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La Naturaleza Vs. el Hombre
Japón:
Nuevamente Bajo los Horrores de la Destrucción y la Muerte
Jacques Bombardier
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Desde el atardecer de un viernes negro, varias ciudades y provincias de Japón viven en la zozobra, la desesperación y el dolor por catástrofes naturales que trajeron consigo otros peligros y muchísimas pérdidas materiales y humanas.
Inesperadamente, la actividad del industrioso pueblo nipón se vio violentada hace unos días a causa de un ataque de la naturaleza, la que, una vez más, ha demostrado la fragilidad del ser humano y su mundo: “Un tsunami con olas de hasta diez metros barrió el litoral noreste de ese país (penetrando hasta cinco kilómetros al interior y que ya se ha extendido hacía las costas de Rusia, Taiwán, Indonesia, Nueva Guinea y Hawai), luego de un temblor de magnitud 8.9 en la escala de Richter, que tuvo su epicentro a 130 kilómetros de la península de Ojika y a una profundidad de diez kilómetros, el más fuerte en 140 años”, rezaban los encabezados de la mayoría de los medios informativos locales e internacionales. Hasta ahora, se han contabilizado más de 1,800 muertos y desaparecidos, casi 300 mil evacuados, además de los miles y miles de lesionados, cortes en los suministros de energía eléctrica y abasto de agua potable además de unos cien incendios; a las catástrofes naturales se ha agregado una emergencia nuclear por problemas en las centrales de Onagawa y Fukushima-Daichii, siendo en esta última en la que el peligro por sobrecalentamiento sigue latente (según la agencia noticiosa Kyodio, los expertos nucleares han detectado un nivel de radiación mil veces superior al normal), lo que significa una puerta abierta a otro infierno por estallar.
Entre el caos, el miedo y el impacto múltiple que sufre el pueblo japonés, en especial las golpeadas prefecturas o provincias de Miyagui, Iwate y Fukushima, sólo el espíritu de supervivencia nipón y la ayuda solidaria internacional están haciendo manifiestas y sacando adelante a un país conformado de islas que de manera constante vive bajo la zozobra de los embates de la naturaleza desencadenada. Hasta el cierra de esta edición, el primer ministro nipón, Naoto Kan, ha recibido respuestas muy positivas a su llamado por parte de la Unión Europea y de los Estados Unidos, para las tareas de rescate y de reconstrucción, además de que ya están en camino algunos apoyos materiales y económicos de la ayuda humanitaria producto de la solidaridad mundial.
De Última Hora
Hasta antes del envío de la presente nota para el cierre de edición, mientras las pérdidas humanas y materiales siguen incrementándose, las calles de la capital japonesa, Tokio, permanecen desoladas, la vida parece haberse detenido y la actividad comercial nula con los grandes centros comerciales con las puertas cerradas, especialmente en el distrito comercial de Chiyoda, el más importante y céntrico de esta ciudad. Por el contrario, en las últimas horas se han normalizado las operaciones aéreas en los aeropuertos de Narita y Haneda, ambos situados en la periferia de Tokio; debido al factor miedo, hay también una ostensible reducción de las labores educativas, de oficinas y del transporte público; las autoridades locales por su parte, decidieron abrir las puertas de los jardines del Palacio Imperial, la Universidad de Temple y del Parque Kitanomaru, para que los ciudadanos que no tuviesen acceso al transporte pudiesen pasar la noche.
En cuanto a la fuga nuclear presentada en la Central Fukushima 1, que ha sido de nivel 4, de 7 en la Escala Internacional de Eventos Nucleares (INES, por siglas en inglés), nivel que corresponde a los accidentes sin riesgo fuera del emplazamiento de la central y con consecuencias exclusivamente locales, según los documentos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica.
Por su parte, los servicios geológicos estadounidenses han reportado alrededor de 240 réplicas del terremoto del viernes 11 de marzo, 27 de las cuales han superado los 6.0 grados Richter de magnitud. La réplica más reciente se registró a las 03:19 horas locales del domingo 13 (17:19 GMT del sábado 12), en aguas del Pacífico frente a las costas orientales de la isla de Honshu.
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