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PIB 2010: no alcanza
Cordero, ¡magazo!
Calderón: 0.9% anual
La buena es que oficialmente el producto interno bruto (PIB) creció 5.5 por ciento durante 2010. La mala, que ese aumento no alcanzó para cubrir el desplome de 2009. La peor, que entre 2009 y 2010 la economía nacional reporta una caída de medio punto porcentual como tasa anual promedio. Y la pésima, que en sus cuatro años de estancia en Los Pinos el gran logro de Felipe Calderón en esta materia ha sido un “avance” promedio anual de 0.9 por ciento, el más reducido para un periodo igual desde tiempos de Miguel de la Madrid.
El resultado de 2010 quedó por arriba de las expectativas, pero muy por debajo de las necesidades del país. Sin embargo, el gobierno calderonista no se arredra, y a capa y espada defiende su insulsa teoría de la “percepción” de los mexicanos, la cual, según dice, “no corresponde a la realidad nacional”, cuando a todas luces el que está abrumadoramente rebasado por ésta es el propio inquilino de Los Pinos y su gabinetazo. Con una miserable tasa anual promedio de 0.9 por ciento, y, obvio es, con el creciente costo social que ello implica, ¿quién que no sufra cotidianamente las consecuencias de la devastadora política económica impuesta en el país puede sostener aquello de las “percepciones”?
¿Quién es el guapo? Ninguno con dos dedos de frente. Pero para eso está el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, quien ayer aseguró que “la recuperación en la economía mexicana ya llegó a los bolsillos de las familias, aunque siempre la percepción de los mexicanos es peor y somos más exigentes de lo que las cifras muestran”. Más famoso por sus frases de ocasión que por sus resultados como parte del gabinetazo, este personaje ni por asomo voltea hacia atrás, y sostiene que el crecimiento del PIB de 5.5 por ciento en 2010 “es el más alto” de la última década (perdida); es decir, la del PAN en Los Pinos, periodo en el que la tasa anual promedio de “crecimiento” fue de 1.7 por ciento, de acuerdo con las cifras oficiales, que no hacen caso de las “percepciones” (olvidó mencionar que el desplome de 2009 fue el peor en 80 años).
¿Por qué “la recuperación en la economía mexicana ya llegó a los bolsillos de las familias”? Es simple, según Cordero: “hay familias mexicanas que con ingresos de 6 mil pesos al mes tienen crédito para una vivienda, tienen crédito para un coche, se dan tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas” (EL UNIVERSAL). Todo con 6 mil pesos al mes, y todavía les sobra para alimentación, salud, vestido, entretenimiento y, ya picados, uno que otro viaje al extranjero.¡Magazo! (por cierto, 65 por ciento de la población ocupada obtiene menos de esa cantidad, de acuerdo con el Inegi, y un número creciente de mexicanos sobrevive con 20 pesos por día, e incluso con menos; en el otro extremo, una persona, Carlos Slim, concentra algo así como el 5 por ciento del PIB para él solito).
Mientras la nueva clase media mexicana (versión Ernesto Cordero) se prepara para ingresar al paraíso con sus 6 mil pesotes de ingreso y el titular de Hacienda sigue con sus sexy sueños (por ejemplo, en julio de 2009 reconoció que en el país “hay más pobres” -6 millones adicionales-, pero los programas –sociales- van bien”, o aquel de “brincarse” una comida para atemperar el impacto de la crisis), vale revisar cuál fue el resultado económico (para un periodo igual, es decir, cuatro años) de los gobiernos anteriores y compararlos con el que hoy celebra el inquilino de Los Pinos y su amigo en la SHCP (esto es, una tasa anual promedio de 0.9 por ciento en ese lapso).
De entrada, las cifras oficiales documentan que la situación ha ido de mal en peor (y no se trata de “percepciones”), escaleras para abajo: en su primer cuatrienio en la residencia oficial, José López Portillo registró una tasa anual promedio de crecimiento de 7.82 por ciento (“la mejor en 30 años”, tendría que celebrar Ernesto Cordero); en los correspondientes a Miguel de la Madrid tal indicador se desplomó a 0.24; con Carlos Salinas fue de 4.26 por ciento anual; con Ernesto Zedillo bajó a 2.65 por ciento y con Vicente Fox a 1.53 por ciento. Ya para que el calderonato reporte un balance peor que el de las ideas cortas y la lengua larga es que la cosa está que arde. Entonces, ¿en serio “la percepción de los mexicanos siempre es peor y somos más exigentes de lo que las cifras muestran”?
Mientras alguien se lo explica a Cordero con peras y manzanas, el Inegi reportó que la economía del país, medida a través del PIB) registró un crecimiento anual de 5.5 por ciento durante 2010. Lo anterior, “producto del crecimiento en los tres grandes grupos de actividades que lo integran; el de las actividades secundarias mostró un alza de 6.1 por ciento; el de las primarias, de 5.7, y el de las terciarias, de 5 por ciento con respecto a 2009. Con cifras desestacionalizadas, el PIB creció 1.26 por ciento durante el cuarto trimestre de 2010 respecto al trimestre previo y en su comparación anual aumentó 4.6 por ciento frente a igual trimestre de 2009”.
Lo que no explicó el instituto es que sólo las actividades primarias (agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza) reportaron un crecimiento lo suficientemente holgado como para dejar atrás la pérdida de 2009 (5.7 por ciento positivo en 2010, contra 2 por ciento negativo en 2009). Las secundarias (minería; electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final; construcción, e industrias manufactureras) y las terciarias (comercio y servicios) quedaron lejos de tapar el cráter de la crisis, de tal suerte que, si bien se registra mejoría, no se recuperan los niveles previos a la crisis, y no se trata de “percepciones”.
Las rebanadas del pastel
Va otra de “percepciones”: a) “no se tolerará ningún tipo de abuso u oportunismo en contra de los consumidores de tortilla, ni se permitirá que se incremente el precio de este alimento básico, puesto que no se justifica” (Bruno Ferrari, sacrosanto secretario de Economía, diciembre de 2010); b) “el kilogramo de tortilla subió hasta 2 pesos en una semana; se vende a 10 pesos o más; hay un problema muy grave de especulación y de negación de materia prima, dicen industriales; priva la especulación; el máximo de 12 pesos se impuso en la mayoría de las 23 ciudades que monitorea la Profeco”. ¿Cuál de estas “percepciones” es la equivocada?
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