: “Yo no soy una asesina; sólo hago justicia en el nombre de Dios”. ¿Qué más se puede pedir?

 

Lo único que se podría pedir, es que sea verdad tanta belleza. Pero los milagros no existen, por más que vaya a ser beatifiado Juan Pablo II, el que decía amorosa y cristeramente: México, siempre fiel. Vale más que los mexicanos se vayan confesando porque es posible que Dios se encuentre muy ocupado en 2012, como para venir en auxilio de esta Patria nuestra, la de la escatología y la teratología gomezmorinianas, a las que no son inmunes los consejeros del Instituto Federal Electoral (esta placenta surtidora de secretarios a las administraciones del PAN) y los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, tan preocupados, los primeros, porque los narcos no contaminen la próxima sucesión presidencial. Como si hicieran falta más contaminantes que los que medran en la partidocracia que hicieron posible la privatización del bienestar, para extinguirlo, y la socialización del caos.

 

 

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